La Gran Confusión romana: papado, patriarcado y episcopado

por Eck

Quem tamen esse munus te dicam, Roma biformis? nam tibi par nullum Mundo tale habet.

Adaptación de Ovidio, Fastos, Lib. I, v. 89-90

“Los jesuitas son una dolorosa manifestación del latinismo militante, que impide a su patriarca (n. el Papa) cumplir las funciones de Sumo Sacerdote Ecuménico y obstaculiza la unidad de los cristianos en torno a la Sede Apostólica de Roma. En esta confusión de dos funciones -el Patriarca Latino con el Sumo Sacerdote Ecuménico- reside todo el mal del desorden eclesiástico en el mundo y hasta que sean estrictamente distinguidas y hasta que los latinos permanezcan dentro del marco de su propio patriarcado, rechazando toda intervención, anexión e interferencia en los asuntos de otros patriarcados, hasta que las cosas que son del César sean dadas al César, y las cosas que son de Dios a los Dios (de los latinos a los latinos y los católicos al catolicismo), hasta entonces «en vano se afanarán cuando construyan». 

(…) Este punto hace tiempo que desapareció de la conciencia occidental general. Dado que, antes del cisma entre griegos y latinos, la provincia de los papas estaba de facto limitada al patriarcado romano; ahora el ámbito en el que el obispo romano actuaba como Papa prácticamente coincidía con aquel en el que actuaba del mismo modo que el patriarca. Así, durante mucho tiempo había sido costumbre entre los latinos no hacer mucha distinción entre las prerrogativas patriarcales del trono romano y las papales. Siempre que obispo de Roma redactaba un acta motivada por la preocupación tanto por otros cristianos como por su propia diócesis romana, se suponía que en ambos casos constituía la misma acción papal. Como consecuencia de esto, se pensó que toda iglesia local que estuviera en unidad con el Papa debería estar abierta a la intervención del obispo de Roma.”

Prof. Dr. Ernst-Christopher Suttner (Viena), Иезуиты – помощь и искушение церквей Востока (“Jesuitas: ayuda y tentación de las iglesias de Oriente”) http://vselenstvo.com/library/suttner94.htm

No estamos de acuerdo con muchas de las proposiciones de este artículo porque parece reducir el Papado a una mera presidencia de honor o una de la caridad concebida del modo más débil posible. No. No debemos caer en el error, en la trampa de despojar al pontificado de sus notas esenciales a causa de la exacerbación, de la hidrocefalia de la potestad papal sino luchar para que el pontificado sea lo que tiene que ser, lo que Cristo encargó a S. Pedro y sus sucesores de la manera más plena y perfecta posible. Cualquier otra alternativa a esta, sea el ultramontanismo, sea el ultraminimalism, es recaer en la confusión fundamental, tantas veceas advertida por Jesucristo de convertir a la Iglesia en un Reino con su lógica y sus servidembres, incluidas las del Diablo. Por eso el punto central de esta cita, la confusión entre los papeles y oficios del munus del Papa es esencial para comprender los males actuales, los cismas con Oriente y el propio hundimiento de la figura del pontifice.  Por último, debemos prevenir a los lectores de que esta crítica a los elementos estatalistas incorporados a la Iglesia no lo es a la Iglesia Visible ni al ejercicio necesario e imprescindible de gobierno de cualquier sociedad sino a la asunción de las logicas del poder moderno, del Estado como Deus in terra y que han tenido su reflejo en la Iglesia.

Aquí, en este artículo, abordaremos una de esas confusiones, esta vez intraeclesial, la confusión entre las tres funciones de la iglesia romana, la confusión entre el Pontificado, el Patriarcado y el Episcopado romano y como afecta en las relaciones con las demás iglesias católicas y como este cáncer esta afectando también a la propia iglesia latina.

La elevación del Patriarcado Romano

Como ya hemos dicho, El Papado reune en sí tres, por así decirlo, funciones de gobierno: el Pontificado, el Patriarcado y el Episcopado. Don de ellas son de derecho divino e indisolubles: sólo el obispo de Roma puede ser Papa y viceversa. En cambio, el patriarca de Occidente o, más claramente, el patriarca latino es un producto histórico, aunque tenga de profundas raices en el pasado como representante entre los pueblos latinos y latinizados de su hogar ancestral. Cumple el mismo papel que Constantinopla para griegos y pueblos eslavos orientales. No obstante y frente a Bizancio, Roma no tuvo elementos que evitaran sus demasías .

En la búsqueda de su libertad frente a cualquier poder terrestre, su labor educadora de la inmensidad de los pueblos bárbaros y el convertirse en la única representante del orden civilizatorio en Occidente, junto con las viejas tradiciones de gobierno romano tan sabiamente heredadas y ejercidas por papas de la talla de S. León o S. Gregorio, elevaron a la sede romana a alturas nunca vistas. Otro factor determinante de este papel preponderante fue el hundimiento de las dos iglesias latinas que podían hacerle competencia: la africana, cuna de la teología latina y de su mayor figura, S. Agustín, fuerte y prestigiosa, fue gravemente debilitada por el cisma donatista, la invasión fanática arriana de vándalos, la reconquista bizantina y dada la puntilla final con la invasión musulmana. Y la iglesia hispana, el mayor ejemplo del ideal ruso de sobornost o sinodalidad de la historia con sus concilios, creadora de su propia liturgia, cánones y de gran potencia teológica, cuyo florecimiento se corta con la conquista árabe del 711 y cuya recuperación la dejará tan debilitada que hasta rendirá su liturgia en 1080. 

Fuera de juego las dos grandes cristiandades históricas latinas, el fin del papado bizantino en el año 752, que cortó lazos con Oriente, y la preponderancia entre las naciones nuevas, hará erigirse a la sede romana no sólo como cabeza de las Iglesia sino como soberana de ella, su Cesar. El papel catalizador de la reforma gregoriana, la lucha acerba con el Imperio y el Gran Cisma (no es casualidad que ocurran en mismo periodo de tiempo…), provocaron que el poder de la iglesia romana se configurara como un poder estatal y supraestatal ad intra y ad extra, hasta tal  punto que será el modelo que seguirán las naciones europeas en su burocracias y sus gobiernos.

 El eclipse del Papado y el Episcopado romano

Esto llevará a la elavación de los rasgos patriarcales hasta el eclipse de los otros dos rasgos más importantes. El de Obispo de Roma se eclipsará hasta el punto de que durante décadas el Papa abandone a su ciudad (1309-1377) y tras su vuelta no recupere las tradiciones propias, gobernándola por delegados, situación que se repetira entre 1870 y 1929. Sin este vínculo con su iglesia local, muy especial porque es un compendio de todas las otras, la savia popular se secó y se cortó. El contacto con la realidad de cada día y sus problemas desapareció, cegando a los pontífices. A partir de ahora, las ideas sustituirán a lo real, el triunfo de las ideologías.

