La figura papal ha eclipsado a Cristo y a la Iglesia. Historia y consecuencias de un proceso que viene de lejos

El conocido periodista y vaticanista Aldo Maria Valli publicó el lunes en su sitio una entrevista a Daniel Rodríguez y a Rubén Peretó Rivas, dos intelectuales estrechamente relacionados con ese blog. Los lectores habituales, reconocerán que se trata de temas que hemos tratado aquí con frencuencia. Aquí dejo la traducción.

Aldo María Valli: La figura del papa en la era moderna ha adquirido una centralidad y una prevalencia sin precedentes en la historia. Hoy en día, la figura del papa eclipsa a la Iglesia. ¿Cuándo comenzó este fenómeno y por qué?

Daniel Rodríguez: Es muy humano el buscar la prevalencia sobre los demás. Recordemos que ya aparece en los propios Evangelios (Mt. XX, 20-28) cuando la madre de los Zebedeos pide que sus dos hijos se sentasen a ambos lados de Cristo en su reino y que dio lugar a que Jesucristo proclamase la concepción cristiana del poder como don, como servicio a los demás. De este pasaje cogió S. Gregorio Magno el célebre título de Siervo de los siervos de Dios aunándolo con la sabia tradición romana del munus o cargo público romano, que le venía de familia. El Papado es un don y un servicio a imagen de Cristo, que vino a servir y a dar su vida por muchos. Una carga y un cargo que asumía la Iglesia romana para bien de toda la Iglesia Católica.

AMV: Pero algo ocurrió, hubo un punto de inflexión. ¿De qué se trató? 

DR: Creemos que el punto de inflexión fue la Reforma Gregoriana en el siglo XI. Esta reforma trajo la libertad y la independencia de la Iglesia respecto de los poderes seculares por primera vez en la historia. Sin embargo, el largo enfrentamiento con el Imperio y el aparente dominio total sobre el resto de reinos, que se apoyaron en el Pontificado para desligarse del Emperador hasta ser lo suficientemente fuertes para reclamar su propia independencia, hizo que la concepción pontificia asumiese en gran parte del marco político imperial, clavo saca clavo: un Papa-Cesar, coronado, cuyos delegados territoriales son los obispos, con un Senado de cardenales como cámara consultiva y electoral y una Curia como gobierno administrativo y legal. Este modelo siguió y, a veces se adelantó, al desarrollo de los estados modernos actuales, que copiaron en muchas ocasiones al Papado, incluida la Inquisición, origen de los tribunales penales y su método de investigación.

No es casual que uno de los puntos, el VIII, del Dictatus Papae fuese este tan significativo: Que sólo él (el Papa) puede llevar las insignias imperiales. Estamos muy lejos del Dad al Cesar lo que es del Cesar. Tampoco es casualidad que en ese mismo tiempo ocurra el Gran Cisma con Oriente, se asiente el derecho canónico pleno con el Decreto de Graciano y se suprima por primera vez un rito litúrgico de tradición apostólica como el hispano por mandato pontificio. Como se puede ver, Traditionis Custodes cuenta con un gran antecedente y antiguo además.

Rubén Peretó Rivas: Pero si avanzamos en el tiempo, podemos constatar que la Reforma Protestante y el ciclo revolucionario de 1789 a 1917 reforzaron este papel que, con el ultramontanismo se llevó a la últimas consecuencias: el Papado totalitario, el Leviathan eclesiástico,  soberano absoluto de la Iglesia. Fue Francisco el que lo reveló ante el mundo y la historia con su ejercicio del papado y el que lo llevó a sus últimas consecuencias hasta toparse casi con su disolución por exceso. 

Ahora, tras esta revelación la tarea de la Iglesia debería ser el devolver al Papado a lo que tenía en mente Jesucristo y a sus notas esenciales sin adherencias dañinas y asumiendo todo el pasado con ánimo crítico y constructivo. E insisto esto: el pasado no debe ser desechado u olvidado; no se trrata de destruir lo construido por nuestros antepasados, que tenía su razón de ser que debe ser respetada a pesar de los excesos, sino devolverles al lugar que les debe corresponder hoy.

