Comunión eclesial

En la red social X (@CaminaWanderer) he tenido hace algunas semanas interesantes discusiones con un joven sacerdote salesiano (@EmiArruaba) sobre diversos temas. Estoy convencido de que se trata de un sacerdote entregado a su ministerio y heredero del legado de los grandes salesianos que fueron tan importantes en Argentina, como Mons. Juan Cagliero o el P. José Fagnano. Sin embargo, mi contrincante tiene las cadencias propias de su orden. Por ejemplo, me asegura que el jamás aceptará que la humildad del Papa Francisco, que decidió vivir en Santa Marta en vez del Palacio Apostólico, le costaba a la Iglesia dos millones y medio de euros al año. Y su incredulidad se basa en que la noticia fue publicada por Il Tempo, un diario italiano de corte conservador; y el curita jamás depositaría su confianza en un medio conservador: las cuentas las debe hacer él mismo, y convengamos que los salesianos son muy buenos para los números, y para capturar herencias cuantiosas. 

Pero este padrecito amigo tiene también las cadencias propias de la formación que recibió. Y por eso, se enfurece cuando yo llamo al arzobispo de Buenos Aires “el no-cardenal García Cuerva”. Yo le digo que es simplemente una cuestión fáctica: Cuerva no es cardenal; él dice que es una irrespetuosa ironía que atenta contra la figura del arzobispo y lesiona la comunión eclesial. Y con mucha más razón cuando el criticado es el mismísimo Papa Francisco —el salesiano es uno de sus viudos— y me recuerda que “quien hiere la comunión con el Sucesor de Pedro, hiere el cuerpo entero de la Iglesia”. Yo me quedé asombrado del error profundo de teología y así se lo dije, pero debo reconocer que este sacerdote amigo tiene buena parte de razón. La comunión o koinonía, aunque por efecto del progresismo que manoseó el concepto nos cause cierto escozor, es un elemento fundamental en la Iglesia

El concepto de comunión (koinonía en griego, communio en latín) refleja la idea de la unidad de la Iglesia, entendida como un cuerpo místico unido a Cristo y entre sus miembros, con los obispos desempeñando un papel central como garantes de esta unidad. Los Padres desarrollaron esta idea en tres dimensiones principales. Unidad eucarística: la Eucaristía como sacramento que une a los fieles con Cristo y entre sí; unidad episcopal: los obispos como sucesores de los apóstoles, responsables de mantener la ortodoxia y la unidad de la Iglesia local y universal, y unidad doctrinal: la adhesión a la fe apostólica como base de la comunión.

San Ignacio de Antioquía, que fue discípulo del apóstol San Juan, escribe a los efesios: “Donde esté el obispo, allí está la comunidad (κοινότης), así como donde está Cristo, allí está la Iglesia católica”. Y expresiones similares podemos encontrar en otras de sus cartas a las siete iglesias. San Ireneo de Lyon dice: “La tradición de los apóstoles, manifestada en todo el mundo, puede verse en toda Iglesia por aquellos que deseen ver la verdad, y tenemos la sucesión de los obispos, a quienes los apóstoles confiaron la Iglesia”. Y en otra parte también del Adversus haereses: “Es necesario obedecer a los obispos de la Iglesia, que tienen la sucesión de los apóstoles… porque ellos son quienes custodian la predicación de la verdad”.  San Cipriano de Cartago, en De unitate Ecclesiae, escribe: “El obispo es el fundamento de la unidad, porque nadie puede estar en la Iglesia si no está en comunión con su obispo”, y en una de sus cartas agrega: “No puede haber cisma donde hay unidad con el obispo, porque el obispo, por la sucesión apostólica, es el vínculo de la unidad”. San Atanasio de Alejandría, en la Historia arianorum dice: “Los obispos, reunidos en concilio, son los que preservan la fe de la Iglesia, porque la comunión (κοινωνία) de la Iglesia depende de la verdad de la fe apostólica”, y en la Carta a Afro: “La comunión de la Iglesia se basa en la fe de los apóstoles, que los obispos deben custodiar contra las herejías”. Y San León Magno, en Tomus ad Flavianum escribe: “La comunión de los obispos en la fe apostólica es la que asegura la unidad de la Iglesia, bajo la guía de la sede de Pedro”. 

Este brevísimo florilegio, que podríamos aumentarlo hasta reunir un volumen entero, da muestra de la necesidad de la unidad o comunión dentro de la Iglesia. Y todos recordamos el mandato del Señor: “Que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti” (Jn 17,21). Y esa unidad se da en torno al obispo. Dicho de otro modo, romper la comunión de la Iglesia des-uniéndose al obispo, es cosa grave, o más bien, gravísima, porque el mismo Jesucristo dispuso que la Iglesia se fundara sobre los obispos en tanto sucesores de los apóstoles. Y aquí, el salesiano tuitero tiene razón.