El de Papa sufrió aún más pues fue sustituido en la practica por el de Patriarca. Ya no será el obispo de Roma la última instancia de las controversias eclesiásticas de fe y derecho, el arbitro supremo de las contiendas, el nexo de unión entre las iglesias, representante de la Iglesia Universal ante los poderes de la tierra y gran motor de evangelización como con S. Agustín de Cantorbery y S. Bonifacio y S. Cirilo y S. Metodio, sino un monarca absoluto que ve en los obispos a sus lugartenientes, el soberano cuya voluntad es ley  y que puede suprimir si le place o crear de la nada cualquier cargo, iglesia local, liturgia, derecho o lo que sea hasta ver en la Iglesia una finca particular de la que es dueño y señor de uso, el fruto y el abuso.

Es el patriarcado la característica eclesiástica más cercana a los rasgos estatales, tanto por origen, histórico más que derecho divino, como por ejercicio, más de jurisdicción y administrador que de pastoreo. Junto con la gran preponderancia sin sombra en todo el Occidente, lo raro sería que no hubiese seguido la senda evolutiva y paralela que siguieron los poderes estatales. Y vaya que lo siguió: eliminación de los cuerpos intermedios o su tranformación en correas de transmisión, centralización legislativa y conversión en única fuente de la ley (los dos cuerpos de derecho canónico y aun hubo planes de fundirlos en uno), centralización de las decisiones (hasta de lo que se publica en los boletines parroquiales…), centralización litúrgica, devocional e identitaria en la que los fieles saben más del pontifice que de su obispo y los contenidos de la fe se reducen a lo que diga el Papa (todavía recuerdo la alucinante afirmación de un consagrado: creemos en la resurrección de Cristo porque lo dijo Juan Pablo II…)

El cancer del ultrapatriarcado romano

La enfermedad del cancer tiene su origen cuando las células sanas y tejidos se empiezan a multiplicar descontroladamente e invadir agresivamente otras partes del cuerpo. Lo que es un signo de vitalidad, el crecimiento, pasa a ser causa de muerte. Así, las funciones de origen histórico y cultural del patriarcado romano se empezaron a multiplicar y a invadir las otras dos funciones hasta sofocarlas. Al principio hasta pareció positivo, la carga del gobierno diocesano se cedió a vicarios, teniendo las manos libres para asuntos más importantes y la concepción patriarcal parecía facilitar la delicada labor del papado, sin tener que pasar por las agotadoras negociaciones, equilibrios, consultas, reuniones de verdad. Ahora el ordeno y mando y la centralización pontificia parecía cortar el nudo gordiano de las controversias y del gobierno.

Durante muchos siglos este centralismo dio imagen de unidad pétrea al catolicismo latino, manos libres al Papado para actuar con rápidez donde fuera necesario, visión de unidad entre el clero y los fieles, gran fuerza ante el mundo y solidaridad entre los miembros sobre todo en las grandes crisis como la Reforma, el periodo revolucionario y la Guerra Fría. Pero  hoy se puede ver y sufrir la gran factura de concentrar todo en torno al Papa, visto como la hipóstasis de la Iglesia.

El monto de las decisiones que tienen que pasar por el Papa y la Curia es de tal tamaño que es imposible de asumir aunque se multiplique, así como la información necesaria para tomar las que son correctas, el nivel de arbitrariedad se eleva cada día a cotas nunca vistas, la adulación y el engaño que crece cada día, la innovación, la toma rápida de decisiones. Todo ha de pasar por el visto bueno de Roma y sólo se responde ante ella, hasta de qué misas se hacen en la propia catedral y cuándo.

La voluntad papal es ley, si quiere puede suprimir y crear lo que quiera, diócesis históricas, patriarcados,,etc. puede cesar y nombrar a su gusto a toda la jerarquía, cambiar si le place todos los cánones en un segundo. Eliminar tradiciones asentadas por siglos de uso y atestiguadas por santos y Padres. Mañana, si así se le ocurre, podría extinguir el monacato o las ordenes mendicantes, reducir a la nada a los contemplativos. Hasta se ha atrevido  con lo más sagrado, a casi extinguir un rito apostólico y destriparlo para sustituirlo por uno de nuevo cuño. Hoc volo, sic iubeo, sit pro ratione voluntas

Conclusión

Todo esto está muy lejos de la concepción de nuestros antepasados del ejercicio pontificio. Ya S. Gregorio Magno se titulaba en contra de la soberbia de los patriarcas: servus servorum Dei, uniendo las más venerables tradiciones romanas, el cargo (munus) como don a la comunidad, y el sentido cristiano de servicio a los demas. Si el Papa tenía jurisdicción universal no era porque se podía sacar las leyes de la manga sino porque juzgaba a todas las iglesias y cualquier cristiano podía apelar a él si se sentia agraviado o quería un arbitro imparcial. La labor era “dar cada uno lo suyo”, proteger los santos cánones y mantener en justicia a todos. Si confirmaba la Fe era porque la hacía firme con la autoridad apostólica, la creencia verdadera en las controversias y por dar voz a la fe de la toda la Iglesia; si hablaba por todos y no había nadie por encima, tiene que se infalible por necesidad. No puede sacar dogmas de debajo de la tiara ni proclamarlos por devociones o como premios de años santos.  Si tiene potestad  es para ayudar en las dos anteriores, solucionando problemas, castigando culpables, apacentando al rebaño, no porque le apetezca o crea que la Iglesia es su finca donde puede hacer lo que le de la gana. Todo esto es lo que se ve en los Grandes Concilios, en los Santos Padres y en los grandes pontifices.

Como ya hemos dicho, la solución está en devolver al Papado a las funciones que le asigno el Salvador y para ello hay que eliminar de raiz la confusión entre sus distintos papeles.

42 comentarios en “La Gran Confusión romana: papado, patriarcado y episcopado

  1. Avatar de Desconocido Anónimo

    Siento decir que yo no tengo esa visión tan benévola hacia la «carrera eclesiástica», incluso tomando esta expresión en su acepción más positiva posible. Muchas veces, los distintos procesos de selección se dan por favoritismos o por elegir a quien hace sentir más cómodo al superior, no necesariamente se elige al más eficaz o trasparente o virtuoso, por ejemplo. Además, hay tácitamente la costumbre de «poner a prueba» la perseverancia de los sacerdotes o su docilidad que, en lo que se convierte en ocasiones, es en una auténtica trituradora de vocaciones, de sacerdotes que abandonan o hasta se suicidan por la amargura de tantos desamparos jerárquicos. Y, por último, está el tema también muy discutible de que sólo van ascendiendo las personalidades en las que lo «previsible» es su mayor cualidad, lo que en algunas de ellas esconde una tremenda mediocridad de carácter. Para botón de muestra, una sencilla pregunta: ¿cuántas obras apostólicas de verdadera renovación eclesial se han producido en los últimos 50 años que hayan estado originadas en el buen gobierno de un obispo, y no en los impulsos carismáticos de laicos o fundadores? Muy pocas o ninguna, y si ha habido algún obispo en el origen de esas renovaciones, generalmente ha sido un obispo marginado por los compañeros de su Conferencia Episcopal.

