El libro sobre León XIV: la biografía

Este fin de semana leí León XIV. Ciudadano del mundo. Misionero del siglo XXI, la primera biografía del Papa León. El libro tiene dos parte claramente diferenciadas: la biografía en sí, que es la más extensa, y una larga entrevista. Pueden leerse de modo autónomo, aunque lo que el Papa dice en la entrevista se entiende mejor luego de haber leído su biografía, pues se cae en la cuenta que no podría haber respondido de otro modo a las preguntas. Publicaré mis impresiones de la primera parte de libro en este post, y el miércoles próximo lo haré de la entrevista.

En mi opinión, para que una biografía sea buena, debe reunir dos condiciones iniciales: que el biografiado haya ya muerto y que el autor no sea un periodista. Caso contrario, el libro será malo. Lo cierto es que ninguna de estas condiciones se cumplen en este caso, y el libro no es malo, sino malísimo. Podría haber tenido la mitad de la extensión que tiene y no se hubiese notado, porque está lleno de repeticiones agregadas solamente para engordarlo. Por otro lado, la autora es una periodista norteamericana: Elise Ann Allen, proclamada como los medios como “vaticanista”, lo cual ya de por sí indica que hay que ser cauteloso. Pero en este caso hay que serlo doblemente porque esta mujer tuvo un entuerto de joven con el Sodalitium, al que perteneció y se marchó en 2013. Estimo que habrá sufrido algún tipo de abuso de autoridad o psicológico, lo cual es lamentable, pero más lamentable aún es que la convirtió en una resentida contra todo lo que tenga que ver con esa disuelta institución religiosa y contra todo lo que huela a ultraconservador.

Consecuentemente, es un libro sesgado, completamente sesgado en cuanto a los datos que proporciona de Robert Prevost, porque eligió sesgadamente las fuentes a las cuales recurrir. El lector conocerá solamente un cariz de la vida del pontífice, aquél que ella quiere que se conozca, y desconocerá el resto. Pongo un ejemplo: para el importante capítulo destinado a relatar la vida de Prevost como obispo de Chiclayo, recurre solamente a tres o cuatro testimonios, de laicos y un sacerdote claramente progresistas, y que conocieron a su obispo sólo de modo circunstancial. Lo lógico hubiera sido que entrevistara también a los sacerdotes que convivieron siete años con él en la catedral de Chiclayo, como el P. Jorge Millán, que concedió muy interesantes reportajes a diversos medios como dimos cuenta aquí. Pero Millán, como la mayor parte de los sacerdotes y laicos de Chiclayo son conservadores, porque se trata de una diócesis que fue gobernada durante casi cincuenta años por obispos del Opus Dei, y en la que Bergoglio ubicó a Prevost creyendo que desarmaría el ambiente católico que se había generado, cosa que no sucedió aunque sí imprimió un aspecto más social a la labor de la Iglesia. Allen, entonces, entrevista a lo largo del libro a enemigos declarado de la Obra que, indefectiblemente, fuerzan los hechos a fin de presentar a Prevost como lo opuesto. Esto genera que los lectores, yo incluido, se queden con sólo una parte de los hechos. No es una sorpresa; lo mismo habría hecho Elizabetta Piqué o cualquier otro vaticanista.

Pero vayamos a las impresiones que deja la lectura del libro sobre León XIV. Una cosa queda clara después de la lectura del libro, del testimonio de aquellos que conocieron a Prevost y de lo él mismo dice: es un hombre que tiene fe católica, y con esto quiero decir que cree en Dios y cree que Jesucristo es el Hijo de Dios encarnado en el seno de María la Virgen y el único redentor del género humano. Y viniendo de donde veníamos y sabiendo los candidatos que se asomaban para suceder al Difunto, esto es mucho. Parece una broma pero no lo es; que un obispo, y en este caso el obispo de Roma, tenga fe católica es ya mucho. 

En segundo lugar, es claro que fue un buen religioso, y por esto me refiero a que cumplió los votos que hizo el día de su profesión solemne. Fue un hombre obediente a todo lo que sus superiores le pedían, y le pidieron cosas difíciles. 

Es además, un hombre disciplinado y trabajador, como los religiosos clásicos. Durante su etapa como formador en el noviciado agustiniano de Trujillo, se relata: “A las cuatro de la mañana ya estaba en pie; a las cinco estaba en la capilla; a las seis celebraba la eucaristía. Era una persona muy estricta […] Nunca dejó de estar en los programas o en los compromisos que teníamos. Creo que ese temple dio testimonio para todos. Siempre nos exigía el tema del estudio, de los compromisos, de las responsabilidades”. Y si bien Prevost no es un académico, es un hombre formado e, insisto, un religioso clásico. Cuenta, por ejemplo, quien lo sucedió en el gobierno general de los agustinos, que Prevost, siendo prior general, tradujo el inglés el propio de la orden, es decir, las oraciones de la misa y del oficio de todas las fiestas propias, que son habitualmente la de los santos que fueron agustinos. Y esto supone dos cosas: que tiene inclinación y valora la liturgia, y que sabe muy bien latín, porque esta es  la lengua original desde la que tradujo.

La etapa de formador en Trujillo, que se dio entre 1988 y 1998, muestra otro de los rasgos interesantes de su personalidad. Tanto él como el resto de los religiosos norteamericanos fueron perseguidos y amenazados de muerte por Sendero Luminoso, y a pesar de que en varios ocasiones se lo instó a que regresara a su país hasta que la situación se calmase, como hicieron varios de sus hermanos, lo cierto es que él permaneció en su puesto. Relata él mismo: “La mayoría de nosotros nos quedamos. Hubo varios mártires. En la diócesis al sur de Trujillo, Chimbote, tres sacerdotes fueron asesinados. Pero nos quedamos, pues era muy importante permanecer al lado de las personas a las que servíamos y estar con ellas. Y eso fue lo que hicimos”. Por otra parte, cuando el presidente Fujimori logró erradicar al terrorismo marxista de Sendero Luminoso, se levantó en Perú todo un cuestionamiento a los modos violentos que tuvo para hacerlo —como si hubiese otra opción—, y grandes demostraciones motorizadas por los conocidos “organismo internacionales de derechos humanos”. La particularidad en este caso fue la participación de amplios sectores de la Iglesia en estas actividades. Narran los novicios agustinos de ese momento, que el P. Prevost nunca participó de ellas, aunque no les prohibía que ellos participaran.

Y esto tiene que ver con otros de los aspectos de la personalidad del Papa actual que aparecen en el libro, mal que le pesen a la autora. Prevost nunca fue un sostenedor de la interpretación marxista de la Teología de la Liberación, tan cercana a toda la iglesia peruana porque peruano era su fundador Gustavo Gutierrez. Más aún, Prevost era, y seguramente seguirá siendo, un decidido contrario al marxismo. Dice él mismo hablando de otros colegas religiosos de la época: “[eran] de hecho, quizá demasiado amigables con ideas marxistas, incluyendo el uso de la violencia para luchar por los derechos de los pobres. Yo nunca fui alguien que estuviera de acuerdo con eso”.

Estaríamos quizás tentados a pensar entonces que Robert Prevost es conservador. Y no, no lo es. Si bien es un hombre “leído” (título de grado en matemáticas y doctor en derecho canónico), no es un teólogo, y la teología que tuvo fue pésima. Se formó en esta disciplina a fines de los ’70 y comienzo de los ’80 en el Catholic Theological Union de Chicago, que es una suerte de facultad o instituto teológico que habían establecido algunos años antes un buen número de congregaciones religiosas para que allí se formaran sus miembros. Cualquiera puede imaginar la teología que allí se enseñaba en aquellos años. La autora del libro entrevista a dos de sus antiguos enseñantes: son dos monjas, y sabrá disculparse mi actitud machirula, pero yo desconfío profundamente de las monjas que enseñan teología… Más aún, uno de los frailes agustinos peruanos a los que entrevista Allen y que conoce de cerca Prevost —y que es el más progresista que pudo encontrar— relata que es “alguien a quien le gustan mucho teólogos como el cardenal francés Yves Congar y el cardenal alemán Walter Kasper. Teólogos posconciliares, que han trabajado mucho en temas con una visión más abierta también de Jesucristo en la Iglesia”. No dudo de la veracidad de esta afirmación pero, insisto, se trata de una versión sesgada, pues no sabemos qué otras lecturas teológicas tiene y no conocemos el testimonio de otros allegados que tienen una tendencia más conservadora. 