AMV: Los obispos parecen ser las principales víctimas de este fenómeno. En muchos aspectos, han quedado reducidos a meros funcionarios del Papa. Pero antes no era así, ¿verdad?

RPR: No son las principales víctimas sino que lo es toda la Iglesia. El modelo papal fue reproducido a escala en cada plano de la jerarquía: los obispos en sus diócesis, los párrocos en sus iglesias, cada sacerdote con sus laicos. Es cuestión de ver con lo que ocurre en la actualidad, en plena iglesia sinodal: en muchos casos los obispos se han convertido en pequeños tiranuelos cuyas voluntades deben ser meticulosamente obedecidas. Y esta actitud tiránica incluso afectó a la espiritualidad, pues la obediencia a los mandatos del superior pasó a ser la virtud reina frente a la caridad, lo que favorece la expansión de un nuevo fariseísmo en el que estar en regla jurídicamente con los que ostentan el poder es más importante que compartir la misma fe y los mismos sacramentos. 

DR: En efecto, es como en una pirámide, la de Kelsen, en la que cada escalón tiene poder total sobre su inferior y dependencia total sobre su superior, y así hasta llegar a la cima. Pero no era así al principio. Aunque se reconocía al obispo de Roma su papel y sus funciones, las demás iglesias se defendían de intrusiones injustas o exorbitadas. La concepción no era de máquina, donde prima la fuerza, sino de cuerpo armónico. Dentro de la iglesia latina, la más atacada por el mal por sus antecedentes civilizatorios romanos, tenemos muchos casos de San Cipriano a San Julián de Toledo con los concilios toledanos, o a Hincmaro de Reims, personajes todos ellos que supieron resistir con autoridad las pretensiones desorbitadas de Roma sin poner en duda la unidad de la Iglesia.

RPR: Nuestro problema es que no tenemos figuras episcopales con autoridad ni prestigio para impedir los desmanes tal y como lo hizo el retirado y débil Benedicto XVI, al cual le bastó con un folio y medio para desbaratar las pretensiones de Francisco. Me refiero, claro, a la maniobra que se había orquestado para volver opcional el celibato de los sacerdotes latinos; y esto lo acaba de reconocer en una entrevista el cardenal Walter Kasper.

AMV: La Iglesia es grande y multifacética, el Papa es un solo hombre. Sin embargo, este solo hombre se ha adueñado de toda la escena. ¿Cuáles son las consecuencias para la Iglesia y para los fieles?

DR: La principal, el olvido de Cristo como verdadera Cabeza de su Cuerpo, que es la Iglesia. Cristo es el Señor, y no el Papa. Éste es un servidor, nuestro servidor, al cual se le pedirán duras cuentas de su encomienda; el Papa no la hipóstasis del Espíritu Santo, ni la encarnación de la Iglesia, ni el Oráculo de Delfos de la Ortodoxia como mucho le conciben en la práctica.

La segunda consecuencia se deriva de esta: la fe ya no es concebida como una realidad objetiva de la verdad divina, cuya manifestación y encarnación en la historia es toda la Iglesia, sino que se adopta una concepción subjetiva de un magisterio viviente cuasi divino que fabrica la fe ad hoc. El papel de la jerarquía es el de velar por el Depósito de la Fe y el de confirmar la fe de toda la Iglesia.

La tercera consecuencia es la sustitución de los lazos de comunión y los lazos sacramentales por el legalismo y la fidelidad perruna a los líderes; fidelidad en muchos casos perinde ac cadaver. Ahora mismo, es más importante contar con los sellos y los papeles correctos que tener la misma fe y compartir los mismos sacramentos. Esto es mucho peor que lo denunciado por San Pablo: no es ya la ley mosaica, dada por los ángeles en el monte Sinaí, la que nos justifica frente a Cristo, sino el Código de Derecho Canónico, dado por un dicasterio en el monte Vaticano… La Iglesia ya no es un cuerpo solidario sino una máquina.

