Conocemos los doce trabajos de Hércules y las siete maravillas del mundo. El diario La Croix se ha dedicado a establecer los siete proyectos del pontificado. Hay que decir que el ambiente previo al cónclave no solo es propicio para todo tipo de especulaciones: ¿cuál es el perfil del próximo papa? ¿Habrá sorpresas? ¿Cuántas votaciones serán necesarias para elegir al próximo papa? Etc. No nos equivoquemos, en este periodo de incertidumbre, los pronósticos e incluso las especulaciones no son más que espuma. Lo esencial está en otra parte. Este periodo de «congregaciones generales», en el que los cardenales, tanto los electores como los mayores de 80 años, se reúnen todos los días para hablar del futuro de la Iglesia, es sobre todo una oportunidad para todo tipo de maniobras.
El final del pontificado de Francisco, marcado por un ejercicio autoritario —¡y casi solitario!— del poder, ha sorprendido a los observadores atentos de la Curia. ¿Hasta el punto de poner en tela de juicio las orientaciones revolucionarias de Francisco? Eso es precisamente lo que temen aquellos que solo deben su puesto y su función a su proximidad ideológica —la palabra está elegida— con Francisco. Para los más fervientes partidarios de las aperturas y audacias del último papa, se trata, por tanto, de ejercer toda su influencia para que estas lleguen a buen puerto. Su carta de triunfo: hacer creer que el movimiento iniciado por el último pontificado es irreversible. ¿Laudato si? Amoris Laetitia? Traditonis Custodes? ¿La Declaración de Abu Dabi, que afirma que «el pluralismo y la diversidad religiosa son una sabia voluntad divina»? Todos ellos son puntos de no retorno.
En esta línea, no sorprende que La Croix ocupe un lugar destacado entre los medios de comunicación que difunden un mensaje determinado: el pontificado de Francisco ha marcado un intento ciertamente importante para reformar de arriba abajo la Iglesia tridentina y aplicar hasta el final la actualización del Concilio Vaticano II, pero el movimiento iniciado por Francisco necesita absolutamente transformarse para que estos cambios sean realmente decisivos. Esto se traduce concretamente, entre los inspiradores activos del pontificado de Francisco, en un estado de vigilancia reforzada, transmitido por un servicio de prensa con una línea de conducta clara: «No es momento de detenerse». De ahí los siete proyectos del futuro pontificado, en los que se adivina, tras las fórmulas con aire de eslogan, el temor a un cambio de rumbo en cada una de estas cuestiones.
1.º proyecto: Mantener la unidad de la Iglesia en la diversidad
El diario La Croix presenta este primer proyecto como una alternativa cerrada: «¿Buscará el próximo papa, como Francisco, «armonizar las diferencias» o preferirá cerrar un poco más las filas?». Cerrar las filas sugiere un repliegue sobre sí mismo perjudicial. Es olvidar que, en una buena estrategia de combate, es una baza para hacer frente al poder del enemigo. Por lo demás, la fórmula «una Iglesia unida en la diversidad» da que pensar. Por un lado, porque todo el mundo sabe que detrás de la aparente afabilidad del papa Francisco, que clama «Todos, todos, todos» en la JMJ de Lisboa, se esconde en realidad una política diversitaria que desprecia la unidad. Por otro lado, porque si hay «muchas moradas en la casa del Padre» (Juan 14, 2), esta diversidad solo puede vivirse en la unidad de una misma fe en un mismo Credo. «Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios, Padre de todos, que es sobre todos» (Efesios 4, 5-6).