Decimos, entonces, que Roberto Prevost no es conservador. ¿Es, entonces, progresista? Yo diría que sí, pero un progresista de baja intensidad, un progresista circunstancial porque fue eso lo que conoció; en lenguaje de Karl Rahner, diría que es un “progresista anónimo”. Quizás este breve párrafo que pronuncia él mismo a la periodista, ilustre lo que quiero decir: “Fue como el Vaticano II, que quería renovar la vida de la Iglesia y lograr un sentido mucho más claro de comunión, de personas estando juntas en la Iglesia, y no de una espiritualidad individualista o una piedad privada donde yo le rezo a Dios, yo voy a misa y espero que Dios me salve. Ahora tenemos un sentido de «bueno, sí, nosotros vamos a misa, nosotros nos convertimos en comunidad eclesial, juntos somos testigos de la presencia de Cristo en el mundo”. ¿Es herético lo que dice? ¿Está mal? No, en absoluto, está bien, pero es la clásica poesía vacía vaticanosegundista que ya sabemos que no condujo a nada o, en todo caso, terminó provocando un gran daño a la Iglesia. Prevost, como todos nosotros, es hijo de su tiempo y de su formación, y no pueden pedirse peras al olmo. 

Una persona amiga me decía: “Podría haber reaccionado a ese discurso progre”. Ciertamente, podría haber sido así. De hecho, mientras él era formador en Trujillo, había otra casa de formación agustiniana en Perú, ubicada en Lurín, a las afueras de Lima, dirigida por el ex-sacerdote Ricardo Coronado (en la web podrán seguir el confuso recorrido de esta persona), que era claramente conservadora. Pero me parece injusto pedirle a alguien que se dedicó fundamentalmente a las misiones que se desembarazara totalmente de la pésima formación teológica recibida y que descubriera el “mundo tradicional”. Por otro lado, si hubieran así sucedido las cosas, en el mejor de los casos, estaría todavía misionando en la costa peruana como simple fraile mendicante.

Sin embargo, y a pesar de todo esto, creo que es el hombre adecuado para dirigir a la Iglesia católica en este momento histórico. No se trata de una persona excepcional, un outstandig como dirían los gringos, como lo fue Juan Pablo II con su personalidad arrolladora, o como lo fue Benedicto XVI con su inteligencia prodigiosa, o como lo fue Francisco con su audacia para obrar el mal. Es un hombre gris y hasta opaco, pero que posee dos características que son las dos que debe tener un Papa para manejar la barca de Pedro en este momento histórico concreto: preocupación por la unidad y capacidad de gestión de conflictos

Estos dos aspectos lo repiten una y otra vez los entrevistados. Prevost siempre estuvo preocupado y siempre bregó por la unidad, por superar los conflictos y no ahondarlos. En más de una ocasión hemos hablado en este blog de la preocupación casi obsesiva que tienen mucho por la unidad de la Iglesia a la que sacrifican la verdad. Y todos sabemos que la unidad verdadera sólo puede encontrarse en la Verdad. Yo creo que esto lo tiene claro el Papa León, pero también creo que Bergoglio dejó a la Iglesia en un estado de estrés muy alto, y que sólo un hombre de consensos podía dirigirla y evitar que se produjera un cisma. Si el elegido hubiese sido Palorín o Höllerich, por ejemplo, hubiese sido inevitable un cisma del grupo más conservador, desperdigado por todo el mundo; y si el elegido hubiese sido Erdö o Müller, el cisma lo habrían provocado los progresistas. León XIV es el indicado, me parece, para no apagar el pabilo humeante y para no quebrar la caña cascada (Isaías 42:3).

Y la otra característica no menor es su capacidad de gestión. Se dice que el hecho determinante que impulsó a Francisco a llevar a Roma fue el modo cómo resolvió un conflicto muy grave desatado en la diócesis de El Callao por un obispo español neocatecumenal. Éste fue desplazado y Prevost nombrado administrador apostólico. En un año se dedicó a escuchar a todos (y esta es una característica que aparece una y otra vez en el libro); escucha, pregunta pero no opina. Y se toma el tiempo para escuchar a todos, todos, todos. Dicen: “Resolvía conflictos de manera efectiva a través de la escucha y del diálogo con todas las partes, y no dudaba en tener mano firme cuando era necesario”. O bien: “La modestia y la humildad en él se acompañan de una gran valentía y, cuando es necesario, de una gran firmeza”. Tiene, para decirlo en lenguaje eclesial contemporáneo, una “actitud sinodal” que me parece imprescindible para el momento actual de la Iglesia. Así como escuchó al jesuita James Martin -lo cual no sólo no me gustó sino que opino que fue un gesto equívoco para toda la Iglesia-, escuchó también a Burke, y seguramente dentro de poco escuchará a Müller. Ese será su estilo; nos gustará poco o mucho, pero ese es Prevost: Se tomará todo el tiempo que sea necesario y decidirá, pero cuando lo hago, nadie lo moverá de lo decidido. Él mismo dice: “Soy capaz de ser decisivo cuando se necesita ser decisivo, que es otro aspecto del liderazgo que a veces falta en la gente. No puedes quedarte dando vueltas en «pensemos en esto y hablemos de ello para siempre». Tienes que tomar decisiones para poder seguir adelante. Soy capaz de hacer eso, y no tengo miedo de hacerlo”.

¿Es el Papa que a mi hubiese gustado? Ciertamente no. Y no pretendo pedirle peras al olmo. Algunos me dirán: “Pero nosotros queríamos un peral, no un olmo”, pero, aunque suene paradójico, creo que es mejor en este momento, tener un olmo y conformarnos con sámaras mientras olvidamos momentáneamente las peras. Porque estoy pensando que León XIV es el Papa que la Iglesia necesita en este momento tan complejo; una última oportunidad para evitar una nueva Reforma.

73 comentarios en “El libro sobre León XIV: la biografía

  1. Avatar de Desconocido Anónimo

    Uff… Leí el artículo y la mayoría de los comentarios. Se me ocurre algo. La Prudencia y la Templanza son virtudes cardinales. Muy útiles para analizar los problemas y muy útiles también para gobernar a (nada más ni nada menos) que la Iglesia. Por eso me ubico en la línea de Wanderer y sus comentarios. Queda por verse si León XVI es un «progresista de baja intensidad». Para mí, hasta ahora es un prudente y es lo que se necesita para llevar la maltratada barca de Pedro.

  2. Avatar de Desconocido Anónimo

    Me ha dejado pensando respecto de cómo se habría podido evitar la entrada de los de las consonantes a San Pedro, sin provocar grandes estropicios y echarse encima una guerra frontal. Tampoco veo como lanzarse al desmentido de la supuesta recomendación del Papá sobre una misa en los jesuitas, desatando la guerra sin cuartel, de hecho este pontificado va teniendo forma de ajedrez 3d

  3. Avatar de Desconocido Anónimo

    Tiene un imposible.

    la Iglesia francisquista quiere los actos morales bonum imperfectum et incompletum de Amoris laetitia y Fiducia supliccans: todas las parejas pecaminosas impenitentes no han de tener rite dispositus, pueden vivir more uxorio, se usa la moral de situación, y se emprende un proceso clerical de acompañamiento, discernimiento e integración.

    La Iglesia sinodal alemana lo considera todo como actos morales intrinsece bonum al existir unas leyes parlamentarias que garantizan derechos y libertades.

    La Iglesia Patriótica China implica la sumisión total al Partido Comunista.

  4. Avatar de Desconocido Anónimo

    No creo que cuatro gatos locos de progresistas alcancen para una reforma. La mayoría de los que van quedando en la Iglesia son católicos, los otros ya se fueron. Y si se van algunos progres, a lo mejor eso no es el mal absoluto.