RPR: Yo mencionaría otras consecuencias. Y me refiero a la canibalización del papa. Roma ha canibalizado las instituciones de las iglesias locales, eliminando su autonomía práctica, y reduciendo a polvos sus costumbres y tradiciones, pasando todo a depender de la voluntad papal, que ha canibalizado Roma. Más aún, la propia figura del papa es también canibalizada por su propio titular. Hasta los gustos, devociones privadas y manías de Bergoglio o Wojtyla ya no son suyas sino del Papa, convertido en gurú de millones que le copian sin cesar. Fijémonos en Cristo; siendo él Dios y todos sus actos divinos y  humanos, ni aún así los Evangelios ni la Tradición nos dicen ni una sola palabra de us gustos o costumbres. ¿Le gustaba al Salvador tal o cual plato de su Madre? No lo sabemos. ¿Cuál era su canción favorita y qué tarareaba? ¿Preferías las túnicas de lino o de lana? Nada; ni siquiera una descripción corporal. Los apóstoles nos transmitieron lo esencial: su persona y sumisión, nuestra salvación y filiación.

DR: El problema principal de esta situación es que aquello que tenía que ser el medio de manifestación, de visión de Jesucristo y de su gracia, son los que lo opacan. Las gafas que nos permiten ver a Dios curando nuestra miopía causada por el pecado, se nos ensucian y no nos permiten contemplar al Salvador.

AMV: En el proceso de «canibalización», los medios de comunicación han desempeñado un papel importante. ¿Desde cuándo? ¿Desde Juan XXIII y el Concilio, o incluso antes?

DR: Ya mucho antes. Empezó con la prensa ultramontana con los limitados medios del XIX durante el papado de Pio IX. Esto se puede ver en que las opiniones personales del Papa empiezan a contar por primera vez ante la opinión pública. Con la reclusión en el Vaticano a partir de 1870, el Papado comenzó a brillar todavía más debido a su ausencia, ya que la ausencia es ya una forma de muy fuerte de presencia, como ha visto perfectamente Paolo Sorrentino en su serie The Young Pope. Las fotos y retratos del Pontífice comenzaron a aparecer en masa en sacristías y hogares siguiendo el modelo de los jefes de estado de aquellos años, y todo facilitado por las modernas imprentas que poseían los salesianos recién fundados por San Juan Bosco, que se encargaron de que llegaran hasta el último rincón del orbe católico.

Esta intención de popularizar la figura del pontífice de Roma se potenció con la llegada del cine. En el último mes se han visto las primeras filmaciones de León XIII. Sin embargo, las dos guerras mundiales y el periodo de entreguerras paralizaron el proceso. Pero con Pio XII, poseedor de una personalidad hierática y un physique du rôl insuperable, se produjo un verdadero culto de masas, con película propagandística de sabor malaquiano incluida, y me refiero a Pastor Angelicus. Y esto continuó con sus sucesores según su carácter y carisma, llegando al culmen con Juan Pablo II, que era actor y nunca ocultó su gusto por la actuación y, además, poseía un avasallante carisma personal.

RPR: Pero hay otros factores. El peso de la historia y la tradición, rituales y vestiduras arcaicas y extrañas, todo en un marco lleno de arte y belleza inigualable, hace a la vida eclesiástica altamente sugestiva y atrayente para los medios. Lo vimos tanto en los funerales del papa Francisco como en el cónclave y primera aparición del papa León XIV: los medios del mundo entero se paralizaron y enfocaron en el Vaticano. Y el dato más significativo de todos: en los días del cónclave hubo más periodistas acreditados ante la Oficina de Prensa de la Santa Sede que los que hubo acreditados en el último mundial de fútbol en Qatar. 

Por otro lado, no podemos olvidar los intentos de influir y controlar indirectamente una estructura que, a pesar de su declive, sigue pesando en el mundo y permea como ninguna otra todos los rincones mundo. Con mejor o menor acierto, los papas no se han sustraído a este juego y negociación para, a su vez, aprovecharse de los medios de comunicación pero, en esto, el Diablo casi siempre gana ya que la tentación de postrarse ante la opinión del mundo estará siempre allí.

AMV: Poner en el centro la figura del Papa, oscureciendo el resto, parece unir a las alas extremas de la Iglesia (si podemos usar una imagen política): la derecha y la izquierda. ¿Por qué en este caso los extremos se tocan?