Segundo proyecto: completar el proceso sinodal
En cuanto al nuevo gobierno de la Iglesia deseado por el papa Francisco y motivado por su famosa «teología del pueblo», sus partidarios temen que sus esperanzas se vean defraudadas si la sinodalidad puesta en marcha no llega a buen puerto. En realidad, ya hay quienes se atreven a hablar. Incluso La Croix lo admite: «Sea cual sea el perfil bergogliano o no de su sucesor, los cardenales esperan una personalidad que sepa limar asperezas». En lo que respecta a la sinodalidad, no son las asperezas lo que hay que limar, sino los ángulos muertos de una reforma que merece ser señalada. La constitución jerárquica de la Iglesia, «La Iglesia del Verbo Encarnado», analizada por el cardenal Journet, no puede ser un dato que se pueda meter en un pañuelo y tirar según los deseos del momento de tal o cual papa…
Tercer proyecto: promover la paz contra viento y marea
Hay que reconocer que el papa Francisco, aunque adulado por los medios de comunicación mainstream, no se ha distinguido precisamente por su habilidad diplomática, por decirlo suavemente. En lugar del tópico simplista de la promoción de «la paz contra viento y marea», su sucesor deberá más bien devolver a los servicios diplomáticos de la Santa Sede la reputación que merecen y dotar de coherencia fundamental —entre pragmatismo sobre el terreno, habilidad política y firmeza evangélica— al discurso geopolítico del futuro papa.
4ª tarea: no dejar que se apague la llama de la ecología
No hay nada más lamentable que querer estar a la altura de los tiempos. La Iglesia «conciliar», siguiendo sin embargo este leitmotiv, no deja de reconocer que lleva más de sesenta años claramente superada. Así ocurre con el tema de la ecología, sobre el que La Croix escribe que será un «gran reto» para el próximo pontificado, antes de añadir con una pizca de tristeza: «aunque hoy parezca pasar a un segundo plano». Es cierto que, en una época de confusión doctrinal y de estructuras generalizadas de pecado, los fieles que buscan (sobre)vivir espiritualmente y transmitir la fe a sus hijos consideran sin duda que hay otras prioridades más importantes que conducir vehículos eléctricos…
Quinto proyecto: Vivir la fraternidad y la misericordia
Detrás de este proyecto, La Croix aborda el tema de los migrantes. «¿En un mundo que se cierra, el próximo papa abordará las migraciones con la misma fuerza que Francisco?». Sin embargo, este mundo que se cierra utiliza un reflejo de supervivencia muy natural. Ante una amenaza, ¿quién no buscaría protegerse? Hay un aspecto que no se ha tenido en cuenta en la cuestión migratoria tal y como la ve el papa Francisco y que el futuro pontífice deberá abordar: devolver su prestigio a la idea del bien común. La preservación de la paz civil y la garantía de espacios de convivencia no pueden lograrse culpabilizando a quienes acogen de forma irreflexiva a personas que desean instalarse en otro lugar que no es el suyo.
6º proyecto. Hacer de la Iglesia un hogar seguro
¿Qué amante de Cristo y de su Iglesia no podría tener este deseo? Pero, una vez más, al igual que el papa Francisco se presentó como «el papa de todos» mientras ejercía su autoridad con una inflexibilidad característica, sus repetidas intervenciones —a veces con un desprecio elemental por la ley— en asuntos sexuales (el cardenal McCarrick o el jesuita y mosaista Rupnik) o financieros (el cardenal Becciu) dejan estupefactos. Hacer de la Iglesia un hogar seguro deberá comenzar por una aclaración de estos asuntos turbios y, en particular, del papel que el propio Francisco haya podido desempeñar en ellos.
7º proyecto: Anunciar el Evangelio
El espíritu del Concilio Vaticano II y sus aplicaciones concretas, lejos de haber realizado la famosa «primavera de la Iglesia» que sus instigadores habían anunciado, ha dado paso a un auténtico campo, si no de ruinas, de avanzado deterioro de la Iglesia. A mediados de los años 70, el cardenal Siri, arzobispo de Génova y actor de la minoría conservadora durante el concilio, ya hacía en conversaciones privadas esta implacable constatación de los famosos «frutos» del concilio: «el desastre es total y las consecuencias universales». Anunciar el Evangelio, sí, por supuesto, ¡evidentemente! Pero esto solo podrá hacerse una vez que la institución eclesial haya salido de la crisis existencial que atraviesa. Es decir, predicar la Buena Nueva a tiempo y a destiempo, basándose en la enseñanza constante de la Iglesia. Según san Francisco de Sales, «Las mayores desgracias de la Iglesia han venido de que el arca de la ciencia se ha encontrado en otras manos que las de los levitas». Reapropiarse de la ciencia de la fe a través de un catecismo sólido es, sin duda, la verdadera condición para una nueva evangelización eficaz.