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      Eso pasa en todas las sociedades, empezando por la empresa en que uno trabaja para ganarse el pan con el sudor de la frente.

      O a ver si cada uno de nosotros, a nuestra edad y con nuestra experiencia, no hemos sido testigos e incluso sufrido este fenómeno.

      Por eso es indispensable tener en la Iglesia como superiores hombres de oración, que quieran ser santos y que se preocupen por el bien de la Iglesia de Cristo.

      Dicho esto, también donde hay pelotas es necesario que el trabajo salga a delante

      (por cierto, que el jefe siempre tiene a otro superior al que rendir cuentas -aunque solo sean los accionistas o los clientes, cuya decisión es inapelable-)

      Y esta es la oportunidad para el buen trabajador.

      La Iglesia, en sus 20 siglos de existencia, ha conocido muchos malos pastores, muchos santos y muchos malos pastores que han hecho sufrir mucho a los santos.

      Simplemente el mundo está hecho así.

      No hay que olvidarlo nunca.

  2. Avatar de Desconocido Anónimo

    La Gran Confusión es la que a mi me queda después de leer el artículo. El Patriarcado de Occidente es relacionado directamente con el Trono, sin explicación alguna. Es que las sedes patriarclaes son denominadas así por cuestiones honoríficas vinculadas con su antiguedad, y esas sedes no tienen nada que se parezca a un trono ni tienen una potestad de mando omnímodo, aunque sí de prelación y de prae-sedentia, sobre sus sedes sufragáneas (no sé si es el término adecuado). De hecho las sedes episcopales de todo el mundo, sean del Patriarcado que sean, pueden apelar a Roma en cuanto sede pontificia.

    La hipertrofia de la funciones del Papa, en consecuenciia, no parece que sea consecuencia de un crecimiento del Patriarcado de Occidente a expensas de la Sede Pontificia, sino de un cúmulo de razones históricas, algunas de las cuales se mencionan en el artículo. De todas maneras no veo cómo puede ser esta la causa de todos los males ni veo tampoco una relación de causa y efecto entre el «adelagazamiento» del Patriarcado (que no sé en qué consiste) y el beneficio de la función petrina y el bien de las almas. En la concentración de poder veo la ocasión del autoritarismo «del pampero argentino» (tal como el buen Sinagra se refiere al difunto Pontífice) y pero en la descentralización veo marchando el sínodo alemán entonando Deutscland Uber Alles.

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      Pues alguien que lo ha dicho todo y bien dicho. Con independencia de que históricamente se le hayan atribuido potestades a la sede petrina que no le correspondan, aquí el problema es el ejercicio del munus. Sin un Francisco jugando a la herejía, nunca hubiéramos hablado de estos temas y ahora estamos en plan anti ultramontanos para evitar que algo así se repita.

      Problema número 1 : no es solo el Pontífice Romano, son la multitud de obispos, los seminarios, las religiosas teólogas y toda esta patulea la que condiciona realmente el estado de la Iglesia.

      Francamente, lo único que puede arreglar muchas cosas es un papado tiránico que marque la linea entre la comunión doctrinal y la herejía. Vamos, que yo los cismas los veo inevitables, pero lo importante es que nos quedemos nosotros dentro.

      Todo ello sin tener en cuenta que dentro de 25-30 la moronegrads habrá tomado políticamente Europa y es importante una Santa Sede que reclame el poder temporal. Déjenme soñar.

  3. Avatar de Desconocido Anónimo

    Gracias, Eck, por este interesante artículo.

    Una consideración de tipo histórico querría hacer, y es al respecto de la relación entre obispado y patriarcado. El título de patriarcado como honor específico a una sede, comenzó a emplearse en el siglo V. Proviene del primer concilio de Constantinopla (segundo ecuménico) de 381, que amén de condenar definitivamente arrianismo, macedonismo y apolinarismo, estableció una preeminencia para varias sedes que fueron desde entonces llamadas «metropolitanas»: Jerusalén por ser el lugar de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor; Antioquía y Alejandría, por ser las sedes más antiguas de la Cristiandad, y las dos principales escuelas teológicas, Roma, por ser la cátedra de Pedro (y vieja capital del imperio), y la gran novedad fue la nueva capital, Constantinopla, sin arraigo en la historia cristiana, pero asiento de la corte del imperio de Oriente. Ese fue el origen de los cinco patriarcados históricos (aunque el término patriarca es posterior en varias décadas). En el segundo concilio ecuménico, se estableció que la sede constantiopolitana era la de mayor primacía, «únicamente por detrás del honor debido a la sede de Pedro [Roma]». Ese párrafo fue añadido puramente político, sin apoyatura en la tradición, que provocó no pocos problemas. Al año siguiente, el papa Dámaso convocó un sínodo en Roma que aprobó los cánones de este concilio, excepto precisamente este. Y las sedes de Antioquía, y sobre todo Alejandría, también rechazaron este canon, alienándose con Roma, lo cual fue fuente de conflictos casi inmediatamente sobre todo entre Alejandría y Constantinopla.

    Esa es la base de la «tradición» de los focianos sobre la primacía honorífica del papa. Y desde ese mismo momento, los griegos entendieron una cosa (al papa se le debe honor, pero nada más), y los latinos otra (el papa tiene la jurisdicción superior no sólo en la Iglesia latina, sino en todas las sedes patriarcales, y así lo ejerció en diversos momentos posteriormente y durante muchos siglos). Como se ve, nada de Concilio Vaticano I, la cosa es bien antigua.

    Por otra parte, todos los patriarcas (tanto los cinco históricos como los muchos otros que han surgido posteriormente) ejercen de obispo de su diócesis metropolitana sin ningún problema. No es un caso excepcional en el papa el de ser el patriarca latino y a la vez el obispo de Roma (el patriarca ecuménico es obispo de Constantinopla, el patriarca de Egipto y Toda África es obispo de Alejandría, etcétera).

    Sí que es, sin embargo, más peliaguda la relación entre el cargo de patriarca latino y papa o pastor supremo de toda la Iglesia. Por ahí puede venir el conflicto. No lo veo en el caso de la relación entre patriarca y obispo de Roma.

    Por cierto que hubo concilios provinciales godos en España (también en Toledo, por cierto, y numerándose en medio de los generales, causando no poca confusión), donde la mayoría de los cánones eran disciplinares, pero alguno político hubo también.

    El empleo de los concilios generales del reino godo hispánico como asambleas mixtas eclesiástico/políticas (también asistían los primates, es decir la alta nobleza, aunque no tenían voto) comenzó después de ese famoso III Concilio, y cada vez fueron más políticos, hasta convertirse, a finales del siglo VII en auténticas cortes protomedievales (faltaba el tercer estado, eso sí).

    nachet.

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      Lo quitó del Anuario Pontificio en el 2006 y lo recuperó Francisco I en el 2024 dando casi los mismos motivos.