Sin embargo, creo yo que se le olvida algo fundamental. Esa koinonía, o comunión con el obispo y, a través de él, con el Papa de Roma, no es un lazo tribal que nos une a un caudillo simplemente por una cuestión de fidelidad comunitaria o por un vínculo emocional. En la Iglesia, los obispos derivan su autoridad de la sucesión apostólica, lo cual aparece claramente en los textos patrísticos que vimos; no es un caudillo que la obtiene de su carisma personal y su capacidad de movilizar al pueblo. Y que la autoridad del obispo y su rol de principio de comunión provenga de la sucesión apostólica implica no solamente la cuestión mecánica de transmisión del orden episcopal, sino también la confesión y custodia de la fe de los apóstoles. Repito a San Atanasio: “La comunión de la Iglesia se basa en la fe de los apóstoles, que los obispos deben custodiar contra las herejías”. Por eso mismo, cuando un obispo o incluso el mismo Papa romano como sucedió en numerosas ocasiones con Francisco, deja de predicar esa fe y propone, en cambio, doctrinas opuestas, ellos mismos están traicionando su rol de centros de la koinonía eclesial. Ellos son los que abandonan la comunión. Ya no es un agravio a la comunión eclesial criticarlos e incluso desobedecerlos, sino que puede llegar a ser un deber, pues por encima de la comunión está la verdad. O mejor, la verdad es el fundamento de la koinonía. Por eso, en estos casos no se está atentando contra la comunión, como acusa el salesiano, sino que, al contrario, se la está fortaleciendo. Porque la Iglesia, como todos sabemos, no está integrada solamente por los bautizados que actualmente “militamos” en esta vida terrena, sino también por qui nos praecesserunt cum signo fidei et dormiunt in somno pacis, “los que nos han precedido con el signo de la fe y duermen en el sueño de la paz”. La koinonía es con la Iglesia en su totalidad, y si el no-cardenal García Cuerva dedica su oficio de sucesor de los apóstoles a “militar” políticamente el peronismo, limitando su discurso a la mera sociología y deja de ejercer su misión primordial que es la de ser testigo “de la verdad de la fe apostólica”, ha dejado entonces de ser el vínculo de la comunión, y no es ya factor de unidad sino todo lo contrario.

Creo que la mayoría de los que nos acercamos a esta página tenemos claras estas cuestiones. Sin embargo, corremos un peligro, y este es acostumbrarnos a la desobediencia, porque la verdad es que tenemos el hábito de ser invariablemente desobedientes a los obispos, e incluso al Papa. La crisis monumental por la que ha atravesado la Iglesia en las últimas décadas, caracterizada sobre todo por la defección en la fe de un sin número de obispos, justifica nuestra actitud: para ser obedientes a la fe apostólica, hemos debido ser desobedientes a nuestros obispos. Pero el problema que yo veo es que ese hábito se encarne de tal modo en nosotros que nos impida discernir; que nos nuble la inteligencia y que, como es más fácil ser desobediente que obediente, elijamos romper la comunión porque de entrada y sin discernimiento, consideramos que el obispo, o el Papa, no siguen la fe de los apóstoles.  En este sentido, meha parecido de una gran sensatez y de verdadera comunión eclesial la carta del P. John Fullerton, superior del distrito de Estados Unidos de la FSSPX, que invito a todos a leer.

En Argentina la tenemos más fácil que en otras regiones. García Cuerva, o Colombo, o Barba, son personajes que, aunque usen mitra y báculo, han dado muestras más que suficientes de no profesar la integridad de la fe católica, de realizar afirmaciones erróneas o ambiguas y de perseguir a quienes queremos mantenernos fieles a lo enseñado por la Iglesia a través de los siglos. La cuestión es más compleja con el Papa. Ya lo he comentado en este blog: me parece muy preocupante el silogismo en bárbara que hacen muchos: “El Concilio Vaticano II es malo. El Papa León sigue al Concilio Vaticano II Por tanto, el Papa León es malo”. Y podemos cambiar el término medio por: “elegido por Francisco”; “habla de sinodalidad”; “confirma obispos modernistas”, «celebra el novus ordo«, etc… Se entiende que adoptar un silogismo simple (o simplote) es mucho más cómodo; se entiende que no todos están hechos para las sutilezas aunque éstas no sean tan sutiles, pero no se entiende que desprecien la necesidad de mantener la comunión eclesial, y mucho más cuando el actual pontífice, hasta el momento, ha enseñado con claridad y firmeza ya desacostumbrada, la fe apostólica.

