Una ventana al cielo

Como la Samaritana, le decimos a los pintores de iconos: ‘Creemos en la santidad de los santos porque vosotros la testimoniáis con los iconos que habéis pintado, y sentimos emanar de ellos mismos, a través de la obra de vuestro pincel, el autotestimonio de los santos, y no con palabras sino con su rostro. Nosotros mismos sentimos la suave voz del Verbo de Dios, del Testigo Fiel, el sonido sobrenatural de su voz que penetra todo el ser de los santos generando en ellos la perfecta armonía. Pero no habéis sido vosotros quienes crearon esas imágenes; no habéis sido vosotros quienes revelaron a nuestros ojos jubilosos estas ideas vivas, sino que ellos mismos se han revelado a nuestra conciencia. Vosotros os habéis limitado a remover aquello que nos velaba la luz. Nos habéis ayudado a liberarnos de las escamas que cubrían los ojos del espíritu. Y ahora nosotros, gracias a vosotros, vemos, pero ya no vuestra maestría sino la vida realísima de las miradas mismas’. 

Así es. Observo el icono y digo dentro de mí: “Es ella misma; no su representación, sino Ella misma, contemplada a través de la mediación y con la ayuda del arte del icono. Veo a la Madre de Dios como a través de una ventana, a la Madre de Dios en persona, y a Ella oro, cara a cara, no frente a su representación. Sí, está en mi conciencia y no es una representación; es una madera con colores y es la misma Madre del Señor. La ventana es una ventana, y la madera del icono una madera coloreada. Pero en la ventana se contempla a la misma Madre de Dios; en la ventana aparece la visión de la Purísima. El pintor de iconos me la ha señalado, es verdad, pero no la ha creado; él ha corrido la cortina, pero Ella, que está detrás de la cortina, es una realidad objetiva no solamente para mí, sino también para quien ha corrido la cortina y la ha revelado, y no ha sido compuesta por él, ni siquiera en lo más alto de su inspiración. 

El icono es, o bien infravalorado frente a las corrientes positivistas, o sobrevalorado, pero no debe encallarse en las interpretaciones psicológicas y asociativas que lo reducen a representaciones. Toda representación, según su necesario simbolismo, revela su contenido espiritual de un modo similar a como acontece en nuestro acceso “de la imagen al arquetipo”, es decir, en nuestro contacto ontológico con el arquetipo. Entonces, y sólo entonces, el signo sensible rebosa de linfa vital y justamente por eso, siendo inescindible de su arquetipo, se convierte en una “representación”, o sea, en una onda propagadora, o en una de las onda propagadoras de la realidad misma que la ha suscitado.

Pavel Florenskij, Le porte regali. Saggio sull’icona, Aldelphi, Milano, 1977, p. 65-6.

[Publicado originalmente el 2 de junio de 2017]

8 comentarios en “Una ventana al cielo

  1. Avatar de Desconocido Anónimo

    Algo parecido a lo que dice este escritor he sentido yo contemplando una tabla gótica del XV, muy delicada, del pintor valenciano Gonçal Peris: su Verónica de la Virgen, que pretende ser el retrato que pintó San Lucas. Confío en que a alguno de ustedes también le moverá a devoción.

  2. Avatar de cinissum G. MARIVS

    Precisamente hoy, 11 de marzo, se celebraba en Constantinopla (año 843) un sínodo regional. Allí se restauró definitivamente el uso de los iconos que los iconoclastas, basados en una cristología descarnada y espiritualizante, insoportablemente abstracta, habían hecho destruir.

    La lección que de allí surge es que el diablo ama espiritualizarnos a los hombres, mientras que Dios nos creó sensibles, sensibles nos quiere, y sensible y corpórea es la obra de la redención que realizó el Verbo encarnado. Tanto así, que unió para siempre hipostáticamente una naturaleza humana de varón a su divina persona.

    Desde entonces se celebra anualmente el «Domingo de la ortodoxia» en las iglesias orientales, coincidente con el primero de la cuaresma. Pues, aquella vez, el día coincidió con dicha fecha litúrgica.

    Recomiendo de Florenski, «Le perspectiva invertida». No es el espectador el que contempla al icono, sino la Eternidad la que se aviene al tiempo y lo juzga. El punto de fuga somos nosotros.

    U.I.O.G.D.

  3. Avatar de JPB_1967 JPB_1967

    No conocía la figura de Pavel Florenski. Fue condenado a muerte y fusilado por los bolcheviques a raíz de la publicación de su obra titulada “Los números imaginarios en la geometría”. Hasta este extremo llegó el fanatismo del régimen soviético estalinista.

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