      Aunque nunca se sumó a la famosa Pentarquía, Roma no fue el único patriarcado de occidente con poder real (y no meramente honoríficos como el de las Indias y aún así se cuidaron muchos los pontífices de maniatarlos por si las moscas) ya que hubo otro, el de Aquileya/Grado en Italia, que llegó a ser autocéfalo desde el 557 hasta el año 699 por su no aceptación de los Tres Capítulos. De hecho, el título de patriarca de Venecia procede de aquí.

      Eck

      1. Avatar de Desconocido Anónimo

        Un patriarcado, técnicamente, es una sede metropolitana de otras sedes metropolitanas, una especie de super-obispo ad gentes, y de hecho, con el tiempo se convirtieron en cabezas de las distintas etnias de cristianos: el de Roma de los latinos, el de Constantinopla de los griegos, el de Antioquía de los sirios/arameos, el de Alejandría de los egipcios/coptos. Únicamente el de Jerusalén es casi más honorífico que práctico, por ser la sede de la primera comunidad cristiana (su territorio es muy escaso).

        La multiplicación de patriarcados posteriores entre los orientales han querido reflejar posteriormente esa particularidad étnica/lingüística, normalmente relacionada con la lengua litúrgica. En ese sentido, el patriarca de la Iglesia etíope rige una grey que, aunque emplea la liturgia alejandrina, lo hace en su propia lengua litúrgica (el geez) y con sus costumbres particulares. Ídem el patriarca caldeo o asirio, que pastoreaba a los mesopotamios y persas (posteriormente mongoles o chinos, pero aquella Iglesia desaapreció antes de arraigar lo suficiente para tener su propio patriarca).

        Entre los eslavos lo lógico es que hubiese habido un «patriarca eslavo» (rito bizantino en eslavo eclesiástico o anitguo), pero se impusieron los motivos políticos, habiendo patriarcas en Moscú, Serbia, Bulgaria (el más antiguo de los eslavos) y Rumanía. El de Moscú ha intentado erigirse un poco en cabeza de todos ellos, pero no por motivos eclesiásticos, sino siguiendo la estela del nacionalismo ruso (y de hecho, siendo colaborador del mismo para su justificación), lo que ha provocado su rechazo. En esa línea, actualmente el patriarcado autocéfalo de Kiev está en disputa, siendo reconocido parcialmente por sus hermanos y rechazado por Moscú, en seguimiento todos ellos de los gobiernos a los que sirven.

        La Iglesia en Georgia también es patriarcado por motivos históricos y de su singularidad, pues su territorio es minúsculo. Su rito es el bizantino, y la lengua litúrgica el georgiano antiguo. Lo mismo cabe decir de la Iglesia armenia, que emplea el rito bizantino modificado por ellos en su lengua eclesiástica armenia (antigua).

        Posteriormente se han creado otros patriarcados por puros motivos políticos, como el de Eritrea, separado de la Iglesia Tewahedo etíope a la vez que el país.

        Curiosamente, la India, evangelizada por Santo Tomás en el primer siglo d.C, y con una presencia cristiana muy antigua (rito malabar, una variante del sirio oriental), y también moderna (rito latino), con algo menos de 20 millones de fieles, y en un país con una personalidad muy antigua y marcada, no es sede patriarcal en la Iglesia católica, sino archiepiscopal mayor.

        En este contexto, lo del patriarcado de Aquileya es tan anómalo como la sede de Aviñón: curiosidades históricas sin trasfondo sustancial alguno.

        nachet.

      2. Avatar de Desconocido Anónimo

        Es que Aquilea, que fue una ciudad muy importante y desde la que se evangelizó Germania, fue primeramente un patriarcado ORTODOXO.

        Como lo pueden ser las cabezas eclesiásticas nacionales de los países eslavos (es decir, que no tiene nada que ver con los patriarcas de Jerusalén, Antioquia,…)

        En algún momento Aquilea deja de estar vinculada a Bizancio, se integra en el mundo occidental, y la Iglesia bizantina se reconvirtió en latina (seguramente conservando alguna ceremonia especial)

        Por razones de defensa la sede se traslada a Grado primero y después a Castello (por eso la catedral de Venecia no es realmente la espléndida basílica de San Marcos -mera capilla dogal-, sino San Pedro de Castello).

        Si se conservó el título de «Patriarca» fue por el prestigio que tenía, tal vez porque eso reivindicaba algunos derechos en la zona de Aquilea, pero sobre todo porque Venecia se había especializado en el comercio con Bizancio-Constantinopla, absorbiendo parte de su cultura (de ahí por ejemplo la decoración musiva).

        Pero es un título honorífico equiparable a los de Patriarca de las Indias, Patriarca de Lisboa…; solo que en vez de concederlo la voluntad pontificia, lo heredan automáticamente los obispos en cuanto son entronizados en la diócesis de Venecia.

      3. Avatar de Desconocido Anónimo

        Anónimo de 28 de mayo de 2025 a las 11:59:

        El patriarcado de Aquilea proviene de un cisma, el de las sedes arzobispales que no acataron la condena de Justiniano de la doctrina de los Tres Capítulos, Aquilea y Milán, que no suscribieron los cánones del concilio de Constantinopla II, y se declararon autocéfalas. En 568 el arzobispo de Aquilea trasladó la sede a Grado, bajo territorio bizantino, para protegerse de las invasiones avaras, y ahí se proclama patriarca por su montera, en clara rivalidad con Roma, con la complacencia de la siempre sinodal sede de Constantinopla. Milán, en cambio, se reconcilió.

        En 606, y nuevamente por motivos políticos, se creó un segundo patriarcado local: el de Aquilea (bajo dominio lombardo) fue cismático, y el de Grado (bajo dominio bizantino) fue católico. En 699, se terminó el cisma y la sede de Aquilea vuelve a la comunión católica con el papa, pero el título siguió ahí, como el de Grado (que luego será Venecia).

        Toda la historia hasta ese momento del «patriarca» de Aquileia (y Grado), y la que le sigue, trufada de rivalidades y alianzas feudales, es puramente política, y cismática, y no responde a ninguna realidad eclesial. Es otro título honorífico de otro principito de la Europa medieval feudal con ínfulas (ídem del de Venecia), cuya jurisdicción siempre variaba en función de su poder o del de el candidato imperial o ducal que apoyaba. Políticamente perdió su independencia en 1445 a manos del homólogo de Venecia, y políticamente la Santa Sede acabó con tanto desafuero en 1751 suprimiéndolo de facto, aunque conservando el título honorífico. Nada de todo esto tiene relación con la organización jerárquica de la Santa Madre Iglesia para la atención pastoral de los fieles.