DR: Porque parten de los mismo principios pero sacan contrarias consecuencias, o eso creen… Son como el reflejo de un espejo, la izquierda está a la derecha pero es la misma imagen, sólo que invertida. Y, sobre todo, dependen la una de la otra para existir: sin izquierda no hay derecha y viceversa. En nuestro caso se discute quien tiene la soberanía en la Iglesia, si el Papa o el conjunto de la Iglesia, el rey o la asamblea, pero todos están de acuerdo en la concepción de esa soberanía: absoluta, estatalista y sin límites prácticos. 

Otro punto de tácito consenso es sobre la modernidad y su ruptura, o se acepta en bloque o se rechaza en bloque, sin embargo nadie discierne qué nos pide Dios, el Señor de la Historia, ahora. En ambos grupos se rechaza una de las dos verdades de Iglesia: que es supratemporal en su esencia pero cuyos miembros están en el tiempo. 

RPR: Y hay otro factor que discutimos en el blog hace años en un artículo titulado “Sale con fritas”. Y la referencia es a la creación de paquetes que se deben comprar enteros. Si te gusta la Misa Tradicional o tienes sensibilidad litúrgica, entonces no puedes denunciar las injusticias sociales o buscar una espiritualidad más carismática. ¿Que dirían San Juan Crisóstomo, San Jerónimo o San Francisco de Asís de esto? Ellos fueron totalmente ortodoxos, totalmente celosos de la gloria de Dios en su culto y totalmente denunciadores de las injusticias de su tiempo hasta extremos que ganarían a cualquier comunista enrangé en sus denuncias contra los ricos. Se ha petrificado cada grupo en su particular paraíso e ideología: la utopía ultramontana del siglo XIX, que tanto hizo sufrir a San John Henry Newmann, a San Juan Bosco o a los católicos orientales, y la utopia modernista del XX, que todos conocemos. Ambas se necesitan como enemigo y justificación, así como los centristas para mantenerse en su utopía ambigua y tibia, aunque siempre muy a gusto con el mundo. 

AMV: León XIV parece un hombre ajeno al protagonismo. ¿Será capaz de restablecer un cierto equilibrio evitando que la figura del Papa «se coma» por completo el papado y toda la Iglesia?

DR: Si el nuevo papa impone un cambio in capite et in membris, me temo que sólo será un pequeño oasis, un descanso, hasta que venga un sucesor con ganas de protagonismo o tenga la buena intención de usar los medios del mundo en la creencia de poder controlarlos. Nos hemos centrado mucho en los papas, pero también hemos de hablar del resto de la Iglesia. Muchos creíamos, ingenuamente quizás, que el pontificado de Francisco nos serviría de advertencia y enseñanza pero lo que estamos viendo con la leonmanía presente nos hace dudar mucho de ello. Aunque el propio Papa no lo quisiera, serían los demás quienes le obligarían a asumir el papel de Papa-Sol.

RPR: En mi opinión, la única solución a largo plazo es la de tomar el papel de San Juan Bautista junto al de San Pedro de forma sistemática: He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y Es necesario que Él crezca y yo mengüe. Hasta que Cristo no vuelva a reinar en los corazones de su Iglesia, y esto incluye a tradicionalistas y progresistas, no se arreglará el mal.

44 comentarios en “La figura papal ha eclipsado a Cristo y a la Iglesia. Historia y consecuencias de un proceso que viene de lejos

  1. Avatar de Desconocido Anónimo

    Lo que nadie ha dicho aún, es lo más sencillo: el ultramontanismo es una tentación estética muy jugosa, igual que el nacionalismo.

    No lo neguemos, lo de ser ultramontano, los vivas al Papa, la marcha Pontificia, la Guardia noble, los Estados Papales, los Zuavos, el trenecito, etc. Nos encanta y embelesa a los que tenemos sensibilidad tradicional. Cuando nuestro nacionalismo patrio se muestra insuficiente miramos a Roma. Lo hizo el conservadurismo en España, lo hizo toda la Francia católica que no podía estar orgullosa de una República basada en su Revolución, lo hizo un pueblo italiano nostálgico de un poder fuerte tras la Segunda Guerra Mundial.