  5. Avatar de Desconocido Anónimo

    No olvidemos que grandes hechos históricos son causados, a veces, por pequeñas ambiciones personales. Como lo cuenta E. Gil Bera en la entrada «Progreso» de noviembre de 2010:

    … La aventura malparada de Acuña tuvo una consecuencia notable. Aprovechando la confusión de la guerra castellana, el rey de Francia, Francisco I, envió tropas a ocupar Navarra y sitiar Logroño; fue una efímera maniobra de distracción, pero el emperador Carlos se encolerizó tanto, que se alió con el papa para que le bendijera su ocupación de Milán, la cosa que más podía ofender al rey de Francia. A  cambio, el emperador Carlos dio el beneficio del arzobispado de Toledo al cardenal de Médicis, y decretó el destierro de Lutero. Si a este fraile le hubieran concedido entonces algún carguillo o beneficio eclesiástico, habría olvidado tan feliz sus tesis, que todas venían de la implícita primera y principal: “yo también quiero mandar y cobrar”. Pero, por azares de los negocios humanos, la agitación que desencadenó el obispo de Zamora, que a él no le valió para alcanzar el arzobispado, si fue bastante para provocar la guerra, el edicto imperial y el cisma protestante…

    https://www.elboomeran.com/eduardo-gil-bera/progreso/

  6. Avatar de Desconocido Anónimo

    Estimado Wanderer

    Estimado Wanderer,

    Recordaba una obrita de Juan Pablo I, “ilustrísimos Señores” en que dirigía “cartas” a distintos personajes históricos, uno con los que “intercambia” correspondencia es San Bernardo de Claraval, y hay un párrafo que me parece muy oportuno:

    “en la carta 24 del Doctor Melifluo. Basta aplicarla y todo saldrá a las mil maravillas. ¿Que el primer candidato es santo? Pues bien, oret pro nobis, que diga algún padre nuestro por nosotros, pobres pecadores. ¿Es docto el segundo? Nos alegramos mucho, doceat nos, que escriba cualquier libro de erudición. ¿Es prudente el tercero? Iste regat nos, que éste nos gobierne y sea designado papa”

  7. Avatar de Desconocido Anónimo

    Dice W.:

    Es un hombre gris y hasta opaco, pero que posee dos características que son las dos que debe tener un Papa para manejar la barca de Pedro en este momento histórico concreto: preocupación por la unidad y capacidad de gestión de conflictos.

    Teniendo en cuenta que esa barca está compuesta de «todos, todos, todos» (expresión literalmente retomada por Su Santidad), habrá que ver si todos, todos, todos tienen ganas de dejarse manejar por este nuevo timonel. Por lo visto, no. Y peor aún, pues los que quieren hundirla están bien prestos a susurrarle al pobre timonel cualquier cosa para que empiece a dar vueltas en círculos. Por el momento el timonel parece sensato, pero nadie está libre de ser persuadido por quienes día a día le comen la cabeza. Por otro lado, los que aparentemente no quieren eso, en realidad terminan contribuyendo a lo mismo, porque lejos de subir a hablar con el que maneja el barco están reunidos dentro quejándose de lo malas que están las tormentas en lugar de salir a hacer algo para no hundirse.

    León lo dijo con respecto a la misa tridentina: la solución la quiere por el lado de la sinodalidad, literalmente «sentándose a hablar». Veo a mucho tradi perorando y quejándose unilateralmente, mas muy poco con voluntad de aprovechar esa puerta abierta a su favor. La ira y la soberbia les ha cegado en muchos casos como para reconocer tranquilamente que la sinodalidad de Su Santidad León no tiene nada que ver con el subterfugio retórico del difunto tirano. Tienen la mesa servida, diantre, pero no quieren estirar la mano para comer. Y todavía se quejan del que la sirve. Yo no sé cómo llamar a eso sino estupidez. Si mi juicio llegara a ser correcto, entonces merecen la extinción del teatro de la historia.

    G. Marivs

  8. Avatar de Desconocido Anónimo

    Leyendo a Wanderer y a los comentaristas, me parece que tenemos que hacer un parate y replantearnos un par de preguntas:

    ¿De dónde venimos? de los 12-13 años de los que venimos, experiencia traumática si las hay. Con ciertos efectos:

    • nos olvidamos que chambonadas se mandan todos los papas porque son humanos. En el mundo de los medios de masas lo vemos más todavía. Uno puede recordar con gran amor y nostalgia como es mi caso a Benedicto XVI, y no olvidar cosas como su amor e insistencia con Von Balthasar o el revuelo de los condones y el sida en una entrevista de avión.
    • El problema es que nos acostumbramos a alguien que cuando decía y hacía ciertas cosas las hacía y decía con toda jesuítica intención. Pero el papa ya no es un jesuita y hay que cambiar el chip. A veces un desliz o una chambonada va a ser simplemente eso.
    • Por otro lado, haciendo un poquito de historia, muchos estaban/estábamos en una posición de que el pontificado de Francisco era malo, pero visto el panorama del colegio cardenalicio que llenó a reventar, mejor ni pensar en cuando se acabase. Los más optimistas esperaban a Parolin. Otros aquí ya habrán pasado de largo, pero a mí me sigue chocando a veces por lo surreal cuando algo o alguien me recuerda que alguien con el nombre de León XIV reina en Roma.*

    ¿Quién es León? y antes, ¿quién no es? oigo repetir en círculos tradicionalistas que «León es Francisco con modales», y me parece que hay allí un problema de categorías espantoso. En primer lugar por querer poner a Francisco dentro de un espectro de afiliaciones teológicas. Segundo, por presentar dichas afiliaciones teológicas como el comienzo y el fin de todo lo que define a alguien. Los modales de León (lo mismo que la falta de modales del otro) no son meros accidentales accidentes, sino que revelan hábitos y principios morales hechos práctica vital. Del mismo modo, que Prevost fuese un religioso observante y serio no es un dato irrelevante; es muy distinto un impermeable que alguien que sinceramente busca unirse a Dios y hacer su voluntad como buenamente pueda. Si no, vamos a tener que admitir que toda oración es impotente y que Dios no puede corregir ni salvar al que tiene ganas. Si es así, cerrá y vamos.

    Si León no es Francisco en estos modos, entonces nuestras maneras acostumbradas de lidiar con Francisco no tienen que ser las mismas que se apliquen con León. Y ahí va la pregunta: ¿Qué hacemos? ¿A dónde vamos? porque saltar ante cada cosa que dijera el papa argentino era una estrategia adecuada de quienes entendían los mensajes pasivo-agresivos entre líneas respecto a un superior al que nada lo tocaba y que era siempre «my way or the highway», tuviese apoyos o no. Ahora, si la línea del papa es buscar la pacificación de la Iglesia, la buscará allí donde encuentre apoyos y consensos; ciertamente no entre los que le salten a la yugular por dichos al pasar en una entrevista. Y esto no significa pretender que lo malo está bien ni que lo bueno esté mal para contemporizar, sino dimensionar las declaraciones, los momentos, las acciones, los contextos, y aprovechar cuanta oportunidad se dé de avanzar las causas genuinamente católicas. León parece estar dispuesto a abrir la cancha para ello.

    En ese sentido me parece además a bien recordar que la Iglesia no es la seductora imagen de las dos banderas de san Ignacio, los tradicionalistas buenos y puros de un lado y los progresistas demoledores del otro. En el medio hay un montón de gente, mucha de la cual también está tratando de llevar vidas católicas sinceras y piadosas, confundida en algunas cosas, principiante espiritual y teológicamente en otras. Ej. si se quiere, Munilla dijo cosas feas e ignorantes de la misa tradicional. Eso no lo convierte ni en Cupich ni en McCarrick y es estúpido y contraproducente actuar como si así fuese. Y así con tantos otros. En ese sentido no me parece que la etiqueta «progresista» para León sea adecuada aquí, pero entiendo que eso es debatible. En mi mente el progresismo requiere actitud militante y conocimiento de causa.