        Mucho más sentido eclesiástico en su época hubiese tenido crear un patriarcado hispano de Toledo, un patriarcado africano de Cartago o un patriarcado franco de Reims. Afortunadamente, nada de eso se dio, y la Iglesia latina permaneció unida (más allá de cismas papales temporales, y que no afectaban a la primacía formal y sustancial de Roma) a diferencia de los orientales, que multiplicaron patriarcados autocéfalos ad nauseam.

        nachet

  4. Avatar de Desconocido Anónimo

    La cuestión es muy interesante, aunque me permito aportar que en esta confusión del papado el nominalismo jugó un papel fundamental. Es muy notable que en el siglo XVI algunos cardenales dijeran a Paulo III lo siguiente respecto a las causas del protestantismo: «El principio de estos males ha sido que algunos pontífices precedesores tuyos reunieron maestros según sus deseos que agradaran sus oídos, como dice el Apóstol, no para aprender de ellos qué se debía hacer, sino para que mediante su esfuerzo y astucia se encontraran razones para hacer aquello que querían. Además de que la adulación acompaña a los príncipes como la sombra al cuerpo, y siempre fue muy difícil que la verdad llegara a los oídos de los príncipes, la consecuencia fue que reunieron doctores que enseñaran que el pontífice era señor de todos los beneficios: y como quien es señor vende con todo derecho lo que es suyo, no podía darse simonía en el pontífice, de tal manera
    que la voluntad del pontífice era regla por la que se guiaran todas sus acciones y operaciones y así todo lo que quisiera por eso mismo fuera lícito. De esta fuente, como de un caballo de Troya, han venido a la Iglesia de Dios tal cantidad de abusos y tan graves enfermedades por los que vemos ahora que padece como desesperada de curación y esta mala fama ha llegado hasta a los infieles» Consilium de emendanda Ecclesia (1537).

    Por desgracia, Paulo III en vez de proceder a los oportunos recortes aprobó la SJ, con lo cual se multiplicó la corte de aduladores que decían que el papa podía hacer lo que quisiera (se entiende que la SJ se aprovechó no poco). Todavía en el XVI en muchos sitios tenían claro que había obligación de oponerse al papa cuando mandaba una injusticia, pero la expansión de la obediencia ciega acabó con todo.

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      Texto capital y que da muchas claves de lo que estamos discutiendo si se analiza a fondo además de ser una obra maestra de astucia eclesiástica (como decir las verdades al principe sin acabar con una suite en Sant´Angelo). Lo irónico es que uno de sus redactores fue pontífice, el Papa Caraffa o Paulo IV…

      Eck

    2. Avatar de Desconocido Anónimo

      Tanto Carlos V como Felipe II, en varias ocasiones, encargan al gran Melchor Cano (O.P.) informes periciales sobre si les es lícito negarse a obedecer al Papa en ciertos casos concretos.

      (parece ser que sí)

    3. Avatar de Desconocido Anónimo

      No es un problema de obediencia ciega.

      Todas las organizaciones tienen simultáneamente 2 movimientos, uno de concentración y otro de expansión o desunión.

      Sucede que tras la Revolución Francesa y las guerras napoleónicas, que extendieron esa revolución a los países católicos (y protestantes) europeos, todo cambió.

      Por primera vez en la Historia hay gobiernos abiertamente anticatólicos que persiguen la Iglesia (le roban todas las propiedades con que financia su actividad apostólica e intenta controlarla).

      Además esta el problema de que por una parte de Papado es una organización jerárquica que tiene cuerpo diplomático (es decir, que es un poder bien visible), pero por otra, hay movimientos católicos, surgidos como reacción al anticatolicismo militante («ilustración», «laicismo»; «anticlericalismo») que se enfrentan politicanente o militarmente al gobierno en Francia, España, México…y que arriesgan empeorar todavía más las cosas.

      Además aparecen nuevos problemas: nuevas ideologías, el movimiento obrero etc

      Me imagino también que la enorme concentración del poder político que sucede tras la revolución Francesa y las revoluciones liberales tienen que influir también en la Iglesia.

      Y naturalmente la Compañía de Jesús, que controla Universidades, colegios y seminarios tiene que influir bastante en la obediencia al Papa..

      Entonces, si desaparecen las estructuras tradicionales y su financiación, si hay problemas políticos con los Estados y nuevos problemas, es lógico que se quiera dar una respuesta unificada y centralizada para proteger la Iglesia de Cristo tal y como había llegado a ellos hasta ese momento,

  5. Avatar de Desconocido Anónimo

    Eck: as 5 notas definidas en el can. 331, ¿son relativas al Papa o al Patriarca? Partamos por señalar lo que dice el Derecho. Consiguientemente, determinemos si eso que dice el Derecho es meramente una forma histórica contingente o un rasgo esencial que la parádosis refrende.

    Gracias por el artículo.

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      El problema es que son declaraciones generales cuyo significado cambia muchísimo según el marco. Por ejemplo, rey absoluto no significaba lo mismo para San Luis que para Luis XIV….para el rey santo era que no debía vasallaje a nadie, no que tuviera que respetar la constitución histórica de su reino (de hecho era su primer deber); mientras que para el rey Sol era que no estaba sujeto a nada ni a nadie: su voluntad es ley, era soberano.

      De hecho, con estas notas pasa lo mismo. El cambio en las concepciones del poder entre Luis XIV (aunque en este casi siempre fuera un motivo retórico) y la Revolución Francesa principalmente esta en el «sujeto» de esta soberania, que pasa del rey a la nación pero el verdadero quid está en la concepción totalitaria del poder, la soberanía, como ya vio Hobbes, más que en sus disfraces.

      El ultramontanismo lo que hace con ellas es entenderlas «modernistamente», como poder soberano que tenía el Papa, la única diferencia con los liberales es el sujeto. (Para estos son los fieles o su asamblea). La Tradición que dicen servir, como todas las ideas modernas, se convierten en ideología. Al igual que democracia, nación o lo que sea. Es rehacer el mundo a voluntad, según nuestros deseos, como dioses demiurgos y para esto vale todo, hasta lo más santo. Pero Dios es muy diferente…

      Eck

      1. Avatar de Desconocido Anónimo

        Esta cuestión, es curioso, está en el corazón de otra disputa, la de los Hispanistas carnales y los criollos por la cuestión de las independencias. Para unos las independencias son revolucionarias y la monarquía representaría la tradición. No advierten que esa monarquía sólo tenía la forma, como una cáscara. Y que era tan iluminista como cualquier república moderna. Los decretos de nueva planta habían sustituido el pacto de vasallaje por la mera voluntad absoluta del monarca poniendo fin al antiguo fundamento de su autoridad. Frente a ello, las independencias y los caudillos (tan denostados por los hispanistas) se muestran como una forma más conforme a la historia común (Pelayo, Recaredo, etc. también fueron caudillos antes que reyes). Da para más.

        Hilbert

    2. Avatar de Desconocido Anónimo

      Papa = Patriarca.

      Etimológicamente vienen de lo mismo (pater = padre)

      Desde el punto de vista del derecho (canónico) no creo que exista nada relativo a patriarca; a parte de lo dicho arriba, es porque el término había quedado en desuso mucho antes de la codificación del Derecho Canónico.

      Lo que pasa es que como hay varios patriarcas (tanto históricos como los superiores de las iglesias autocéfalas) y sólo un Papa (aparentemente, porque el jefe de la Iglesia Copta se llama también Papa), pues parece que el obispo de Roma, como patriarca, es uno entre varios iguales; mientras que como Papa es uno solo y, por tanto único.