46 comentarios en “Comunión eclesial

  1. Avatar de gracefullyfurryaab496f715 gracefullyfurryaab496f715

    La Comunión es un don, no una elaboración humana. Como bien dice, su fundamento es la fe, y sin esa base, no hay apelación a la Comunión que valga. ¿Cómo puede nadie, con un mínimo de formación en historia de la Iglesia y en teología, escandalizarse por una crítica a la jerarquía que puede hacer aguas en ese sentido? La Iglesia, tanto a nivel local como universal, no es un “cortijo” particular donde su cabeza reinventa el depósito de la fe. La obediencia no es precisamente el típico servilismo sectario. Ahí tenemos el ejemplo histórico de la diatriba entre el presbítero Hipólito y el Papa Ponciano.
    Las ideologías ciegan.
    No se puede ser humilde a costa de otros.

  2. Avatar de Desconocido Anónimo

    Los que están muy en comunión con León son los obispos argentinos, ¿no? Ya hubo audiencias con:

    • Bochatey
    • García Cuerva
    • Caride
    • Su Excelencia Cardenal Besuqueiro

    Incluso descontando a su amigo personal y al ghost writer, parece que ha recibido más obispos de la Argentina que de otros países de Sudamérica. Incluso el brasileño Spengler viajó pero por temas de CELAM… en contexto, 15 días después apareció la fuertísima bajada de línea fulminando al documento de Aparecida: https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2025/05/28/280525c.html

    «Tenemos [nos, el Papa] la urgente necesidad de recordar que es el Resucitado quien protege y guía a la Iglesia… suplicando que la fortalezca en su misión … de anunciarles el mensaje de salvación de Cristo Jesús». Foco en Jesucristo, el líder es él y no ustedes; chau opcion preferencial por los pobres, pueblo como locus teológico, etc.

    ¿Se viene una bomba más grande para esta parte?

  3. Avatar de Desconocido Anónimo

    Un allegado a Gandhi comentaba: «¡qué caro es mantener pobre al Mahatma!», por la dificultad en conseguir sus humildes alimentos especiales (leche de chiva, etc.), conseguir y elaborar los tejidos tradicionales para su ropa, etc. Hay una clase de «humildes» profesionales -como el finado Francisco) a los que cabe el comentario de Sócrates a Antístenes (que sólo llevaba báculo, zurrón y palio viejo y agujereado): «veo la vanagloria por esas aberturas de tu palio».

  4. Avatar de Desconocido Anónimo

    Si la unidad se pone por encima de la verdad, entonces es unidad en el error. Nones cristiano.

    Lo mismo pasa si la caridad se pone por encima de la verdad, entonces es sentimentalismo. Tampoco es cristiano.

    1. Avatar de Don Pelayo Don Pelayo

      A ver… hay que comparar peras con peras y manzanas con manzanas. La verdad en todo caso con el bien, o lo verdadero con lo bueno. La caridad es una virtud sobrenatural y es la más importante de todas. Otra falencia en la que muchas veces cae cierto tradicionalismo: comprar el concepto de caridad de los progresistas y creer que simple amabilidad en el trato (también lo es) u obras de misericordia (también lo es). Por supuesto que la caridad supone la fe, no hay caridad sin fe, pero es superior la caridad.
      Si por verdad se entiende La Verdad , es decir Cristo, obviamente la caridad se ordena a Él y en ese sentido se le subordina, pero ontológicamente hablando, como realidades creadas, la caridad es más importante que la verdad. Por supuesto que nadie ama lo que no conoce, y así podemos hacer mil distingos.
      Cristo no tiene fe, es la Verdad y es Caridad es grado sumo. Dios es Caridad, no es un invento progre, lo dice la Sagrada Escritura. El Espíritu Santo es el Amor, y eso no es progresismo, es doctrina Trinitaria, realidad suprema divina Trinitaria.
      Entonces hay que tener cuidado con eso de que la caridad se subordina a la verdad… Hay que ser más preciso y aclarar bien de qué estamos hablando.
      Es una aclaración sin ánimo de ofender a nadie ni de pelearnos inútilmente.

      1. Avatar de Desconocido Anónimo

        Me parece que lo que el anónimo del 10/06 16:53 quiso decir con «si la caridad se pone por encima de la verdad» es «si la caridad deja de lado la verdad». O sea no se refiere a la importancia relativa sino a la necesidad de presencia simultánea. Amar es desear y procurar el bien de alguien, y ese bien no puede ser procurado si se ignora, o mucho peor se deja de lado, la verdad sobre ese alguien.