    Reconozcámoslo: el ultramontanismo es una fruta prohibida y nos encanta el pecado. El problema es que tras 1.000 años hemos asociado al Papado esos símbolos del poder temporal y nos sentimos desamparados al no verlos más. De hecho, además de la misa, el hecho de dejar de ver al Papa en silla gestatoria bajo palio causó mucho más impacto psicológico en los fieles que las reformas curiales o los documentos del Concilio.

    Personalmente, yo llevaría tiara y capa magna todo el día, porque precisamente esa estética es lo de menos y a quien le moleste que le den.

    Pero vaya, esa es la paradoja de los últimos años. En lugar de despojar al Papa del poder desorbitado que se le había adherido, Francisco se despojó de lo que recordaba a la dignidad papal, reforzando el poder real político.

    Leon debería hacer lo contrario: autolimitarse respetando la sucesión apostólica de los obispos y su legítima autonomía y recuperar los signos de la dignidad papal.

    Problema: no tenemos buenos obispos, ni siquiera buenos funcionarios delegados. En un último ejemplo de despotismo papal, León debería descabezar a medio obispado para luego volver al papel real de Pedro.

    Si esa es la intención del Papa… Le va a llevar muchos años y tendrá que transigir. Esa obra no es cosa de un solo pontificado. Lo positivo: Francisco puso los cimientos de esa reforma sin saberlo. Ni quererlo.

  2. Avatar de Desconocido Anónimo

    Me pareció relevante, este articulo publicado en “Catholic Things” por el P. Raymond J. de Souza, 03.05.2025

    La lectura del Evangelio para la Misa funeral del Papa Francisco, al igual que para San Juan Pablo II en 2005, a veces se denomina la «restauración de Pedro» (Juan 21). Tras la triple negación del Jueves Santo, Pedro es sometido a una triple indagación: interrogatorio y absolución, y luego a la misión: Apacienta mis corderos. Apacienta mis ovejas. Sígueme.

    Ahora que el difunto Santo Padre ha sido sepultado, el Colegio Cardenalicio centra su atención en lo que la Iglesia necesita del próximo sucesor de San Pedro. Lo que se necesita para restaurar el oficio petrino, que necesita una rehabilitación tras doce años de degradación.

    El Papa Francisco, ante las alabanzas del mundo, presentó un oficio papal «simplificado». Considérese la aclamación generalizada de que su «humilde» tumba en Santa María la Mayor solo llevaba la inscripción «Francisco». Esto fue tan importante para el difunto Santo Padre que lo estipuló en su testamento final, un curioso documento que abordaba principalmente la disposición logística de sus restos mortales, más que los asuntos de su alma inmortal. La última tumba papal de cierta grandeza fue la del papa Pío XI, fallecido en 1939. De los seis papas entre Pío XI y Francisco, todos tenían tumbas bastante sencillas cuando fueron enterrados originalmente en la cripta de San Pedro. Tres estaban sobre el suelo (Pío XII, Juan XXIII, Juan Pablo I) y tres bajo tierra (Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI).

    Las inscripciones eran casi idénticas: Nombre del Rey PP Número Romano. Así pues, Pío PP XII, Juan PP XXIII, Benedictus PP XVI. La lápida original de Juan Pablo II incluía las fechas de su reinado, lo cual era singular.

    Entonces, ¿por qué Francisco especificó cuál era la práctica habitual? Evidentemente, no quería las «PP», letras posnominales que indican papa o pontífice. También evitó usarlo en su firma papal. El simple «Francisco» no es ni humilde ni vanidoso, ni formal ni informal, ni simple ni grandilocuente. Es una disminución deliberada del oficio petrino. De ahí la necesidad de una restauración. En su autobiografía de enero de 2025, en las páginas finales de despedida, el papa Francisco recuerda cómo concebía su oficio desde el principio.

    Esto es el papado: servicio. El título personal del papa que más me gusta es Servus servorum Dei. El que sirve a todos, el que sirve para todos. Dos meses después de mi elección, cuando recibí las pruebas del Anuario Pontificio, devolví la primera página con los títulos atribuidos al papa: vicario de Jesucristo, sucesor del príncipe de los Apóstoles, soberano, patriarca… ¡Fuera con todo!: simplemente Obispo de Roma. El resto se volvió a colocar en la segunda página. Así me presenté desde el primer día, y solo porque es la verdad. Los demás son títulos reales, añadidos por la historia y por los teólogos, y con razones, precisamente porque el Papa era, y es, Obispo de Roma.