Fuente: Paix Liturgique
Wanderer 
Pingback: Los trabajos del próximo antiPapa, según los progresistas – Ejército Remanente🏹 Noticias
A los progresistas, que saben mucho de controlar elecciones y manejar asambleas, les gusta lanzar globos sonda para no quemar a sus candidatos. En 2013 lo hicieron con Odilo Scherer, de quien hablaba toda la prensa, cuando en realidad el «tapado» era J. M. Bergoglio, de quien ya nadie hablaba después del fracaso de 2005. Recuerdo que justo antes de entrar en el anterior cónclave el cardenal Karl Lehmann se pavoneó de ello ante los periodistas, diciendo que los nombres más interesantes no habían aparecido en las portadas de los periódicos y que habría sorpresa, como así fue.
Cierto que el cónclave que viene les agarró desprevenidos con poco margen de maniobra, pero en esta ocasión son muchos más. Debe ser la primera vez en la Historia que hay alrededor de un tercio de votos de progresismo duro, entendiendo por tal la heterodoxia abierta y descarada, sin máscaras ni paños calientes de ninguna clase. Yo cuento en la lista y me salen alrededor de 40 cardenales abiertamente heterodoxos (y alguno seguro que me dejo), a quienes además se les ve juntarse y departir amistosamente en los vídeos que están trascendiendo estos días de las congregaciones generales.
La minoría de bloqueo está en 45 votos. Los heterodoxos no van a poder imponer un Papa de línea progresista dura a menos que consigan otro medio centenar de votos más, lo cual es dudoso, pero sí tienen más fácil que nunca vetar cualquier candidatura mínimamente conservadora, o simplemente que no les agrade (como puede ser la de Parolin, que no gusta a los heterodoxos de línea dura). No se engañen pues: saldrá un progresista. Más o menos moderado, pero progresista.
Sea como fuere, no me extrañaría que el verdadero candidato tapado fuera alguien de quien no hemos escuchado hablar estos días. Así, por ejemplo, ¿ha oído alguien a algún periodista decir algo del cardenal Jozef de Kesel…?
si sale un progresista, mas o menos moderado, pero progresista al fin y al cabo, es decir un hereje como bergoglio, la iglesia quedara reducida a solo escombros.
la gran mayoría de los cardenales no son ni ortodoxos ni heterodoxos, sino que son marxistas, pero del groucho marx, estos son mis principios, si no te gustan, tengo otros. algunos parecen olvidar esto.
…»que habría sorpresa»…, como efectivamente la hubo, y muy grande; enorme… ¡del fin del mundo!
Pero, ¿Cómo lo sabía?
¿El Cardenal Lehmann era de la mafia de San Gallo?
Los progresistas nos tratan como IDIOTAS e insisten en querer darnos gato por liebre…
«como son unos tontitos», dicen…
Pues a esta gentuza supremacista y ensoberbecida yo les tepito lo que el Pueblo sabio dice:
«el que ríe el último, ríe mejor».
Con la ayuda de Dios y de Su Santa Madre.
A mí no me salen tantos «heterodoxos descarados»: Marx, Braz de Aviz, Dew, Cupich, de Kesel, Tobin, Hollerich, Zuppii, López Romero, Gregory, Lojudici, Avelino, Steiner, McElroy, Chow, Castillo, Kikuchi, Spengler, Vesco, Repole, Battaglia, Farrell, Tolentino, Czerny, Grech, Gambetti, Roche, Fernández y Radcliffe. A lo mejor me dejo algunos, pero creo que no -estamos refiriéndonos a «ultraprogres»-. Y de Kesel no tiene opciones reales precisamente por ser un heterodoxo radical; usted mismo ha referido que no alcanzarían estos los dos tercios. De Kesel y los obispos de su país fueron los primeros en aprobar la bendición a parejas de sodomitas y adúlteros, aún no había surgido «Fiducia suplicans». No creo que esto guste a muchos periféricos.
wanderer, que piensa que debemos hacer si el elegido como papa durante el conclave es igual o peor que bergoglio.
Amén de la respuesta que pueda darle Wanderer (si quiere), yo le apunto una.
Lo mismo que debemos hacer si es elegido uno mejor que Bergoglio, o un antibergogliano, o incluso un Santo: salvar el alma.
efectivamente salvar el alma, pero dentro de una iglesia catolica donde la herejia lgbt se convierte en dogma por obra y gracia de un papa igual o peor que bergoglio? yo en mi caso, y obrando en conciencia no podría quedarme, seria imposible.