        Por ejemplo no se estaría procurando el bien de un diabético si ignorando, o mucho peor dejando de lado, su condición se le ofreciese una comida abundante en hidratos de carbono como si tuviera metabolismo normal.

    2. Avatar de Desconocido Anónimo

      Si el señor que hace este comentario, modelo de concisión y lógica férrea, quisiera hacer el favor de darse a conocer nos haría un gran favor. Porque supongo que tenga algún blog o cosa parecida en que pudiéramos beneficiarnos y en estos momentos de confusión sería muy de agradecer.

      GASTÓN

  5. Avatar de duckloudlyc1f363994f duckloudlyc1f363994f

    Hola, colaboraba muchos años con Misiones Salesianas. Un dia al recibir su publicación me encuentro con que apoyaban la Agenda 2030 y los ODS. Lo siento mucho, me di de baja y pensé sobre lo que se nos está viniendo encima

  6. Avatar de Desconocido Anónimo

    Si esta deformidad teólogica es propia de varios salesianos, no lo sé. Lo que sí sé es que es muy amplia en cleros diocesanos y creo que el origen es claro. Un seminarista desde el inicio tiene «su» Obispo a quien le debe obediencia, le tiene miedo y termina diciendo amén a todo lo que hace y dice como un lamebotas. Esta actitud se proyecta al Papa en nivel exponencial. Para más señas, un ejemplo. Fui a visitar un cura en una parroquia y él tenía prendida la tele en una misa papal dominical en Roma. Me preguntó si no quería verla en aquel momento con él o si la vería después. Contesté que no sin cualquier problema de conciencia. El cura se escandalizó diciéndome: cómo así no? Es el Papa! Se puso triste e irascible y me fui tranquilo no más.

    Estoy seguro que el referido salesiano no llega a este extremo. Presenciar un diocesano creer que no ver una Misa papal de domingo es falta de amor al Papa y a la Iglesia este sí que es un extremo de pobreza teológica.

    1. Avatar de Jorge Martín - Granada Jorge Martín - Granada

      Si la Iglesia es el Rostro Visible de Dios Invisible, una definición vertical y jerárquica, ahí está perfectamente situado el obispo.

      Pero cuando la Iglesia cambia y se hace llamar Pueblo de Dios, una definición horizontal, el lugar del obispo es circular, sin ser radial. Ya ni él mismo sabe cual es su lugar.

      En una Iglesia jerárquica, el obispo pide, solicita y demanda, un altísimo lugar, desde donde poder confirmar en la fe a los demás. Algo totalmente inexistente en una Iglesia circular.

      Sentados alrededor del altar, ¿quién es quién? Y si no sabemos quien es quien, ¿cómo y de dónde nos vendrá la confirmación en la fe?

      Cuando el obispo abandona su lugar, jerárquico por definición, abandona su propia fe y se une a esa masa circular, donde nadie halla hogar ni lugar.

      P. S. La explicación más sencilla y fácil del caos actual es gráfica, es visual.

  7. Avatar de Desconocido Anónimo

    Montinianos, que rompieron material y formalmente la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, nombrando «lefebvrianos» a quienes acusan de estar en no communión…

    Leo XIV Pp, tendrá mucho trabajo a izquierda y derecha.

    Huntington

  8. Avatar de Desconocido Anónimo

    Es claro que la confusión viene porque hemos visto muchos casos de obispos que pedían obediencia a cosas que son objetivamente pecados. De eso hay numerosos ejemplos.

    Una de las pocas frases latinas que los obispos suelen citar es «nihil sine episcopo». La atribuyen a San Ignacio de Antioquía. Dudo que la mayoría de ellos sepan dar la referencia a dicha frase. Por las dudas aclaro que San Ignacio escribió en griego. El tema de la dependencia del obispo San Ignacio de Antioquía lo trata en las cartas a los tralianos II, 2; a los filadelfios VII, 2; los esmirnoitas VIII, 1.

    Algunos incluso llegan a atribuir esa sentencia a San Cipriano por una lectura errónea de un documento de la Comisión Teológica Internacional («La sinodalidad en la vida de la Iglesia» Nº 25) y lo enlazan con un texto del Obispo de Cartago de su carta 14, 4: «nihil sine consilio vestro et sine consensu plebis»; dejando una especie de canonización de la sinodalidad a cargo del tiranuelo de turno: nihil sine episcopo, nihil sine consilio vestro et sine consensu plebis.

    La frase de San Cipriano es más larga y dice: «desde el comienzo de mi episcopado decidí no gestionar nada por mi cuenta sin vuestro consejo y el consentimiento de mi pueblo». No creo que se refiera al contenido de la fe, sino más bien a ciertas decisiones.