    Eso es incorrecto. Que el Papa Francisco estuviera tan equivocado al principio fue bastante notable; que lo siguiera siendo hasta el final es asombroso. Cronológicamente, Obispo de Roma es posterior a Vicario de Jesucristo. En Juan 21, Pedro no es el Obispo de Roma. Sin embargo, ya es el «Príncipe de los Apóstoles». Y que es «Vicario de Cristo» se aclara pronto en las primeras páginas de los Hechos de los Apóstoles. Como Vicario de Cristo, Pedro iría primero a Antioquía —la primera sede del Vicario de Cristo— y luego a Roma. La historia y el derecho canónico han convertido los títulos de Obispo de Roma y Vicario de Cristo en un solo oficio petrino, pero es simplemente erróneo subordinar este último al primero.

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      Si realmente este pachamamero s.j. quiere contentarnos engañar con eso de siervo de los siervos de Dios, Allah y Yahvé, entonces a las pruebas me remito:

      ¿cuántos siervos son enterrados en un sitio de honor de la basílica Santa María la Mayor?

    2. Avatar de Desconocido Anónimo

      A lo mejor quería engañarnos haciéndose pasar por un simple obispo igual al resto de los obispos del mundo que dependen jurídicamente y jerárquicamente de él. Una especie de sinodalidad de los sínodos episcopales…

      Sin embargo, como «deeds speak louder than words», tenemos que observar no lo que ha dicho o escrito, sino HECHO.

      ¿y qué ha hecho este señor?

      Destruir la carrera eclesiástica de unos 200 «hermanos» en el episcopado por el sólo hecho de su capricho soberano (algo así como la tiranía de Luis XIV, el Rey Sol:

      «LA IGLESIA SOY YO sj»)

      Pues no sé si tendrá razón o se lo permite el Codigo de Derecho Canónico (yo creo que no por el modo como lo hace), pero lo que sí veo es mucha soberbia y muy poca caridad y menos aún humildad.

      ¿Es esto un ejemplo universal para los cristianos?

      Pues la Historia tiene la última palabra.

      (al final la verdad se sabe)

  3. Avatar de Desconocido Anónimo

    Vivimos en la era de las imágenes, un producto tiene que tener una imagen, una cara, generar acontecimientos mediáticos, hacer declaraciones etc.

    Cuando se produjo la transición del panteón politeísta romano a la iglesia cristiana, tomaron la costumbre religiosa de poner estatuas de los dioses en el templo reemplazándolas por estatuas y pinturas de los santos. Bueno, ahora hay que jugar con las reglas de este tiempo.

    No solo ocurre con los Papas, también con los presidentes, con grandes líderes empresarios como Gates, Musk, con grandes deportistas como Messi, etc. Hay un hiperprotagonismo, si no apareces en los medios no existes.

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      Perdone Vd. pero de donde concluye tan orondo que la iconodulía responde a una «costumbre pagana cristianizada»? Si me dice que responde a una de las propiedades del hombre, vaya y pase… pero, cómo es que uno puede ir a deguello por la iconodulía si al fin y al cabo fué una mera estrategia de marketing? Eso lo dijo para poner una premisa que le permita luego asentir a su proposición de que es indiscutiblemente necesario andar apareciendo en cuanta pantalla hay en el mundo?

    2. Avatar de Desconocido Anónimo

      Esta forma de contemporizar con lo peor de la época me parece de un mal gusto terrible. Por esta clase de razonamientos, terminamos volviéndonos, los católicos, completamente insulsos cultural y ante todo místicamente.

  4. Avatar de Ignotus Saltensis Ignotus Saltensis

    Es que acaso hay dos Wanderers? Yo pensé que Wander hay uno solo! Y si hay tres o más? Serán dos personas distintas y un Wander verdadero? Esto se ira develando con el tiempo. Paciencia.