    *Lo pongo aparte para no perder el hilo, pero a veces, en alguna hora gris, se me ocurre que el pontificado de Francisco fue en un sentido un castigo divino para purgarnos a varios ya sea el ultramontanismo, ya la actitud de analizar y juzgar cada detalle, no desde la honesta preocupación por la fe, sino por inconscientemente arrogarse uno el título de inspector papal. Y en esto, personalmente, quiero conservar la lección aprendida, que carísima me costó.

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      Excelente apreciación la vuestra. Me atrevo a señalar algo que se sigue de su intervención, pues creo que ha de ser útil para alguno.

      Decir que «León es Francisco pero con buenos modales» es una afirmación que implica seguir dándole poder a un tirano que ya no lo tiene. Con un agravante, y es que en su momento lo tuvo realmente, mientras que ahora quien dice eso se pone él mismo un yugo que no existe por ningún lado. Se hace él mismo esclavo de, digámoslo, un fantasma. Quien sabe algo de griego reconoce fácilmente que esto significa que se deja dañar por su propia cabecita. Es una mentalidad muy común en el mundo tradicionalista y que deriva en queja constante e inoperancia. También es un rasgo de lo que León criticó con el nombre de «ideologización» a propósito de la misa trudentina, pues conlleva toda una interpretación de la realidad eclesial que se resume prácticamente en la resultante eidética de los pecados capitales llamados «espirituales».

      Lo suyo, anónimo, es muy correcto. Un alma cristiana por fe confiesa que incluso en las peores circunstancias hay gobierno del Altísimo y bienes que se nos quieren comunicar. Comparto con Vd. que uno de ellos acaso sea el renunciar a esta mentalidad trillada de ser inspectores pontificios, vaticanos, cardenalicios, episcopales. Lo torpe en este punto sería volvernos indolentes e individualistas. Pero bueno, eso es otra discusión que se ha dado en otros espacios de este mismo blog. Sea como fuere, estoy convencido de que debemos aprender a vivir un poco más ligeramente, de manera más fresca. La Iglesia no comienza ni termina en el Vaticano. Lamento si algún tonto toma estas palabras y comienza diciendo «sí, pero la Sede romana…». Pobre de él. No habrá entendido nada.

      G. Marivs

      1. Avatar de Desconocido Anónimo

        A ver, Marvis, don Wander y gente que piensa como ellos. Si yo sé que en parte tienen razón. Pero lo que no comparto, ni puedo compartir, es que no se diga la verdad en nombre de una falsa unidad. Porque si, Munilla tiene palabras muy duras contra la misa tradicional, pero es un obispo católico se mire por donde se mire. Al igual que yo tengo amigos que van a misa nueva que no entienden la misa tradicional. Y son más santos y devotos que yo. Eso nadie lo discute. Lo que yo discuto es que Munilla sea lo mismo que cualquier obispo alemán o que James Martin. Y que nadie en el episcopado, romano o no, esté dispuesto a enmendar la plana a nadie. Lo escandaloso no ha sido tanto, por ejemplo, la gay parade entrando por san Pedro. Lo escandaloso es que lo hayan permitido y que ningún obispo, menos los de siempre haya dicho nada.

      2. Estoy de acuerdo con usted que es escandaloso que muy pocos obispos -los de siempre- haya dicho algo sobre el aquelarre gay entrando a San Pedro en tanto aquelarre. El problema es cómo los podrían haber detenido. ¿Hacer un cordón con la gendarmería pontificia para no dejarlos pasar? ¿Se imagina lo que una actitud así habría provocado? ¿Y se imagina la batalla ad intra del Vaticano que habría provocado? Han circulado fotos con la delegación gay argentina -los famosos Centu-, con un importante funcionario pontificio también argentino, en plenas sonrisas y algarabías.
        ¿Y todo eso para comenzar un pontificado?
        No sé. No me parece que sea tan fácil.

      3. Avatar de Desconocido Anónimo

        Al anónimo del 23 de septiembre a las 17:26:

        De acuerdo con usted en que hay que decir la verdad, y que se ha callado más de lo que se debería. Las consideraciones circunstanciales que me parece que hay que tener en cuenta:

        • Bien o mal, durante el pontificado de Francisco sacar cabeza era hacer que te la cortaran, y se me hace que, de los obispos que en otras circunstancias hubiesen hablado, muchos decidieron que era mejor la ignominia y aguantar el fuerte que que los echaran inceremoniosamente y les entregasen sus diócesis a los lobos. Dios y la historia juzgarán. Esa clase de obispos recién ahora están empezando a reevaluar (como nosotros) su estrategia, pero ya se han empezado a mover (Cfr. las reacciones a +Cupich tratando de darle un premio a un político abortista, por parte de +Paprocki, +Cordileone y +Conley). Paciencia, perspectiva, es temprano todavía.
        • Munus docendi-sanctificandi-regendi implica que el papa tiene varias cosas de las que hacerse cargo, en un equilibrio complicado. En tanto que enseña, tiene que enseñar valientemente la verdad, 100%. Ahora, ¿es una entrevista el momento y el lugar para enseñar? Me parece a mí que no (y en ese sentido, las entrevistas papales me parecen una idea espantosa, porque confunden por naturaleza). Con el tema audiencias, la peregrinación esta de los queers y demás, la cuestión pasa por el lado del santificar y el regir. El papa ha acabado siendo el párroco del mundo, y el párroco anterior le dejó un relajo de la gran siete. Y ahí hay un problema de juicio prudencial. ¿Entro de cero con la motosierra y quemo todos mis cartuchos de arranque? ¿O hago una evaluación de todo lo que hay que arreglar y elijo mis batallas? ¿Qué posibilidades tengo de que, entrando despacio y cambiando cosas de a poquito, tenga más éxito en el mediano y largo plazo? Cuestiones difíciles de decidir para el que tiene todas las cartas o casi, más difíciles todavía para nosotros de interpretar y evaluar.
        • Me parece también que hay mucha ansiedad y que hay mucho humo en el campo de batalla todavía como para ver en qué andamos. Por eso importa hacer historia. Durante el pontificado de Benedicto muchos, muchísimos (me incluyo) pensábamos que el progresismo estaba muerto ya como fuerza. No estaba tan muerto como pensábamos. Ahora, quizá uno se pasó al otro lado y piensa que está más vivo de lo que en realidad está, y que el tradicionalismo y los católicos devotos en el medio tienen menos fuerza y número del que en realidad tienen. Muchas de las cosas que hizo Francisco estaban ancladas en un pasado fantasmagórico que no reflejaba la realidad del católico observante promedio, y sus tendencias de fondo bastante ignoradas. Osea, el efecto Francisco fue horrendo en los seminarios y las vocaciones sacerdotales, pero las tendencias hacia una mayor reverencia eucarística y devoción mariana entre el laicado siguieron su curso tranquilamente. Ciertos obispos no tendrían que intentar prohibir la comunión de rodillas y en la boca, por ejemplo, si no viesen que hay una determinación y tendencia entre los fieles (¡Y esto en el Novus Ordo de lleno!) en esa dirección. Nadie busca prohibir de manera vehemente lo que nadie está haciendo.
        • A lo que voy es que miramos con ansiedad cada cosa que dice el nuevo papa con lupa por razones que quizá no son tan objetivas como creemos: porque estamos acostumbrados a que los deseos pontificios eran órdenes, porque estábamos acostumbrados a los mensajes pasivo-agresivos entre líneas de alguien que usaba lo no-magisterial para tratar de colarnos todos los camellos, porque pensamos que el progresismo es la fuerza eclesial principal y el papa tiene que ser el último y único muro de contención que nos queda, porque quedamos traumados y la incertidumbre nos crispa y estamos a la espera de «despertar» del sueño de que este papa que nos sorprendió a todos y que da buenos signos en realidad está todo podrido por dentro y que estaremos peor que antes (como dicen en inglés, esperando que caiga el otro zapato). Por eso digo que hay que dimensionar las cosas y volver a mirar el panorama general para repensar nuestras reacciones y estrategias. De dónde venimos, dónde estamos, a dónde queremos ir, cuáles son nuestras fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas en esta coyuntura. Dejar de leer a León como leíamos a Francisco, porque no son la misma persona.
  9. Avatar de Desconocido Messerschmidt

    Biografías de este tipo son inevitablemente malas porque han sido redactadas chambonamente, a toda prisa, sin investiación seria ni reflexión sobre los resultados y publicadas por motivos de lucro (por parte de la autora y el editor) y de relaciones públicas y propaganda (por parte del Vaticano), es decir, por puro oportunismo. En general hay dos clases de biografías: las escritas sobre un personaje vivo, y que son en realidad apuntes para uso de los que escribibirán tras el deceso del biografiado; y las redactadas post mortem, pero que con el paso del tiempo también son revisadas y corregidas por autores posteriores. Considero que las primeras, con todas sus limitaciones, pueden ser útiles y no creo que por ser el autor periodista deban ser necesariamente malas.