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      Quien se ha apartado de la integridad de la doctrina de la fe es la jerarquía eclesiástica oficialmente a través de las premisas del último concilio. Volvemos a lo mismo: es la jerarquía la que pierde la comunión en la verdad. La Fraternidad obedece lo obedecible, y lo que considera que no, no, por ejemplo la nueva misa. El problema de la fraternidad está en el orden del derecho positivo. Pero el derecho positivo no crea la «plenitud» de la comunión con la Iglesia, porque puede hacerse un mal uso del derecho, por ejemplo las excomuniones. Creo que debe conocerse la doctrina a fondo, y la raíz de los problemas de la Iglesia de hoy para entender que la postura de la fraternidad es prudente.

      1. Avatar de Desconocido Anónimo

        A la nueva Semana Santa la siguen los institutos Ecclesia Dei, que en el resto de los días celebran la misa tradicional pero concedieron la Semana Santa para la nueva misa.

  9. Avatar de Desconocido Anónimo

    La Iglesia argentina me da la sensación de que las vocaciones deben ser muy pocas, por lo tanto no pueden darse el lujo de filtrar muy fuerte a los ingresantes. Los curas «villeros» peronistas me dejan especialmente perplejo de cómo es posible que la Iglesia haya formado eso. Tal vez sea un poco sincretismo como el de los jesuitas en China o en el altiplano boliviano. Un tipo de aculturación a los evangelizados.

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      La parroquia en donde vivo (Cuyo) ha dado a la Iglesia 9 sacerdotes. Solamente 2 viven en la diócesis. En resto está disperso por el mundo.

      Vocaciones hubo, fue la Iglesia quien no las quiso.

    2. Avatar de Ignotus Saltensis Ignotus Saltensis

      los curas peronistas villeros, son acaso humanos o trolls? En caso de que tuviesen alma racional, es decir humana, son tan distantes del argentino promedio, que hay que hacer sincretismo jesuítico como en China o en el Altiplano? A mí me parece que la evangelización en el Cuzco y en el Alto Perú fue mejor que en muchos otros lugares más al Sur. Se ve el problema de los curas peronistas, pero no el problema del cura radical, del Pro, liberal, etc, porque de algún partido tienen que ser, pero al menos estos no son villeros ni gronchos. Creo que un Concilio Grande, debería determinar si el gorilismo es una posición política o una enfermedad espiritual.

  10. Avatar de Desconocido Anónimo

    Los silogismos simplotes que D. Guander trae al ruedo, lamenteblemente existen y son funcionales a la ideología que los promueve. Cualquier buena idea, o conjunto de buenas ideas, puede convertirse en una ideología, inclusive en una ideología perversa. Basta que haya un tipo con bastante soberbia para redactar un recetario de ideas… y una cuantos simplones que crean que en ese recetario está la solución de muchos problemas, aún los más complejos.

    Aquí se habló del tradismo, y me pareció genial el término, porque es la manera correcta de denominara a la ideología tradi. Que es mucho más peligrosa que la ideología del buen curita salesiano. Porque puede tener mayor apariencia de verdad y porque afecta a nuestros amigos, tornándolos insoportables. El problema de la communio ecclesialis tiene su complejidad y se lo puede discutir desde la lectio, la disputatio y el diálogo franco entre quienes se sientan a dalogar en la búsqueda de la verdad. Con un espacio reservado a la eutrapelia, naturalmente.

    Otro problema es el de la caridad, quizas el curita salesiano sea un santito, aunque escaso de buena doctrina. No nos pensemos ni por un segundo que somos mejores.

    Ignotus Saltensis

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      Se Leão somente tem ensinado, com claridade e firmeza já desacostumada, a fé apostólica, só há duas possibilidades: ou a adesão dele ao Vaticano II é apenas nominal, presumida ou o evento dos anos 60 não viola a ortodoxia católica (nem as reformas deste decorrentes?).

      Já o «mau» permite ambiguidade: atribuído ao homem pode ser entendido em sentido moral apenas. Eu refaria o silogismo deste modo: «Se o Vaticano II em seu ensinamento viola a ortodoxia católica e Leão ensina realmente conforme àquela reunião, o ensinamento deste viola a ortodoxia católica». Se com maldade (advertência e deliberação), é outro problema.

  11. Avatar de Desconocido Anónimo

    Comparto su punto de vista Don Wander, es evidente que cuando el curita habla de la comunión de los fieles con el obispo sucesor de los apóstoles y de los obispos con el Papa sucesor de Pedro, la unidad está garantizada. Pero qué pasa cuando alguno se aparta de la Palabra, la Tradición y el Magisterio -como bien destaca el Papa León cuando habla de unidad- para enseñar otra cosa como ocurrió con Francisco y tantos obispos acá y en el mundo entero.

