Liturgia tradicional: el temor a una nueva manipulación

La reciente cobertura mediática internacional de la misa tradicional en latín celebrada en la Basílica de San Pedro ha vuelto a mostrar que la liturgia tridentina goza de buena salud y continúa siendo un punto de referencia espiritual para numerosos fieles.

Durante el turbulento pontificado del Papa Francisco se produjo una gestión polémica del tema, marcada por tensiones y lecturas interesadas. Hoy sabemos, gracias a La liturgia non è uno spettacolo (Fede & Cultura, 2025), de Nicola Bux y Saverio Gaeta, que las respuestas de los obispos al cuestionario enviado en 2020 sobre Summorum Pontificum fueron, en gran parte, favorables a mantener la situación establecida por Benedicto XVI. La mayoría de los obispos no deseaba un retorno al conflicto. Algunas de las justificaciones que acompañaron a Traditionis custodes habrían sido, según el libro, construidas ex post. El propio arzobispo de Milán señaló en su respuesta que “cualquier intervención explícita podría causar más daños que beneficios”.

Con el nuevo pontificado, el clima parece más propicio al diálogo. Sin embargo, también se percibe el riesgo de otro proceso de “gestión” de la liturgia tradicional, esta vez orientado a rebajar su perfil más que a restringirla abiertamente. En su reciente libro de entrevistas (Ciudadano del mundo, misionero del siglo XXI, Penguin, Perú, 2025), el Papa afirma: «Todavía no he tenido la oportunidad de sentarme con un grupo de personas que defienden el rito tridentino». La pregunta surge de inmediato: ¿a través de quién conocerá ese mundo?

Aquí aparece el nombre de Nicolas Diat, figura singular y difícil de encasillar. En sus inicios, cercano a círculos progresistas franceses vinculados a Pierre Bergé, pasó después a ambientes políticos de la derecha republicana y colaboró con asesores de alto nivel durante la era Sarkozy. Más tarde, Diat se consolidó en el mundo editorial como estrecho colaborador del cardenal Robert Sarah y autor de varios libros exitosos sobre vida monástica y testimonios eclesiales.

Su trayectoria, sin embargo, genera interrogantes. ¿Es Diat un converso genuino al mundo tradicional o un operador hábil que se mueve entre corrientes diversas? Y, sobre todo, ¿está realmente en posición de presentarse como mediador entre el Papa y los fieles tradicionalistas? Sus conexiones en la Secretaría de Estado podrían facilitarle ese papel, pero otra cosa es que represente a quienes desean vivir su fe al ritmo del usus antiquior.

Ante esto, una propuesta sencilla parece más sensata: si el Papa desea conocer a fieles verdaderamente representativos del mundo ligado a la liturgia tradicional, bastaría con recibir, por ejemplo, a algunos miembros de la Federación Internacional Una Voce o a los organizadores de las grandes peregrinaciones donde esta sensibilidad se expresa de forma viva y orgánica. Por ejemplo, los responsables de las peregrinaciones de Chartres, de Covadonga en España o de Luján en Argentina.

Sería difícil encontrar voces más auténticas para explicar las razones profundas de este apego: la misa tradicional no es una bandera ideológica, sino un espacio de oración, identidad y continuidad espiritual. Si el diálogo quiere ser real, debería comenzar por quienes viven la liturgia, no por quienes la interpretan desde despachos o editoriales.

9 comentarios en “Liturgia tradicional: el temor a una nueva manipulación

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  2. Avatar de Frater Abelardus Frater Abelardus

    «Finalmente, quisiera mencionar un aspecto esencial de la misión de una catedral: la liturgia. Es la «cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y […] la fuente de donde mana toda su fuerza» (Const. dogm. Sacrosanctum concilium, 10). En ella encontramos todos los temas que hemos mencionado: estamos edificados como templo de Dios, como su morada en el Espíritu, y recibimos fuerza para predicar a Cristo en el mundo (cf. ibíd., 2). El cuidado de la liturgia, en el lugar de la Sede de Pedro, debe ser por tanto, en modo tal que pueda proponerse como ejemplo para todo el pueblo de Dios, respetando las normas, prestando atención a las diferentes sensibilidades de quienes participan, según el principio de una sabia inculturación (cf. ibíd., 37-38) y al mismo tiempo en la fidelidad a ese estilo de solemne sobriedad típico de la tradición romana, que tanto bien puede hacer a las almas de quienes participan activamente (cf. ibíd., 14). Debe prestarse suma atención para que aquí la sencilla belleza de los ritos pueda expresar el valor del culto para el crecimiento armonioso de todo el Cuerpo del Señor. San Agustín decía que la “belleza no es otra cosa que amor, y el amor es vida” (cf. Sermón 365, 1). La liturgia es un ámbito en el que esta verdad se realiza de manera eminente; y deseo que quien se acerque al altar de la catedral de Roma pueda salir lleno de esa gracia con la que el Señor desea inundar el mundo (cf. Ez 47,1-2.8-9.12).»