Ninguna herejía será proclamada dogmáticamente.
Y ¿adónde irá, fuera de la Iglesia Católica?
Tenga cuidado con esa actitud que manifiesta, lo pone en riesgo de caer en la confusión cuando llegue la Abominación de la Desolación.
Nuestra Fe no está en los hombres, sino en Jesús el Cristo.
Esto sucede cuando la Iglesia se somete al mundo y a sus herejías para agradar a los hombres y sus agendas políticas.
No. La finalidad de la Iglesia no es el ecologismo, la fraternidad, ¡el humanismo fracmasón!, ni las consignas de género. No es la justicia social o la inmigración, o quedar bien entre ateos y progres.
No. La Iglesia está para anunciar el Reino de los Cielos, condenar la herejía cosmopolita de estos tiempos, HACER CUMPLIR los preceptos de Dios, los 10 mandamientos, anunciar el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Salvar a los pecadores señalando y CORRIGIENDO sus errores aunque no les guste, condenar las blasfemias de los hombres de esta generación de víboras. Eso es la Iglesia: El anuncio de Cristo. Salvación, conocimiento de la Voluntad de Dios, Comunión, doctrina, corrección. Espiritualidad. Tradicionalismo. Le guste o no a los perversos de este mundo. El Pontífice elegido DEBE ser un PUENTE entre dicha Iglesia y los hombres de este mundo.
Y los franceses que dejen de imponernos sus herejías abominables de condenación.
Pingback: La feuille de route de La Croix pour le futur pape | Benoit et Moi
El Cardenal Burke ha pedido que redoblemos las oraciones «dada la gravedad de la situación». Parece que se teme lo peor.
The Specola blog mentioned the top four Cardinals seem to be Parolin, Tagle, Aveline, and Turkson. If true, La Croix may get its wish. Talk of a conservative has almost completely disappeared.
Pues de los mencionados, el más inofensivo parece Tagle, el Chito Karaokito: aunque de ascendencia china y aparentemente pro acuerdos con el PCCh, al menos no puede vender más a la Iglesia china porque ya no queda nada más que vender, «gracias» a Parolín. Parolin tiene más peligro que una piraña en un bidé, el franchute Aveline no digamos. Turkson es completamente subnormal y no sé con qué lupa —o microscopio— lo buscaron en el África negra, porque era lo único progre, con diferencia, del episcopado de allá.
La mejor sinodalidad y la más auténtica es aquella en que los fieles católicos tienen LOS CORDONES DE LA BOLSA, esto es, que puedan votar con su monedero si los caprichos papales (y episcopales) y sus conductas moral y política siguen la sana doctrina o son contrarios a la fé.
Esto es, que tiene que ser la diócesis (y, más sinodalidad de la buena todavía, la parroquia) quien recaude el diezmo utilizando sus propios recursos y no los coercitivos del Estado.
Necesitamos que los bergoglios de la vida huelan a oveja de verdad, no de mentirijillas para la galería.
El contraataque progresista es también el tema, en la nota de hoy en La Nación, de nuestra inefable Elisabetta. Por ejemplo, dice que el candidato de los conservadores es… Parolin. No se la pierdan…
Dirá que es «conservador» porque, como diplomático, al menos usar los cubiertos correctamente y eso la debe de haber deslumbrado.
El progresismo es pura publicidad. Son capaces de decir una cosa y hacer la contraria, pero la publicidad es lo que impregna el relato de sus seguidores.
Todavía hay muchos que repiten como loros, que Francisco era «papa de la misericordia», mientras olvidan su pontificado dictatorial, personalista contra los que le llevaban la contraria, que eran destituidos, sin ningún proceso canónico, y tratando a los obispos como empleados en vez de sucesores de los Apóstoles.
Es que para Bergoglio parece que los obispos de la catolicidad no eran sus hermanos, sino mucanas a las que se les puede echar a la calle de una patada en salva sea la parte si no obedecen en el acto a sus órdenes de engreído ensoberbecido.
Ha debido echar a la calle, por una razón o sinrazón cualquiera a unos 200 de ellos.