    El tema del reportaje es enorme y resulta coherente con otros post anteriores. Hoy no tengo criterio al respecto, pero se irá reflexionando, incluyendo, naturalmente, los aspectos prudenciales, sobre el cómo y el cuándo.

  5. Avatar de Desconocido Anónimo

    El Papa acaba de ordenar como obispo de Brisbane a un tal Shane Mackinlay. El obispo Strickland en twitter salió a criticar ese nombramiento porque Mckinlay ha manifestado estar a favor de ordenar mujeres como diáconos.

    Si se googlea a Shane Mackinlay tiene fotos vestido de traje como si fuera un economista de JP Morgan, es muy curioso, no sabía que los curas tenían permitido vestir ese tipo de ropa.

    1. Los curas, en los países germánicos, se visten habitualmente con ese tipo de ropa. No es para nada extraño y no creo que se parezca a un economista de JP Morgan. Éstos se visten mejor; yo diría que se parece a un cadete de estudio jurídico de pueblo.

      1. Avatar de Desconocido Anónimo

        NICO

        Si. Cuando en Alemania veo alguno con saco y corbata el domingo sé con casi total seguridad que es un cura. Los profesionales hace tiempo que van de » business casual» los días de semana. Los domingos están trotando o en bicicleta. Los curas » modernos» ya no son tan modernos. Y no quedan tantos.

        NICO

  6. Avatar de Desconocido Anónimo

    Que me corrija Wanderer o algún comentarista pero si no recuerdo mal, el cardenal Newman decía que el Papa debía ser una especie de último tribunal de apelación y nada más.

      1. Avatar de Desconocido Anónimo

        Perdón amigo caminante, pero además de ser el referí siempre hubo cierto ejercicio de autoridad universal/fuera de Italia. Víctor sí tenía autoridad para reventar de un plumazo la disciplina cuatordecimana y no lo hizo por pedido de Ireneo. Antes del 70 la iglesia de Roma escribe una carta de disciplina pastoral a la de Corinto (lo dicen todos ya pero ver Jonathan Bernier, rethinking the dates…).

        Podemos mencionar también el caso de la excomunión de Máximo I de Constantinopla, la correspondencia entre Basilio y Atanasio, etc

      2. Por supuesto. Además, recuerdo que los concilios ecuménicos, aunque convocados por el emperador habitualmente, debían contar con legados del Papa de Roma y éste debía autorizar los documentos finales.

      3. Avatar de Desconocido Anónimo

        La clave es si el mandato que pueda dar el papa obliga por el mismo hecho de mandarlo él. Claramente en Corinto Clemente restauró un orden que procedía de los sacramentos. En lo de los cuatordecimanos la cosa es mucho menos clara, y de hecho no obedecieron.

  7. Avatar de Desconocido Anónimo

    Muy reveladoras las siguientes palabras del papa León en la homilía de la santa misa Pro Ecclesia celebrada el 9 de mayo con los cardenales:

    «Lo digo ante todo por mí, como Sucesor de Pedro, mientras inicio mi misión de Obispo de la Iglesia que está en Roma, llamada a presidir en la caridad la Iglesia universal, según la célebre expresión de S. Ignacio de Antioquía (cf. Carta a los Romanos, Proemio). Él, conducido en cadenas a esta ciudad, lugar de su inminente sacrificio, escribía a los cristianos que allí se encontraban: «en ese momento seré verdaderamente discípulo de Cristo, cuando el mundo ya no verá más mi cuerpo» (Carta a los Romanos, IV, 1). Hacía referencia a ser devorado por las fieras del circo —y así ocurrió—, pero sus palabras evocan en un sentido más general un compromiso irrenunciable para cualquiera que en la Iglesia ejercite un ministerio de autoridad, desaparecer para que permanezca Cristo, hacerse pequeño para que Él sea conocido y glorificado (cf. Jn 3,30), gastándose hasta el final para que a nadie falte la oportunidad de conocerlo y amarlo.

    Que Dios me conceda esta gracia, hoy y siempre, con la ayuda de la tierna intercesión de María, Madre de la Iglesia».