    Es alentador escuchar a León XIV destacar esa unidad esencial, pero una cosa es decirlo y otra conseguirlo en esta Iglesia tan herida y dividida como la que Francisco dejó en sus manos antes de partir sin pedir disculpas.

    Dios quiera que lo logre, todos lo deseamos, porque parece una obra titánica tan improbable como la de unir sin fisuras un jarrón de porcelana china que al caer se rompió en mil pedazos y pedacitos inhallables.

    Fuenteovejuna

  12. Avatar de Desconocido Anónimo

    La comunión con el Papa y los obispos es en materia de fe y de moral, siempre que ellos no se aparten de la Escritura y de la Tradición, pero no nos obliga a estar de acuerdo con sus decisiones prudenciales, de las que podemos disentir razonada y respetuosamente.

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      Fuenteovejuna, comparto lo que Ud escibe, pero también confío en el poder de la oración y en las palabras de Jesucristo: «Las Puertas del Infierno no prevalecrán», actualizadas por el Papa León: «El mal no vencerá» Tal vez yo por la edad no llegue a ver este «encarrilamiento» de una Iglesia «descarrilada» por la impericia del «maquinista», pero ya algo de orden se está viendo. Recemos. Y al curita salesiano, que se acuerde del «sueño de su Padre Fundador», «Las dos columnas»

  13. Avatar de Desconocido Anónimo

    Vayan agradeciendo que a Zanchetta no lo nombren obispo de una diócesis o visitador de seminarios. Lo que podía haber ocurrido si las Parcas no hacían su oficio es inimaginable.

  14. Avatar de Desconocido Anónimo

    Naturalmente que la pose de Bergoglio le ha costado a la Iglesia de Cristo más de

    ¡¡¡ 2.000.000 € al año !!!

    la razón es que él no era un mochilero cualquiera, ni tampoco un cardenal haciendo turismo por la Ciudad Eterna.

    Era un Jefe supremo religioso y un Jefe de Estado.

    Al dejar ostentisamente lo que ya estaba preparado para cumplir esas funciones y meterse en un hostal cardenalicio, que no lo está, hay que hacer modificaciones. Empezando por la seguridad de su augusta persona.

    De entrada se tuvo que cerrar toda una planta de Santa Marta para esto (lo que provocó un buen problema con el cónclave, porque al tener que clausurar los apartamentos pontificios, esa planta no la pudieron utilizar los cardenales; y encima Bergoglio había creado más cardenales de los previstos)

    Si Bergoglio hubiera querido vivir la humildad, aunque fuese pública, podía haber vivido como jesuita que es en el palacio de los jesuitas (Curia General), que está justo al lado de San Pedro.

    Pero, naturalmente, ahorrándonos los gastos extras que ocasiona por su capricho.

    y ahora me tiene que explicar usted qué tipo de salesianos frecuenta que se niegan a ver lo evidente….

    ¿Intentará engañarnos, como tantos progresistas, peronistas y montoneros?

  15. Avatar de Desconocido Anónimo

    Estimado Wanderer:

    Felicitaciones de nuevo por su blog y sus artículos.

    Quisiera hacerle una pregunta a usted y a los participantes del blog en general

    Ustedes saben que Judas Iscariote predicaba el evangelio, curaba a los enfermos y expulsaba a los demonios. Sin embargo, robaba de la caja de los pobres y traíciono a nuestro Señor.

    A lo largo de la historia de la Iglesia, ha habido Judas entre los papas, cardenales, obispos y sacerdotes, los conocemos claramente por sus palabras y obras totalmente contrarias al evangelio.

    ¿Debemos obedecer a quienes en estos cargos eclesiásticos actúan contra Dios y contra la salvación de los hombres?

    Mi respuesta es NO, pero igual me convencen de lo contrario

    Agradecido a quién quiera responder

    1. Avatar de Andrés Battistella Andrés Battistella

      Se obedece en todo lo «obedecible», por decir así.

      Es decir, en todo lo que no esté contra la Fe ni contra la Razón.

      Es una respuesta bruta por lo breve, pero ahí está, creo, lo esencial.

    2. Avatar de Desconocido Anónimo

      Estimado, para casos así lo mejor es hacer lo que hizo Felipe II con la descabellada prohibición de los toros que mandó el glorioso San Pío V (lo que prueba que solo es perfecto Dios y hasta los santos y los papas se equivocan a veces). Dijo su católica Majestad ante la bula: Se acata pero no se cumple. Arreando.