    Wanderer tiene razón en que un papa debe ser muy prudente y que su obligación de pastor es conducir el rebaño sin perder las ovejas por el camino y sin provocar escándalo. Pero también la tiene el anónimo que firma como “Augustinus”, cuando recuerda el deber de fidelidad a la verdad, incluso si tal fidelidad coloca al cristiano en situaciones extremas. Conjugar ambos principios es lograr una especie de cuadratura del círculo nada fácil, pero de eso se trata, en eso consiste el oficio de papa: en ser conciliador sin ser oportunista y en dar testimonio firme de la verdad sin convertirse en un Savonarola.

    Lo de los cien primeros días es un invento que no sé de dónde sale y al que no habría que dar mayor  importancia. En los políticos, que deben someterse a elecciones generalmente cada cuatro años y que actúan con unas miras cada vez más cortas y sin molestarse en pensar en las consecuencias a largo plazo, los cien primeros días pueden tener valor de síntoma, pero nada más. La Iglesia tiene casi dos mil años de historia, sus tiempos son muchísimo más lentos, además de que hasta un pontificado breve, como el de Benedicto XVI, duró ocho años, es decir, como dos mandatos presidenciales. Para saber de verdad por donde va León XIV necesitamos al menos un año, si no más, sobre todo porque parece ser un hombre bastante parsimonioso.

    Desde luego, lo que estamos viendo por el momento no es para saltar de alegría. Que sea “un Francisco con buenos modales” ya es algo, los buenos modales son un comienzo. Pero desde luego cuando leo a Wanderer tengo la impresión de que está cayendo en el conformismo y se está apresurando demasiado a emitir juicios. Comparto en cambio las inquietudes y la perplejidad que en otro comentario expresa Andrés Battistella. Aunque no nos guste, debemos tener paciencia. Por el momento, lo mejor que se puede hacer respecto a León es esperar y ser prudentes en nuestras apreciaciones: aún tardaremos muchoen conocerlo.

    ¿No sería mejor dejar la discusión sobre el filioque y sobre Enrique VIII para otra ocasión? Son temas interesnatísimos, pero que se alejan bastante del asunto tratado.

  10. Avatar de Desconocido Anónimo

    ¡Dios tres veces santo! Qué desvarío en los comentarios. Abunda mucho pelafustán con ínfulas de doctorillo sentencioso. Qué sabrán sus almohadas que ellos no.

    Se echa mucho en falta la más encumbrada de todas las virtudes. Silencio, trabajo y oración.

    1. Avatar de Andrés Battistella Andrés Battistella

      Valiente denuncia, Anónimo.

      Ahora explíquenos: ¿cómo está eso de que «la más encumbrada de todas las virtudes» es 3 cosas: silencio, trabajo y oración? ¿Es en ese orden? ¿es uno en tres y tres en uno, una especie de Trinidad virtuosa? ¿en qué consiste ese «silencio», en qué el «trabajo»? ¿son más «encumbrada» que las Virtudes Teologales, o las Virtudes Cardinales?

      Estos comentarios son los que me hacen lamentar el abuso del anonimato. Cualquiera viene y dispara al boleo, con absoluta caradurez y sin aportar nada.

      En la jerga internética actual, a este tipo de personajes se lo llama «troll».

  11. Avatar de Desconocido Anónimo

    Luis Carlos Henao

    «Fue como el Vaticano II, que quería renovar la vida de la Iglesia y lograr un sentido mucho más claro de comunión, de personas estando juntas en la Iglesia, y no de una espiritualidad individualista o una piedad privada donde yo le rezo a Dios, yo voy a misa y espero que Dios me salve. Ahora tenemos un sentido de «bueno, sí, nosotros vamos a misa, nosotros nos convertimos en comunidad eclesial, juntos somos testigos de la presencia de Cristo en el mundo»”. ¿Es herético lo que dice? ¿Está mal? No, en absoluto, está bien, pero es la clásica poesía vacía vaticanosegundista que ya sabemos que no condujo a nada o, en todo caso, terminó provocando un gran daño a la Iglesia. Prevost, como todos nosotros, es hijo de su tiempo y de su formación, y no pueden pedirse peras al olmo. 

    Estimado Wanderer: yo creo que el Concilio Vaticano II le habló claro a los laicos respecto a la responsabilidad que tienen como bautizados de ser evangelizadores con su vida y desde sus diferentes estados y profesiones, algo que no era muy claro antes del Concilio Vaticano II. Que sobre todo los párrocos no hubieran captado bien el mensaje es otra cosa. Participar como lector en la Misa o como miembro de un consejo parroquial es, hasta cierto punto, irrelevante. Lo que el Vaticano II pretendía era que los laicos se convirtieran, mediante un compromiso activo de palabra y obra, en levadura en la masa de la sociedad. No ha habido resultados, pues, por ejemplo, ¿dónde están los políticos, médicos, sociólogos, psicólogos, abogados, académicos católicos cuando se necesita hablar y hacer presencia en foros, congresos, parlamentos, palestras, medios de comunicación en los cuales se abordan asuntos cruciales como la defensa de la vida, la justicia social, la educación, la salud, la familia, etc.? Ciertamente, es necesario tener una fe ilustrada, pero ilustrada gracias a una vida sacramental y al conocimiento de las Sagradas Escrituras, del Magisterio de la Iglesia, de la Historia de la Iglesia, de teólogos, filósofos, pensadores católicos fieles y de pensamiento profundo y aterrizado. Todo esto debería enseñarse desde un principio en los colegios católicos y continuarse en las universidades católicas, y contribuiría, además, a proporcionar unas bases importantes a la hora de elegir una carrera universitaria y profesional. Recientemente (28 de agosto de 2025 )el papa León se refirió a que un político católico no podía llevar una doble vida. Fue en un encuentro con un grupo de políticos franceses. El discurso del papa no tiene desperdicio. Se encuentra en la página del Vaticano (https://www.vatican.va/content/leo-xiv/en/speeches/2025/august/documents/20250828-politici-francia.html), aunque solo en inglés, francés, italiano y alemán.

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      Es cierto que para quien está más versado en historia reciente de la Iglesia, es bastante obvio que el catolicismo social precede al Vaticano II. Rebrote de cofradías, sociedades de socorros mutuos, la acción católica, las conferencias de san Vicente de Paul y habráse de incluir allí a la fundación de un tal José María Escriba y Albás, por escozor que cause.

      Ahora bien, son dos cosas muy distintas si León genuinamente ignora este aspecto y sinceramente cree lo que dice (en cuyo caso no será particularmente difícil recontextualizarle), o si es un perpetuador de mentiras progresistas de manera consciente y deliberada (en cuyo caso ninguna conversación de buena fe le afectará); y los que actúan de prima como si la segunda fuese cierta, a estas tempranas alturas del partido, me parecen francamente temerarios.

    2. Avatar de Andrés Battistella Andrés Battistella

      …el Concilio Vaticano II le habló claro a los laicos respecto a la responsabilidad que tienen como bautizados de ser evangelizadores con su vida y desde sus diferentes estados y profesiones, algo que no era muy claro antes del Concilio Vaticano II.