Naturalmente se aprovecha de que hoy por hoy, no pueden ir a ningún tribunal laboral para proteger sus legítimos intereses.
Del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20
En aquel tiempo se apareció Jesús y les dijo: Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien. Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban.
No es muy difícil de entender. Esto es lo que tienen que hacer los sucesores de Pedro y de los Apostoles
Franceses comentando a franceses en el reino masónico de Rothschild-Macron es como querer determinar al mismo tiempo la velocidad y posición de una partícula subatómica: no sirven los promedios para entenderlos. El grado de injerencia del estado franchute en la iglesia de la France es enorme y vale como recordatorio el desastre de Notre Dame, antes, en y con, y después del incendio intencional. Este artículo reúne el pensamiento, mas o menos, del card. Aveline: Dios nos libre de él, si es que están haciendo lobby con esa nota. Y de paso, que el Altísimo lo lleve a Macron a visitar a Bergolio, asap.
Desde hace algunos años comprendí que la única vía para una restauración verdaderamente católica de la Iglesia es la pax litúrgica, la liberación in toto del rito tridentino (no solo su Misa) y la reforma urgente del rito montiniano para dejar de ser una copia mala del lutero-anglicano.
Los señores(?) cardenales lo saben muy bien, ya que ven las estadísticas de crecimiento sólido en parroquias que lo practican y la desaparición continua de las que siguen con la «primavera» del pasado concilio.
El único punto que deberían considerar es quien será capaz de llevar adelante esta restauración y asegurarla con magisterio definitivo y ley canónica perenne.
En 2025, ninguno de los purpurados puede aducir que no conoce vida y obra de cada uno de los que ingresan en la Sixtina. En 2013 las redes sociales aún no tenían el despliegue masivo y la data que hoy 2025. No tendrán excusa. Como tampoco la tendrán si como avisó Müller, viene un cisma.
Es tiempo que progres y moderados fundamentalistas del promedio, desaparezcan. Solo se logrará con una acción firme al extremo de parte de los pocos que aun reconocen que se es de Cristo o del mundo.
Elvis Tek
…»El grado de injerencia del estado franchute en la iglesia de la France es enorme»…
Es más que enorme.
¿Pero sabe por qué?
Porque el caso Dreyfus les reveló que estaban en peligro mortal, porque eran una pequeña minoría dentro de una gran mayoría católica en un país católico…
¿ qué hacer?
Utilizar los votos obreros con las reclamaciones socialistas, para tener una fuerza que ni en sueños hubieran tenido…
y una vez en el poder, dar a la Iglesia Católica unos palos de tente y señor mío (los decretos de 1902 y 1905) con los que básicamente expulsan de Francia a los jesuitas, expulsan de Francia a las órdenes monásticas, prohíben a los religiosos la enseñanza…y les incautan todos sus edificios…
Sí, Notre Dame de Paris ni ninguna iglesia anterior a esas fechas (y estamos en el siglo XX) son ya propiedad de los católicos, sino del «ESTADO» (es decir, de los POLÍTICOS y sus amos secretos que controlan ese «Estado»). Y son estos políticos los que autorizarán o no su uso si los católicos se portan «bien».
Pero ¿cómo lo han logrado?
Con la estafa del «laicismo anticatólico» y del «espíritu republicano antidemocrático».
Naturalmente, en un país que se dice «democrático», esto es donde gobierna el Pueblo, por el Pueblo y para el Pueblo, hay 2 logias en la Asamblea Nacional y en el Senado franceses, para asegurar que la mayoría del país, que sigue siendo católica, siga obedeciendo a alguien que nadie sabe quién es, porque es secreto.
Sólo se sabe que no es católico ni protestante.
Es un «ilustrado agnóstico o ateo» y probablemente no es siquiera de raza francesa.
Pues, señor mío, con esos mimbres los obispos tienen que hacer los cestos.
Entonces, ¿para qué tener más problemas de los que ya tienen?
Seguro que tienen razón.
GASTÓN: Quizás convenga recordar las expectativas despertadas -y sólo en parte conseguidas- con la elección de Benedicto XVI. Quienes saben de ello insisten en que la rectificación del rumbo de la Santa Madre Iglesia es tarea más que humana. Así que ni flaquear en la oración ni bajar la guardia