      Evidentemente, cuando el error episcopal va más allá de lo disciplinario y se mete en terrenos doctrinales, no basta con no obedecer. Procede la denuncia si se están promoviendo claros errores. No obstante, siempre la prudencia. Si todo funcionara como debería funcionar, ese obispo sería convocado a qué expusiera sus tesis y si probarán heréticas se le comninaría a retractarse. Si no lo hiciera, que se le imponga que proceda.

      Pero como nada de esto ocurre desde hace tal vez 70 años, lo mejor es hacer como Don Felipe II Parera y pasar olímpicamente de algo que evidentemente es erróneo. Y de paso denunciarlo en redes y comprometer a la Conferencia episcopal. Que espabilen.

  16. Avatar de Desconocido Anónimo

    Gracias caminante, como siempre, de un lado el tribalismo de la casta sacerdotal (¡obedezcan gusanos!) y del otro el tribalismo de la resistencia infinita.

    Mantengamos la vela encendida en medio de la tormenta.

  17. Avatar de Anónimo Anónimo

    Estimado W: le agradezco su artículo que va en sintonía con su pensamiento y su blog. Y acá comparto con usted y lo resumo con el lema episcopal de un obispo que cita Roberto De Mattei en su libro sobre el cardenal Merry del Val, a saber: «ubi fides, ibi caritas». Desde la unidad/verdad de fe podemos hablar de «comunión eclesial» y no al revés. Esta respuesta, creo yo, responde a la primera parte de la misma que le da a su amigo salesiano la cual comparto. Ahora bien, no estoy de acuerdo en que se deba sarcásticamente demonizar un silogismo como lo hace usted siguiendo la modalidad de su maestro Bouyer (del cual no soy seguidor aunque, gracias a usted, lo comencé a leer y ahora entiendo muchas de sus posiciones y sus artículos en este blog) porque la lógica tan elemental como se expresa en dicho silogismo encierra justamente la verdad de la cuestión actual de la Iglesia. Me explico: si nosotros no partimos de que la verdad está en fundarnos en la fe de siempre, cualquier «comunión» será favorable a quienes buscan desde la época de Loisy y sus modernistas lograr mantener este «stato quo» que siga erosionando la mentalidad católica. Digo «mentalidad» porque este laissez-faire en materia de fe, o sea, arreglar poco o nada la situación doctrinal como muchos, en este blog, lo advierten puntualmente, va adormeciendo a «todos, todos» (soy testigo que sucede incluso en buenos sacerdotes) en un irenismo que nos hace negligentes en ver la gran crisis de fe que sufrimos desde hace décadas Por tal razón, afirmar un «ni muy muy, ni tan tan» no ayuda para nada. Y parece ser que en este columpio de «koinonía» quien pierde sigue siendo el Cuerpo Místico de Cristo, es decir, la Iglesia. No estoy diciendo que hay que hacer quijotadas pero fíjese una cosa que me soprendió al leer el excelente libro de De Mattei sobre Merry del Val que, cuando murió el Papa Sarto, eran solo tres gatos locos los cardenales que querían un sucesor que siguiese la línea de Pío X… Ayer, leyendo «el Modernism» de M. Davies encontré la explicación en una frase del genial Daniel-Rops: lo que sucedió es que era un «santo» y no siempre la Providencia nos concede una persona de tal envergadura: un osado de aquel tiempo «a realizar» lo que era necesario. Y Merry del Val lo vio y lo acompañó tan de cerca en su pensamiento que, por tal razón, perdió para siempre la posibilidad de ser un seguro papable. Au breuf, si seguimos por esta línea del «medio» seguiremos sin poder arreglar nunca los problemas que aquejan a la Iglesia y más nos gustaría tener alguien que como dice Dal-Gal, tenga «puño de hierro en guante de seda» aunque quizás, y más en estos tiempos que corren, no llegase nunca al honor de los altares.