      (reforzado por la nueva interpretación del «extra Ecclesiam nulla salus» de San Cipriano de Cartago)

      El problema que veo es que si la Iglesia Latina es, como efectivamente es, un patriarcado, su poder termina donde comienzan los otros patriarcados; esto es, que no puede tener ambiciones universales.

      Creo que todo cambia cuando efectivamente cae el Imperio bizantino ante los turcos, y los patriarcas latinos dejan de tener iguales y competidores.

      1. Avatar de Desconocido Anónimo

        El título de «papa» de Roma, como el de Alejandría, es un nombre tradicional para nombrar al patriarca latino. No distinto al de «sumo pontífice» o «siervo de los siervos de Dios».

        A efectos prácticos lo que se ventila es la supremacía del patriarca latino de Roma sobre el resto de patriarcas, porque fue la sede de Pedro, el primero de los apóstoles. Si esa primacía es honorífica (cosa que le reconocían el resto de patriarcas hasta que consideraron que había caído en herejía) o tiene sustancia real (tanto doctrinal como jurisdiccional).

        Esa es la discusión.

        nachet.

    1. Estimado, usted sabrá lo que hace y dice, pero le sugiero que no se meta con Eck sobre el tema de la España visigoda y sus concilios. Probablemente, sea la persona que más sabe al respecto en el universo mundo. Y sé lo que digo.

    2. Avatar de Desconocido Anónimo

      En verdad los llamamos de Toledo por ser la ciudad, la sede regia, donde más se celebraron y los que afectaban a todo el reino y no solo a cada provincia eclesiástica (Como los de Zaragoza, Braga, Barcelona, etc.)

      Tuvieron carácter político a partir del III de Toledo (en el año 589) pero es que legislación eclesiástica pasó a ser ley general del reino y siempre se diferenció la parte eclesiástica donde no podían asistir laicos después de la lectura del Tomo Regio de las generales donde se unía la curia regia y los altos oficiales del rey.

      Es más, en mi opinión las asambleas representativas tienes su origen aquí y cuya evolución a lo largo de los siglos confluyó en las Cortes de León del 1188.

      Eck

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      Cp. 1 Canon: Por lo tanto, si alguien dijere que el bienaventurado Apóstol Pedro no fue constituido por Cristo el Señor como príncipe de todos los Apóstoles y cabeza visible de toda la Iglesia militante; o que era éste sólo un primado de honor y no uno de verdadera y propia jurisdicción que recibió directa e inmediatamente de nuestro Señor Jesucristo mismo: sea anatema.

      Eck: «No estamos de acuerdo con muchas de las proposiciones de este artículo porque parece reducir el Papado a una mera presidencia de honor o una de la caridad concebida del modo más débil posible.»

      Cp2: Por lo tanto, si alguno dijere que no es por institución del mismo Cristo el Señor, es decir por derecho divino, que el bienaventurado Pedro tenga perpetuos sucesores en su primado sobre toda la Iglesia, o que el Romano Pontífice no es el sucesor del bienaventurado Pedro en este misma primado: sea anatema.

      Eck: Dos de ellas son de derecho divino e indisolubles: sólo el obispo de Roma puede ser Papa y viceversa.

      Cp. 3: Canon: Así, pues, si alguno dijere que el Romano Pontífice tiene tan sólo un oficio de supervisión o dirección, y no la plena y suprema potestad de jurisdicción sobre toda la Iglesia, y esto no sólo en materia de fe y costumbres, sino también en lo concerniente a la disciplina y gobierno de la Iglesia dispersa por todo el mundo; o que tiene sólo las principales partes, pero no toda la plenitud de esta suprema potestad; o que esta potestad suya no es ordinaria e inmediata tanto sobre todas y cada una de las Iglesias como sobre todos y cada uno de los pastores y fieles: sea anatema.

      Eck: «Si el Papa tenía jurisdicción universal no era porque se podía sacar las leyes de la manga sino porque juzgaba a todas las iglesias y cualquier cristiano podía apelar a él si se sentia agraviado o quería un arbitro imparcial. La labor era “dar cada uno lo suyo”, proteger los santos cánones y mantener en justicia a todos. «

      Cp. 4:El Romano Pontífice, cuando habla ex cathedra, esto es, cuando en el ejercicio de su oficio de pastor y maestro de todos los cristianos, en virtud de su suprema autoridad apostólica, define una doctrina de fe o costumbres como que debe ser sostenida por toda la Iglesia, posee, por la asistencia divina que le fue prometida en el bienaventurado Pedro, aquella infalibilidad de la que el divino Redentor quiso que gozara su Iglesia en la definición de la doctrina de fe y costumbres. Por esto, dichas definiciones del Romano Pontífice son en sí mismas, y no por el consentimiento de la Iglesia, irreformables.

      Eck: » Si confirmaba la Fe era porque la hacía firme con la autoridad apostólica, la creencia verdadera en las controversias y por dar voz a la fe de la toda la Iglesia; si hablaba por todos y no había nadie por encima, tiene que ser infalible por necesidad.»

      Juzgue usted, y los lectores, si estoy de acuerdo con la Pastor Aeternus o no.

      Eck

  6. Avatar de Desconocido Anónimo

    De entrada, manifestar mi máximo respeto y admiración por este blog y por los articulistas que escriben o se citan recurrentemente en él, empezando por el propio Caminante Wanderer. Saludos, y gracias por haber servido de refugio durante años a quienes, a veces casi desde el principio, nos sentimos cansados y agobiados a causa del negro pontificado que acaba de terminar.

    Dicho esto, ¿de veras debemos considerar de derecho divino la vinculación (que no estoy negando que actualmente sí existe, sin la menor sombra de duda) entre el Papado y el Obispado romano? Nuestra religión gira en torno a Roma solo porque es la casa de San Pedro (y no por la Urbe misma, pese a su Historia sin igual), y gira en torno a San Pedro solo porque instituirlo Nuestro Señor Jesucristo como su Vicario en la tierra y cabeza visible de la Iglesia. En cuanto a San Pedro, ya lo sabemos: de Jerusalén fue a Antioquía, y de allí a Roma. Se trasladó en un principio, y sus sucesores podrían hacer lo propio. Estoy convencido de que podrían hacerlo por necesidad, y quizás incluso por mera conveniencia fundada en graves razones apreciadas por el Papa y Obispo romano reinante.

    Hasta ahora no me consta que nunca se haya sugerido siquiera desvincular el Papado del Obispado romano. Incluso durante el Cisma de Occidente, y hasta donde yo sé, aunque el Papa se trasladara de facto a Aviñón nunca se convirtió en Obispo de Aviñón, considerándose en todo momento a sí mismo como el Obispo romano. Pero que no haya sido necesario (y ni siquiera se haya sopesado) desvincular el Papado del Obispado romano a lo largo de los siglos, no quita para suponer que podría ser necesario o muy aconsejable en tiempos posteriores e imprevisibles.