      Es casi increíble que todavía existan quienes piensen así de buena fe.

      O no. Después de todo, es uno de los fundamentos de ciertas obras que se enorgullecen de ser precursoras de la «liberación laical» del CV2.

      ¿»Lo que el Vaticano II pretendía era que los laicos se convirtieran, mediante un compromiso activo de palabra y obra, en levadura en la masa de la sociedad? Válgame, yo pensé que eso de la levadura ya lo había dicho Nuestro Señor… parece que durante casi 2 mil años la Iglesia entera estuvo como mensa sobre esa palabra de su Divino Fundador.

      Por lo demás, estimado Luis, absolutamente de acuerdo, «Participar como lector en la Misa o como miembro de un consejo parroquial es, hasta cierto punto, irrelevante.»… sobre todo porque eso no es participación real, sino usurpar oficios que corresponden al clero, o sea, es una clericalización del laicado que, por supuesto, no conduce a nada constructivo (y de paso les hace tiempo libre a los clérigos para que se prodiguen en los vicios tan bonitos con que muchos nos escandalizan a diario).

  12. Avatar de Desconocido Anónimo

    Siendo un viejo lector (y un lector viejo) de Thomas Merton, entiendo bastante bien el ethos de este Papa, que es más americano que el pastel de manzanas. No va a condenar, no va a ideologizar, va a abrir caminos. Algunos serán buenos, otros no tanto. Los yanquis a veces parecen ingenuos, pero en realidad son ingenuos.

    Como dice Wanderer, no le pidamos peras al olmo. Si logra evitar que la Iglesia católica se convierta en una federación de iglesias quasi anglicanas o en una filial internacional del Partido Demócrata estamos cumplidos. Hay que ganar tiempo.

    El Pulpero de la Recoleta

    1. Avatar de Andrés Battistella Andrés Battistella

      En honor a la verdad, he de decir que, mientras leía la reseña de Wanderer, iba pensando «pero esto es simplemente un yankee». Pero bueno, venimos de un Papa argentino y peronista para más inri, es natural que un yankee republicano nos parezca San Benito.

  13. Pingback: Ce livre sur Léon XIV (I) | Benoit et Moi

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      Probablemente a León no le ha parecido tan sesgada, pero también habrá pensado que el sesgo le favorece. Le hermosea ante la opinión pública y le deja en mejor posición de cara a algunas medidas impopulares que a la fuerza tendrá que tomar.

  14. Avatar de Desconocido Anónimo

    Todo apunta a que los que tienen fe en Jesucristo den a luz a la Iglesia del siglo XXII: sea los que tienen fe desde formas más «rupturistas» o desde formas más «continuadoras». Hay mucho infiltrado que no tiene fe en posiciones de poder dentro de la jerarquía eclesial, pero eso es pasajero.

  15. Avatar de Desconocido Anónimo

    El Sumo Pontífice no ha de ser un político oportunista, sino llamar a las cosas por su nombre: sí, sí; no, no. Y si tiene que anatematizar, pues eso. Lo que está en juego es la fe y la salvación de las almas. Ha de confirmar en la fe, no en un una difusa fraternidad medio hippie.

    No es extremista anular, por ejemplo, Fiducia o Amoris, ni definir expresamente el carácter desordenado de la homosexualidad, velar por la digna celebración de la liturgia y condenar y sancionar firmemente los abusos al respecto. Eso tendría que hacer un buen Papa, por más que rompieran expresamente con Roma muchos «fieles», sacerdotes y hasta obispos y cardenales: que mejor sería que no engrosaran las filas de una confesión que más o menos rechazan. Por la verdad de la fe ha de estar dispuesto a morir todo cristiano. Pues el Sumo Pontífice tendría que ser en esto ejemplo.

    Bien condenada hubiera estado la doctrina de la doble verdad, formalmente, como el magisterio eclesiástico la rechaza. En cuanto a S. Vicente Ferrer, ahí fue un momento excepcional en la historia de la Iglesia en el que no se veía con claridad respecto de un hecho contingente: la validez de una elección pontificia. El caso es muy distinto a lo que ocurre con la heterodoxia doctrinal.

    Pretender aplicar el pasaje del pabilo y la caña a condescender con el mal o no condenar clara y firmemente el error, sobre todo en un pastor, no parece sino ser un uso impío de la Sagrada Escritura. Véase más bien el libro de Ezequiel: «el impío morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuentas de su sangre». Véase también el ejemplo de los mártires, que se dejaron apagar y quebrar por no aceptar transar con una coma o una iota de la ley de Dios.

    En fin, el cristiano ha de juzgar a la luz de la fe, no a la luz de la conveniencia política circunstancial: a la luz de la fe se entiende el «extremismo» de la decisión de un Sto. Tomás Moro, de una Sta. María Goretti, de un S. Juan Bautista y de todos los santos. Nosotros seguimos al Crucificado, necedad para los gentiles, escándalo para los judíos, pero fuerza de Dios y sabiduría de Dios.

    Augustinus

      1. Avatar de Desconocido Anónimo

        Gracias por si comentario de esta mañana hora española, en el que hablaba sobre que no entiendo que tiene de malo un Papa o una jerarquía que señale el error. Entiendo su punto de vista. La historia de la Iglesia está llena de momentos complejos donde convivieron santos, errores y tensiones sin que por ello se rompiera la comunión. Es cierto que no todo desacuerdo o error ha sido tratado inmediatamente con la máxima severidad, y que la Providencia ha sabido sacar bien incluso de las confusiones.

        Sin embargo, permítame plantear un matiz importante: no toda tolerancia histórica fue virtud. A veces fue debilidad, otras veces estrategia, y otras veces simplemente una incapacidad de acción clara.

        Usted menciona a Vicente Ferrer como ejemplo de tensión que la historia redimió. Pero él no fue canonizado por haber seguido a un antipapa, sino a pesar de ello, por su celo, penitencia y predicación. Del mismo modo, si Siger de Brabante fue tolerado por un tiempo, eso no significa que su error fuera inocuo.

        No pretendo quebrar la caña cascada, pero tampoco puedo aceptar que, en nombre de la caridad, se le diga al pecador que no hay pecado, o que se le dé la comunión al que vive objetivamente en contradicción con la ley de Dios. Esa no es caridad, es confusión. Lo que pido es que la verdad de la fe no sea tratada como una opinión más. Porque no se puede poner al mismo nivel la doctrina católica con su negación —y esto, lamentablemente, es lo que ocurre cuando desde el púlpito o desde documentos ambiguos se da a entender que todo es discutible.

        No es extremismo querer que un pastor confirme en la fe. Es extremismo lo contrario: una Iglesia sin certezas, sin coraje, y sin mártires.

        En Cristo, AJ

      2. Usted dice: tampoco puedo aceptar que, en nombre de la caridad, se le diga al pecador que no hay pecado, o que se le dé la comunión al que vive objetivamente en contradicción con la ley de Dios. Esa no es caridad, es confusión. Lo que pido es que la verdad de la fe no sea tratada como una opinión más.
        Cuándo dijo o hizo eso el Papa León?

  16. Avatar de Desconocido Anónimo

    Estimado Wanderer

    El Papa Liberio, excomulgo y persiguió a San Anasio en la herejia arriana, pero fue el “Sensus fidei” el que salvo a la Iglesia. Hace unos años, luego de la muerte de Benedicto, en Francia una religiosa (modernista), me pregunto por el difunto Papa, y le respondí: -El era el “Katejon”-, sumado a ello los reiterados mensajes de Nuestra Señora, debemos ser fieles a la Tradición Católica, a la Santa Misa, sino no tenemos acceso a la misa de siempre, al menos donde sea un “Novus ordo” con reverencia, a la Confesión, (como dicen en España: que nos pille confesados) y al Rosario. Nadie conoce los planes de Dios. Decían los abuelos: -hace espuma, sabe a jabón; pero es queso-

    Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar.  Pues antes que viniesen algunos de parte de Santiago, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión.  Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos.  Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar? Gal 2:11-14

    Pero aquí es muchísimo más grave, se trata de LA Herejía, y eso no se puede dejar pasar.