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      Coincido sin dudas. Y Dios recompensa ese espíritu sobrenatural en un pontífice que no teme conducir sin diplomacia hacia la cruz, hacia el martirio, al predicar la verdad íntegra en la caridad y con el lenguaje perfecto de la Iglesia de siempre llamando a las cosas por su nombre, aunque el mundo grite. Pero tal pontífice o candidato entre los cardenales no existe. Y la cuestión es está ¿Y si este es el principio del fin de la crisis en la Iglesia que nos viene de un hijo del concilio si, pero que no perdió la llama de la Fe, antes bien es genuino y profundo aunque no exento de contaminación doctrinal y pastoral, que significa formarse en ese deformante ambiente posconciliar, y que con la Gracia de Dios vaya fortaleciéndose y desengañándose del diálogo interreligioso y otras yerbas, y restaure en parte la Santa Iglesia? Si es así, el pontífice que vos esperas podría llegar después de este. Por supuesto que existe el corresponder o no a la gracia, pero ahí está nuestro deber, en ser guardias de honor del Santo Padre, en dejarnos confirmar e instruir en lo que es católico y en resistir caritativamente si llegase a flaquear en fe o en moral o transmite un convencimiento propio desacorde a la Fe. Mientras tanto, mientras no sea evidentemente manifiesto el sentido de algún nombramiento o el modo en que entiende tal pasaje o que significa en concreto la constante referencia a Francisco, es decir, mientras su línea no sea claramente desviada, no debemos dar lugar a alarmismos presurosos. Al fin y al cabo Francisco no fue mal papá por sus primero gestos y homilías sino por las cosas contundentes: sus malas enciclicas, el sonido de la amazonia, es decir, su claro progresismo. Creo que en este sentido escribe Wanderer.

    2. Avatar de Desconocido Anónimo

      El problema es si la manera de responder al modernismo fue la correcta. Que nadie olvide que Merry del Val estuvo detrás de la censura de la obra de Mir en que se denunciaban los centenarios abusos de la ínclita Compañía. Por desgracia la manera de reprimir el modernismo fue a base de exacerbar la autoridad a modo jesuítico, con la consecuencia de que todo el mundo acabó hasta las narices. El nominalismo en sus múltiples variantes (modernismo incluido) sólo puede combatirse con la verdad, no con otro nominalismo supuestamente bueno por rendir obediencia de juicio a cada frase que pronuncie el papa….

      1. Sobre la figura del cardenal Merry del Val, además de la lectura que hace el Prof. de Mattei, vale la pena tener en cuenta la que hace el Prof. Miguel Ayuso, y sacar las propias conclusiones.

  18. Avatar de Desconocido Anónimo

    Completamente de acuerdo Don Wanderer. Con esto pasa un poco como los que hablan de amor, cuando en realidad quieren decir sexo. Aquí el problema es que muchos hablan de comunión cuando lo que quieren decir es obediencia ciega y obediencia de juicio. Hace falta explicar bien lo que es comunión, que, además de todo lo que ha dicho, conlleva aquello (aunque no sea de san Agustín) In necessariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas. Para mucho la comunión es más bien in omnibus quod statuat dux, sive sint necesaria sive dubia.

  19. Avatar de Desconocido Anónimo

    Magnífico as always. También ha sido estupenda la homilía de hoy de León en la fiesta de María Madre de la Iglesia y por el jubileo de la Santa Sede. No es que haya dicho nada espectacular, pero oir que Papa llama a la santidad de la Iglesia, parece nuevo después de los 12 años ominosos. La recomiendo. Junto con la que pronunció en la Capilla Sixtina al dia siguiente de su elección, me ha parecido la mejor.

    Realmente nos está confirmando en la fe. Celebrémoslo y démonos el gusto de ser felices

  20. Avatar de Desconocido Anónimo

    Acertado Don Wanderer. No podemos caer en el error de juzgar a León XIV porque hayamos sido apaleados por el difunto. Dejemos que los muertos («preladosviudos» y demás nostálgicos del begoglianismo) entierren y lloren a sus muertos.

    Nosotros debemos pedir que el Espíritu Santo, que celebramos en Pentecostés, actúe y nos dé un Santo Padre santo, católico, cristocéntrico, que no huya de los siempre acechantes lobos

  21. Avatar de Luis Jeme Luis Jeme

    Independientemente del fondo de la cuestión y acerca de los sentimientos de ofensa de este sacerdote salesiano por unos comentarios sutilmente irónicos, y no refiriéndome directamente a él, a quien no conozco, sino en general a esta sociedad posmoderna cada vez más infantilizada, es desesperante y preocupante, también dentro de la Iglesia, el grado de blandenguería, dulzonería y cursilería al que estamos llegando por el cual no se puede decir absolutamente nada, ni una simple ironía porque ya se supone que es una falta de respeto.

    Me pregunto si este perfil de personas ha leído en el Evangelio con qué contundencia se expresaban San Juan Bautista y el mismísimo Señor. Por no hablar de cuando Jesús expulsó del templo a los mercaderes no precisan con palabras amables.Tengo más que comprobado que en muchas ocasiones bajo esta actitud se esconde un egoísmo pueril que tiende a justificar la injusticia.

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      a Don Bosco lo trataron de matar y a los combos se defendió (además de tener pelotas para enfrentar toda la animadversion contra la Iglesia durante la reunificación italiana). No, los Salesianos ya no son los de antes

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