    La geografía no es lo que fue, gracias fundamentalmente a la aeronáutica, que nos permite llegar de una punta a otra del mundo en horas. Vivimos en una era en que una sola bomba de hidrógeno podría arrasar Roma y el Lazio entero, y en que se especula con la futura colonización de otros planetas. ¿De veras que, aún desapareciendo Roma de la faz de la Tierra, un hipotético Papa superviviente no podría trasladar la sede apostólica a donde creyera necesario, o incluso meramente conveniente? No creo demasiado en los escenarios futuristas, pero si el hombre coloniza la galaxia, no sería ridículo dudar de que el Papa tuviera que atarse vinculado a una diócesis particular de la Tierra, o a la Tierra misma. Escenarios todavía inverosímiles, pero ya no totalmente impensables, o eso me parece.

    Que Nuestro Señor Jesucristo, el Dios altísimo, le bendiga a usted, al portal y a los lectores todos los días de su vida y auxilie a todos los que creemos en Él para alcanzar la venidera. IHS

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      Estimado, que Pedro sellara en Roma su ministerio mediante su martirio, no es algo de derecho divino. Pero pues así lo hizo, la Iglesia posterior no puede corregir lo que Pedro hizo: El sucesor de Pedro será siempre el Obispo de Roma, e incluso si la ciudad de Roma hubiera sido aniquilada y el Papa viviera en Marte, pero el título lo mantendría: «Obispo de Roma». Y yo sí veo un paso de la Providencia que Roma quedara así vinculada para siempre a la catolicidad. Otro debate es que modestamente no veo textos doctrinales que justifiquen el consenso tácito hoy en día de pensar que la diferencia de grados entre la ordenación presbiteral y la consagración episcopal sea una diferencia ontológica, y menos todavía que sea una diferencia de derecho divino, o que los tres grados del Orden no sean todos ellos «sucesores de los apóstoles», y no sólo el episcopado. Pero esto no es discutir la primacía de Pedro sino añadir una vuelta de tuerca al debate. Y por favor no me censuren, que no creo decir herejías, aunque sí cosas desusadas.

  7. Avatar de Desconocido Anónimo

    …»Durante muchos siglos este centralismo dio imagen de unidad pétrea al catolicismo latino»…

    Creo que no se ha resaltado como se debe.

    Antes del Concilio Vaticano I, de las desamortizaciones y de la promulgación del Código de Derecho Canonico de 1917, los Papas han tenido MUY POCO poder real.

    La doctrina estaba fija y era controlada por las cátedras de teología de las Universidades.

    Los grandes Estados, como España, Francia, Austria, tenían derecho al execuator de los decretos pontificios (permisi a quese ejecuten y tengan eficacia en el país), a presentar ternas para la provisión de obispos, al derecho de veto en los cónclaves…

    En la España peninsular, americana y filipina, los reyes tenían derecho al patronato regio sobre las iglesias, además de existir la Santa Inquisición, que dependía del monarca, no del Papa.

    En Francia, los reyes defendían los «privilegios galicanos» de su reino…

    A parte de eso y de igual modo que la sociedad civil, las iglesias locales, los monasterios, las fundaciones y obras pías etc, se regían por multitud de COSTUMBRES y privilegios, que les daban autonomía frente al poder central (del Rey o del Papa) (de ahí viene el que ciertos cabildos catedralicios de Flandes y Suiza elijan a su propio obispo, sin necesidad del placet romano (hace poco la diócesis de San Galo ha elegido a su obispo) etc.

    Una excepción fue la Compañía de Jesús, que teóricamente dependía de Roma y cuya especial obediencia al solio de Pedro era «perinde ac cadaver».

    Por otra parte, creo que hasta el siglo XIV, los Papas NO eran «Vicarios de Cristo», sino «Vicarios de Pedro». (y, dicho sea de paso, los obispos no descienden de «los Apóstoles», sino de Pedro)

    La realidad es que nadie se hubiera imaginado, ni en sus peores pesadillas, alguien como Bergoglio I, Autócrata de Todas Las Iglesias y Secretario General del Partido.

  8. Avatar de Desconocido Anónimo

    seré un ignorante pero entre las expresiones en latín sin traducción y que no he entendido muy bien qué debe hacer y qué no debe hacer el Papa, lo siento pero me he quedado igual

  9. Avatar de Desconocido Anónimo

    El problema de esto es que, de facto, la Iglesia latina se corresponde con la amplísima mayoría numérica de la Iglesia universal. ¿Qué va a hacer el Papa, crear nuevos Patriarcados para limitarse a sí mismo? Que la morisma se llevara por delante a las iglesias de África y de la antigua España es lamentable, pero una vez ha ocurrido… ¿Cómo se puede luchar contra la realidad?

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      Bueno, pues que siga así. Ya vendrá Dios con nuevos Franciscos y nuevos Vaticanos II para ver si recapacitamos en nuestra dura cerviz pero, eso si, ninguna queja ni lloros pues nos lo habremos buscado y merecido con creces.

      Tenemos veinte millones de católicos no latinos y los restos de otras cristiandades latinas (ambrosianos y mozárabes) y más de doscientos millones de hermanos separados, tanto orientales como ortodoxos, amen de mil millones de católicos latinos que sufren las consecuencias de este cancer como todos estamos viendo necesitan respuesta. ¿Qué puede hacer el Papa? Lo más fácil y dificil de todo: serlo, ser Papa y no otra cosa. Dedicarse en exclusiva a lo que le encomendó Cristo de la manera más perfecta posible. Todo lo demás, más que engrandecer al papado lo degraran y más que ayudarlo, entorpecen su tarea, su telos por mucho que se crea lo contrario

      No se puede luchar con el pasado pero si asumirlo y crear un futuro nuevo a partir de ello pero para esto hay que ver el problema de frente, tener la suficiente humildad de reconocer los errores y la valentia de corregirlos en el futuro con la confianza de que Dios no nos abandonará en la tarea. Unas pocas cosas positivas del Vaticano II fue ver el problema e intentar corregirlo aunque descariló y fue un desastre total por la guerra y revolución interna que sufre la Iglesia. Aprendamos y recomencemos el trabajo.

      Eck

      1. Avatar de Desconocido Anónimo

        Eso no responde a la cuestión inicial, que es que numéricamente el Patriarcado latino y la Iglesia universal se corresponden en gran medida. Si el Papa «escalona» sus funciones y comienza a gobernar la Iglesia universal como Papa y el Patriarcado latino como Patriarca latino, eso no cambia las cosas para la amplísima mayoría de católicos, que somos latinos. Y esa diferencia numérica, por lo demás, no es culpa de los ultramontanos, sino una consecuencia natural del hecho de que el resto se separaron y a partir de ahí ha sido la Iglesia latina la que principalmente se ha encargado de llevar adelante el mandato de proclamar el Evangelio a toda criatura. Con los protestantes en segundo lugar, que han tenido más misiones que nuestros hermanos separados del este.