  8. Avatar de Desconocido Anónimo

    Claro ejemplo de hiperpapalismo son los videos semanales del P. Santiago Martín. Casi todas las semanas nos habla del Papa, como si la Iglesia se redujera al Papa.

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      NICO

      Así es. En el artículo se destaca el papel que han jugado y juegan los medios en la hipertrofia papolátrica. Sacerdotes periodistas o periodistas sacerdotes no pueden dejar de contribuir.

      NICO

  9. Avatar de Desconocido Anónimo

    La figura papal ha eclipsado a Cristo y a la Iglesia

    Coincido con lo manifestado en las entrevistas, sin embargo debo poner especial atención en que desde el caso de Pedro que tuvo que enfrentar críticas y tomar decisiones que recibió con humildad del Espíritu Santo, el Vicario no es cualquiera, es quien ocupa la cátedra de Pedro.

    El hecho actual de la publicidad de todos los hechos del mundo debido a las redes y su inmediatez, no le quita ni debe menguar la responsabilidad al sucesor directo. Tiene centralidad total, pero no debe olvidar que es el siervo de todos.

    Me parece importante esta distinción, porque podría estar alimentándose una argumentación sinodal que resulta ser muy «democrática» pero alejada de lo que Jesús determinó con una sabiduría que no deberíamos poner en duda.

      1. Avatar de Desconocido Anónimo

        Cuando eso le pase, porque es muy común, dentro de la página busque, bien con el título entero bien con el nombre.

        Así por ejemplo en este caso, que la página sale con el encanezamiento «page non found», un poco más abajo, en search escriba: «Zanotti», o «devaluación magisterio» o «magisterio pontificio».

        Luego compruebe cuál es el que busca.

        Funciona.

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      Señor Zanotti, entre sus desvaríos de viuda liberal y Chesterton, Belloc, Marcel de Corte, Castellani, y un larguísimo etc., disculpe que me quede con ellos, y no por una cuestión de preferencias o gustos, sino porque lisa y llanamente dicen la Verdad.

      Agur!

      Don Xoan.

  10. Avatar de Luis Jeme Luis Jeme

    La hipertrofia del Papado en el siglo XIX fue una reacción natural, y posiblemente necesaria, ante el liberalismo creciente en el episcopado europeo, que pretendía menguar la importancia del Papa para así contradecir la Doctrina.

  11. Avatar de Desconocido Anónimo

    Magnífico. Pero en especial cuando apunta al resto de niveles, porque esta mala hiedra repta desde abajo: obispos tiranos, curas que son sus aduladores, párrocos feudales, laicos que en cuanto tocan poder caen igual en el despotismo. Hay otro síndrome de toda esta soberbia institucional que conviene analizar de nuevo: la manía de la planificación empresarial en la Iglesia. Ahí los interminables planes pastorales de obispados y conferencias episcopales, que luego nunca se evalúan para saber si han ayudado en algo. Planes que los párrocos imitan a su nivel. No digo que no deba existir una ordenación de grupos y horarios dentro de una parroquia, y planificar unas pocas actividades importantes en el calendario pastoral. Pero toda esa planificación, y las innumerables jornadas eclesiales con su merchandising y presupuesto a cargo del correspondiente secretariado nacional o diocesano… Todo eso sobra… hasta pediría recortar en número las demasiado numerosas cartas pastorales de los obispos… mejor gasten ese tiempo en visitar con más frecuencia a sus curas e invitarles a comer.

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      Son ciertos todos los problemas planteados y también son humanos desde el pecado original.

      Una grieta en una pared hay quienes la reparan tapándola con una madera y luego otra y etc. porque el problema no se arregló, solo se tapó. Todas la soluciones a los problemas de la Iglesia están en el Evangelio. Jesús dio todos los ejemplos que necesitamos para resolver los problemas que tuvimos, tenemos y tendremos en el futuro. No inventemos nada, humildemente descubramos lo que esta ya escrito para siempre.

      No hablamos del poder del Cesar, se trata del poder del pastor. Las soluciones del mundo terminan en la sinodalidad y esa es la peor de todas. Dios no habla a la comunidad sino a sus lideres, que elige específicamente. Pueden fallar, allá ellos, pero no somos quien deba interpretar la Providencia, sino sólo aceptarla

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