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      No es cierto que el Papa Liberio haya perseguido y excomulgado a San Atanasio. Eso es una mentira que repiten en la FSSPX y que está basada en falsificaciones. Puede leer sobre esto (en inglés) en la Catholic Encyclopedia, en la entrada correspondiente al Papa Liberio.

      1. Avatar de Desconocido Anónimo

        Carta «Studens paci» del Papa Liberio a los obispos orientales, en la primavera del año 357.

        0En el compromiso por la paz y la concordia de las Iglesias, después de haber recibido la carta de vuestra caridad sobre la persona de Atanasio y de los demás, dirigidas a la persona del obispo Julio de buena memoria, siguiendo la tradición de los predecesores, mandé desde aquí a Lucio, Pablo y Heliano, presbíteros de la ciudad de Roma, a Alejandría al mencionado Atanasio, para invitarlo a venir a la ciudad de Roma, a fin de que en su presencia fuera establecido respecto a él lo que se ha desarrollado como disciplina de la Iglesia. Mandé a él por medio de los mencionados presbíteros también una carta en que se explicaba que, si no viniese, supiera que quedaba excluido de la comunión con la Iglesia romana. Al regresar, pues, los presbíteros refirieron que no quería venir. Entonces he seguido la carta de vuestra caridad, que nos habéis mandado a propósito del mencionado Atanasio, y saber por medio de dicha carta, mandada a fin de mostrar unanimidad con vosotros, que estoy en paz con todos vosotros y con todos los obispos de la Iglesia católica, mientras el susodicho Atanasio queda excluido de la comunión conmigo, o sea con la Iglesia romana y de la conformidad de los escritos y de las incumbencias eclesiásticas.Denzinger – Hünerman, El Magisterio de la Iglesia”, Enchiridion symbolorum, definitionum et declarationum de rebus fidei et morum, nº138.

      2. Avatar de Desconocido Anónimo

        La carta «Studens paci» es, precisamente, una falsificación. Es lo que dicen gran número de estudiosos. Vea el artículo sobre la papa Liberio en la Catholic Encyclopedia. Y entienda que Denzinger no es «el magisterio».

      3. Avatar de Desconocido Anónimo

        Efectivamente, no hay enseñanza oficial que diga que Liberio excomulgo a Atanasio. Al contrario, Pio IX afirma que los arrianos calumniaron a Liberio porque se negó a condenarlo, Y Benedicto XV lo elogia por ir al exilio en defensa de la fe. 

        La carta Studens Paci que menciona el anónimo que le ha respondido es de autenticidad discutida en la tradición.

        La Iglesia no recoge una excomunión de Atanasio por Liberio.

        Marta

  17. Avatar de Andrés Battistella Andrés Battistella

    A veces pienso si no se habrá equivocado León X al excomulgar a Lutero… o más en general, si toda la doctrina católica sobre la excomunión no estará errada y no será más que una adición extremista…

    ¿Y qué pensar del asunto de Enrique VIII? Con lo fácil que era evitar el cisma de la Iglesia de Inglaterra.

    No sé, Wanderer, tantos años denunciando el cisma de facto, y ahora parece que lo mejor es alguien que «no levante el avispero» ni ponga blanco sobre negro; tanto tiempo denunciando la ambigüedad bergogliana, y ahora parece, parece, que nos abonamos a la ambigüedad culta de Prevost.

    Y todo es extremismo, de un lado y de otro. Qué dilema.

    Y León XIV omitiendo el Filioque (como ya hicieran sus tres predecesores inmediatos)… dejando en ridículo a la Iglesia anterior que por el Filioque «sacrificó la unidad».

    ¿En qué quedamos?

    Ojo que hablo en serio, todo esto lo deja perplejo a uno.

    Podrá venir alguno y citar la Parábola del Trigo y el Luello, pero otro podrá replicar con «por sus frutos los conoceréis» y citar a San Pablo y San Juan diciendo «expulsad al malvado de entre vosotros» y «con esos tales no tengáis conversación»… y entonces ya no sabemos qué hacer, ya no hay unidad de criterio, y tal vez sea porque estamos desorientados sobre la Verdad.

    1. Estimado Andrés, una vez más, no apaguemos el pabilo humeante. Sinceramente, creo que en varios casos ya está apagado y no hay nada que hacerle, pero el Papa debe hacer un último esfuerzo.
      En cuanto al Filioque, no exageremos. Los católicos orientales, en plena comunión con la Sede Apostólica, lo omiten en el Credo, y esa omisión les fue otorgado no por un Papa modernista, sino por Papa Clemente VIII en 1596.

      1. Avatar de Andrés Battistella Andrés Battistella

        Claro que no debemos apagar el pabilo humeante… la dificultad está en saber cuál es el pabilo humeante y cuál el quemado…

        Aunque a veces, vamos, no es tan difícil y está más que claro que el único «último esfuerzo» son las mayores penas y castigos a mano. Un James Martin sj y una Lucía Caram, por ejemplo, en esos casos no hay mucho que discernir para expulsar. Y varios Cardenales y Obispos de vicios más que probados (y llamarlos «vicios» es una atenuación, realmente).

        Lo del Filioque me deja absolutamente confuso. Sabía ya del «régimen especial» de los católicos orientales, pero sinceramente nunca comprendí bien ese «permiso». ¿Al final es importante o no el Filioque? ¿Es un dogma, hay dogmas opcionales?

        Evidentemente no vamos a ir por el camino de otra matanza de albigenses, pero queda la sensación de que hay demasiada prudencia humana, o respeto humano, por personajes que día sí y día también, vejan a la Esposa del Cordero con total impunidad (en esta vida, porque en la otra ya se sabe que nada quedará sin juicio).

      2. Sobre si el Filioque es dogma de fe o no lo es, le recomendaría que se lo preguntara a los Padres del Primer Concilio de Constantinopla que, completamento el Símbolo redactado en Niceo, dijero: «καὶ εἰς Πνεῦμα τὸ ἂγιον, […], τὸ ᾽ἐκ τοῦ Πατρὸς ἐκπορευόμενον», es decir, «Y en el Espíritu Santo, que procede del Padre» (Dz. 150). Lo de «y el Hijo» o Filioque, fue agregado casi doscientos años después, en 569, por el Concilio de Toledo, que no fue un concilio ecuménico sino regional.
        No estoy cuestionando el Filioque; simplemente recuerdo la historia.

      3. Avatar de Desconocido Anónimo
      4. ¿Quién dijo lo contrario? Lo que yo dije y digo, es que el Filioque no estaba incluido en el Símbolo de Constantinopla, y que por esa razón, y algunas más que no conozco, los católicos orientales no lo incluyen en el Credo de sus respectivas liturgias.
        Es decir, sin negar la verdad de la procedencia del Espíritu Santo del padre y del Hijo, los católicos pueden decir en el Símbolo solamente lo que mandaron los Padres de los siete primeros concilios: «procede del Padre», por la sencilla razón de que esta expresión no implica que no proceda también del Hijo. Con perdón de la comparación, cuando usted dice que come una tarta de manzanas, no significa que no está comienzo también harina, huevos y agua.

      5. Avatar de Andrés Battistella Andrés Battistella

        Bien. Yo, en principio, entendía de ese modo la cuestión del Filioque con los católicos orientales. Es decir, que están exceptuados de pronunciarlo en la Liturgia, pero no están exceptuados de profesarlo como Dogma de Fe, y claro, que decir sólo «del Padre» debe ser entendido como no excluyendo «y del Hijo».

        Pero… ¿el Cisma Griego (o Ruso, o como sea) lo entiende así también, o ellos rechazan de plano el Filioque?

        En fin, no es para desviar por aquí la conversación, pero la actitud de León XIV (repito, en línea con sus predecesores) me deja con dudas.

      6. Avatar de Desconocido Anónimo

        Andres Batistella, para los cismáticos greco-eslavos el Filioque es un theologoumenon, una opinión que cada fiel es libre de sostener o no, pero siempre como mera opinión. Lo que no es opinión es que el Filioque no debe incluirse en el Credo, lo cual es obviamente consistente con entender la cuestion como un theologoumenon.