        Por lo que respecta a nuestros hermanos separados del este, podemos seguir dando vueltas sobre las culpas que hubo en el cisma, pero el cisma está ahí y el error teológico está en lo fundamental de su lado. Absurdo discutir sobre el daño que Bergoglio pueda haber hecho a la unidad cuando, incluso dejando de lado la cuestión papal, entre los obstáculos principales sigue estando una parte fundamental del Credo como es el Filioque.

      2. Avatar de Desconocido Anónimo

        De hecho, el Papa no gobierna igual a los fieles de rito latino que a los de rito oriental. Estos gozan de mayor autonomía, como se ve en la elección de sus obispos.

      3. Avatar de Desconocido Anónimo

        «De hecho, el Papa no gobierna igual a los fieles de rito latino que a los de rito oriental. Estos gozan de mayor autonomía, como se ve en la elección de sus obispos.»

        Muy interesante este comentario del anónimo del 26 de mayo. Efectivamente, el gobierno del papa sobre las Iglesias orientales en comunión, varía mucho dependiendo de si son patriarcales, archiepiscopales mayores, metropolitanas sui iuris, y las pequeñas comunidades con y sin jerarquía propia.

        En el caso de las de mayor autonomía, las patriarcales (armenia, caldea, copta, maronita, siria y greco-melquita, estas tres últimas diversas variantes del patriarcado de Antioquía), su cabeza, el patriarca, es elegido por el santo sínodo de su Iglesia, compuesto por todos los obispos (suelen ser iglesias pequeñas) directamente o por representación. El papa ha de confirmarlo otorgándole el palio, pero no puede elegir otro (no recuerdo ningún caso contemporáneo en que el papa no haya confirmado al elegido por el sínodo, antiguamente tal vez). Si el papa no lo confirma, ojo, sigue siendo válido, pero pierde la capacidad de convocar el sínodo o nombrar obispos.

        El santo sínodo, siempre dirigido y en comunión con su patriarca, toma las decisiones legislativas en su ámbito, ejerce de tribunal supremo (supongo que se podrá apelar al papa, pero no a otra instancia romana inferior) y nombra los obispos en su ámbito. En los exarcados fuera de su territorio, propone ternas de candidatos para obispo al papa. El patriarca nombra a todos los cargos de su curia, y puede modificar, establecer o suprimir provincias y eparquías, con el consentimiento del sínodo y «tras consultar al papa». El patriarca ejerce un poder jurisdiccional total (al mismo nivel que el patriarca latino) en su territorio propio, y limitado en los exarcados (diócesis fuera de su territorio nativos, que pastorean a los fieles de ese rito, normalmente emigrados o sus descendientes), pero en cuanto a liturgia, su poder es mundial en su propia congregación, esté donde esté. Debe contar con el papa y el sínodo para trasladar la sede patriarcal o modificar su territorio jurisdiccional propio.

        El derecho canónico para las iglesias orientales añade un artículo que dice que el papa retiene el ejercicio de la plena autoridad sobre toda la Iglesia, pero en vista de los cánones anteriores, sería problemático definir su alcance, pues este está muy reglamentado, y se puede decir que, fuera de doctrina, únicamente ejerce poder de «veto» en asuntos mayores, y ninguno en la práctica en los menores. A la hora de la verdad, como hemos visto en la India o en Irak, cuando hay conflictos dentro de una iglesia patriarcal, se suele apelar al papa, que envía un legado para estudiar el asunto y ejercer un papel de arbitraje.

        Se puede decir que este sería el modelo básico de Iglesia católica con todos los ritos incluidos, y el papel de superioridad, básicamente arbitral en lo jurisdiccional, y superior en lo doctrinal, que ejercería el papa sobre el resto de patriarcados. Habría que notar también que en esas iglesias patriarcales el santo sínodo tiene mucho poder. Una sinodalidad muy tradicional y sin relación con el disparate alemán. En la Iglesia latina no hay nada parecido, y las conferencias episcopales son un pobre remedo. Los dicasterios romanos ejercen el verdadero poder.

        En el resto de Iglesias orientales en comunión, el poder de gobierno directo del papa va aumentando conforme el prelado que dirige tiene menor rango.

        nachet

      4. Avatar de Desconocido Anónimo

        La razón de la autonomía de las Iglesias Orientales se debe a cómo se incorporaron al catolicismo romano:

        Lo importante era la unión bajo el Romano Pontífice, no la unidad de liturgia ni de costumbres, por lo que, me imagino que teniendo un mínimo de doctrina común o, por lo menos, que no haya nada en contra, todos son bien venidos.

        Naturalmente hay que probar antes que descienden de la tradición apostólica, porque si no, las ordenaciones no son válidas, y que las palabras de la consagración sean las correctas.

        Esto no es tan independiente como parece, porque tener el mismo jefe significa también adquirir otras cosas, como el culto al Sagrado Corazón, a la Inmaculada Concepción o a Santa Teresita del Niño Jesús, por ejemplo.

        En otro orden de cosas ha servido también para que aquellos fieles a los que les repugna la eucaristía de Bugini puedan acudir a esas liturgias, si las hay, sin necesidad de abjurar el catolicismo.

    2. Avatar de Desconocido Anónimo

      Hay otra cuestión, a Papa llega quien primero fue obispo y, a veces, párroco. Y está muy bien insistir en que Orden y jurisdicción van parejos, pero habría que añadir: el gobierno eclesial no se reduce a jurisdicción. Dicho de otra manera, la diócesis no es el coto privado de un obispo, ni la parroquia es la finca particular de su párroco. Si desde esos niveles no se cambia la mentalidad, al papado llegarán monstruos de despotismo. En ese sentido se ha de agrandar el respeto a los carismas y a los laicos: Una sinodalidad verdadera, no de postureo, por usar esa palabra.

      1. Avatar de Desconocido Anónimo

        Lo que usted describe es de suma importancia porque el problema permea toda la jerarquía eclesiastica. Ya Benedicto XVI lo apuntó al hablar de hiera-archia más como «origen sagrado» que como «poder sagrado» como base de la estructura de la Iglesia.

        Eck

      2. Avatar de Desconocido Anónimo

        Yo creo que no es así; cualquier bautizado puede ser elegido Papa; aunque efectivamente recibiría los sacramentos del orden presbiteral y del episcopal inmediatamentedespues de la elección.

        De hecho estoy seguro que se ha elegido alguna vez a algún monje o algún fraile.

        Lo que pasa es que la carrera eclesiástica no sólo forma y prueba la constancia; es que revela ante todos quién es quien, su carácter, su ortodoxia, su inteligencia, sus habilidades, sus resultados…

        Además, como en todas las profesiones-y el mando es una de ellas-, el entrenamiento lo es todo.

        No se puede poner en la cúspide de una organización a alguien que no sabe mandar ni cuales son las consecuencias de sus decisiones.

        Mire lo que ha pasado con Bergoglio; y eso que él sí que tenía amplia experiencia de gobierno y administración, tanto en la Compañía de Jesús como en la archidiócesis de Buenos Aires.

        ¡quién iba a pensar que iba a salir rana!

        (excepto la siniestra mafia de San Galo, naturalmente)

Deja un comentario