    Extracto de la homilía de la Misa por la dedicación de San Juan de Letrán. 9 de noviembre de 2025.

    Lo que acá ha dicho S.S. me parece muy bueno. Ahora bien. De cara a la liturgia romana tradicional ¿dice algo? Por una parte, podrían ser las primeras señas de un proceso de apertura a la antigua Misa. Por otra, en nombre de la «sobriedad» podría sólo significar una reivindicación de la celebración correcta del Novus Ordo.

    En cualquier caso, que se hable de la importancia,dignidad y belleza de la liturgia, es siempre un signo de salud.

    Fraternalmente

  3. Avatar de Desconocido Anónimo

    Don W., no era ni tangencialmente el tema de su post anterior, pero aparecieron un par de comentarios interesantes respecto a los cambios doctrinarios e históricos sobre usura y dinero. ¿Podría tocar este tema o dar una orientación sobre qué o a quién leer? Se lo agradecería especialmente.

  4. Avatar de Andrés Battistella Andrés Battistella

    Es más sencillo aún, Wanderer, al menos eso creo.

    No hace falta recibir a los organizadores de la peregrinaciones.

    Ahí están las congregaciones dedicadas al Rito Romano, empezando por las «ex Ecclesia Dei», por ejemplo.

    Pero también, como señalé en otro lugar, están los compatriotas de León XIV que llevan años dedicados a estudiar el asunto litúrgico, con amplísima competencia.

  5. Avatar de Desconocido Anónimo

    Estimado Wanderer

    Me parece oportuno citar un parrofo de “Portrait de Marthe Robin” (6 de Octubre día de su fallecimiento) de Jean Guitton:

    “Siempre ha enseñado la Iglesia que la Eucaristía tiene dos aspectos, dos caracteres: es a la vez, se dice, sacrificio y sacramento. En nuestros días se insiste, sobre todo, en el aspecto de sacramento, poniéndose entre paréntesis el aspecto de sacrificio, con la idea, falsamente ecuménica, de no disgustar a nuestros hermanos de la reforma. Después del Concilio se presenta frecuentemente la misa como un banquete; se celebra «cara a los fieles». Ciertamente no se le niega su dimensión de sacrificio, pero a fuerza de pasarlo en silencio esto está en nuestra mente como si no estuviera. Hago estas advertencias sin ningún espíritu de crítica y para confiar a mis lectores mi impresión cada vez que me encontraba en presencia de Marta. Su ejemplo traía a mi memoria las palabras de mi catecismo en el que se decía que «la misa es la renovación incruenta del sacrificio de la Cruz». A decir verdad, en mi infancia no comprendía este misterio, pero ¿puedo al fin de mi vida, decir que lo comprendo mejor?”

    “De lo que estoy seguro es que este misterio atañe a la sustancia de la fe católica. Cuando me encontraba junto al lecho de Marta, ciertos textos, que yo guardaba en mi memoria parecían como si se iluminaran. Por ejemplo, este versículo de san Pablo (Col 1,24): «Suplo en mi carne lo que falta a la Pasión de Cristo, por su cuerpo que es la Iglesia», o también «Vivo yo, mas no yo, es Cristo quien vive en mí», y más, «La vida actúa en vosotros y la muerte en mí». Sucedía también que después de visitar a Marta en su casa, algunas horas después asistía a la Eucaristía celebrada por el P. Finet. No podía evitar entonces ver sobrepuesta la imagen de Marta sobre el altar. Aquella no era una misa como las otras. Yo proyectaba sobre el blanco mantel lo que había creído ver en el cuarto oscuro”.

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