    2. Avatar de Desconocido Anónimo

      «¿Y qué pensar del asunto de Enrique VIII? Con lo fácil que era evitar el cisma de la Iglesia de Inglaterra» Fácil, precisamente, no era. La reina Catalina era tia del emperador y es de suponer que Carlos V no hubiera admitido que se la dejara en la situación de una conviviente ilegítima.

      1. Avatar de Andrés Battistella Andrés Battistella

        Sin duda hubiera habido conflicto político, y mucha pataleta, pero ¿usted cree que Carlos V o la misma Catalina se hubieran separado de Roma, llevándose con ellos una porción importante de la Cristiandad, como hizo Enrique VIII?

        Igual todo esto es contrafáctico. Lo concreto es que la Iglesia, por decir así, prefirió «perder» Inglaterra antes que faltar a la justicia y la verdad por la calentura de un monarca que, no olvidemos, ostentaba el título de Defensor Fidei, no era un cualquier pelagatos.

      2. Avatar de Desconocido Anónimo

        Me recordó el divorcio y anulación express de Guglielmo Marconi (inventor de la radio), concedida sin mayor problema por Pio XI. La resolución oficial del sagrado Tribunal fue escandalosa en su momento y sentó un precedente jurídico . Marconi se casó por la iglesia en segundas nupcias en 1927, y el papa (arrepentido?) publicó Casti connubii en diciembre de 1930. Dos meses después, delante de Marconi, el pontífice daba su histórico primer mensaje radiofónico para inaugurar la flamante Radio Vaticana. La nueva evangelización bien valía un divorcio ¡Qué tiempos!

  18. Avatar de Luis Jeme Luis Jeme

    Creo que este post es muy acertado. A Benedicto XVI lo echaron y quienes ocuparon su lugar pusieron a la Iglesia al límite. Si de ello no sé desembocó en cisma fue por Voluntad Divina. Un nuevo Papa netamente conservador daría alas a los heterodoxos, que se creen más legitimados que nunca por la era de Bergoglio, y daría lugar a la consiguiente ruptura. Hacía falta un Pontífice que tuviera por prioridad la unidad y, a la vez, la Fe necesaria para saber que la Doctrina no sé puede cambiar, como dice el propio León XIV.

  19. Avatar de Desconocido Anónimo

    «Fue como el Vaticano II, que quería renovar la vida de la Iglesia y lograr un sentido mucho más claro de comunión, de personas estando juntas en la Iglesia, y no de una espiritualidad individualista o una piedad privada donde yo le rezo a Dios, yo voy a misa y espero que Dios me salve. Ahora tenemos un sentido de «bueno, sí, nosotros vamos a misa, nosotros nos convertimos en comunidad eclesial, juntos somos testigos de la presencia de Cristo en el mundo”. ¿Es herético lo que dice? ¿Está mal? No, en absoluto, está bien, pero es la clásica poesía vacía vaticanosegundista que ya sabemos que no condujo a nada o, en todo caso, terminó provocando un gran daño a la Iglesia» cita y comenta Wanderer. Pues bien, esa fue la respuesta y la reacción a la devotio moderna que tanto desprecia el autor de este blog. ¿Quién lo entiende?

    1. Estimado, o usted lee mal o tiene mala voluntad.
      Yo digo claramente que lo que dice el Papa está bien; lo que critico y me parece mal en base a la experiencia, y así lo digo, es la interpretación que el espíritu del Vaticano II (y cualquier lector atento sabrá que a eso me refiero con «vaticanosegundista») hizo de esas premisas.

  20. Avatar de Desconocido Anónimo

    Don Wander, creo que hay un punto en el que no estoy de acuerdo con usted. Para nada. Y es que en la Iglesia existen dos grupos que no podemos llamarlos conservadores o progresistas. Existen los que creemos lo que la Iglesia enseña y existen los que no creen lo que la Iglesia enseña. Vamos, los ortodoxos y los herejes de toda la vida. Pensar que estos dos grupos pueden convivir, se me antoja absolutamente imposible. Yo no entiendo cuál hubiese sido el problema si llega un Papa que dijese: «mira, este va fuera. Este, también. Al otro anatema. Fiducia y Amoeris fuera. Y el episcopado alemán fuera, impuesto alemán incluido.» ¿Provocaría un cisma de iure? Seguro. Pero, ¿Acaso no existe un cisma de facto? Porque, no me fastidie, yo no creo que Holleriq o Cupich tengan la misma fe que yo. Esto me parece evidente. Un Papa que simplemente lo pronunciase, se limitaría a declarar lo que ya es evidente. El cisma es inevitable… Y creo que los herejes, a la larga, se van a ir.

    1. Estimado, el problema es que si adoptamos una postura extremista como la que usted prefiere, deberíamos aplicarla no solamente al momento actual de la Iglesia sino a toda su historia. Y allí estaríamos en un problema, y deberíamos comenzar a expulsar santos de sus hornacinas y maestros de sus cátedras.
      Durante toda la historia de la Iglesia se sucedieron situaciones más o menos similares, desde la patrística hasta la Contrareforma. En el siglo XIII alguien podría haber dicho: «Mi fe no es la que enseña Siger de Brabante que afirma que existen dos verdades», pero la Iglesia lo dejó que continuara enseñando junto a Tomás de Aquino en la misma Universidad. Y después los condenó a los dos…
      En el siglo XIII alguien podría haber dicho con razón: «Mi fe no es la que enseña el cismático de Vicente Ferrer», y tenía razón, porque este dominico prestaba obediencia a un antipapa. Y, sin embargo, hoy es un gran santo venerado por toda la Iglesia.
      Temo las posturas extremistas en este momento delicado de la Iglesia. No quebremos la caña cascada.

      1. Avatar de Desconocido Anónimo

        ¡Ejem! Siger vio con sus propios ojos cómo sus libros eran quemados en la plaza, y después tuvo que huir de París porque estaba acusado de herejía.
        Igual, lo de que el Papa tiene que ser un hombre capaz de limar asperezas, es cierto.
        Pero sin callar la Verdad, por supuesto.

      2. Avatar de Luis Jeme Luis Jeme

        Anónimo, el problema de que hubiera un Papa que excomulgara a los heterodoxos o tuviera una actitud tajante que propiciase un gran cisma, es que muchas almas serían ya completamente insalvables en tanto que se irían con esa falsa iglesia (que que además, quizá fuera la mayoría de la que hay hoy) y ya no conocerían la verdad, mientras que estando aún en la Iglesia sí conocen la verdad, como prueba que tienen que negarla y combatirla. Al fin y al cabo, quien quiere aceptar la verdad de la fe para salvarse, aún con la confusión actual, lo tiene fácil, pero si el cincuenta por ciento de los fieles se fuesen y tuviesen una jerarquía que directamente predicara el mal y la mentira, ya casi no tendrían posibilidad de volver al buen camino.

      3. Avatar de Desconocido Anónimo

        Estimado Wanderer,

        Gracias por el artículo. Con respeto y en ánimo de precisión, me permito tres matices a la respuesta que hace aquí arriba a Anónimo. Si me equivoco, agradeceré corrección.

        Sobre Siger y la «doble verdad», la historiografía actual suele sostener que ningún maestro medieval defendió dos verdades en sentido estricto. Se trató más bien de una imputación polémica. Los llamados averroistas distinguían lo que se concluye «según filosofía» y lo que se acepta por fe, pero no afirmaban dos verdades contradictorias.

        Sobre Santo Tomás, no encuentro que la Iglesia lo haya condenado. Kilwardby y luego Pecham prohibieron enseñar en Oxford algunas proposiciones de tomas, pero no fue una condena de herejía. En París no fue nombrado en 1277 y, tras su canonización se precisó que esas condenas no afectaban su doctrina. Decir que fue condenado junto a Siger es inexacto.

        Y sobre San Vicente Ferrer, su adhesión durante el cisma de occidente fue una opción de obediencia en conciencia, no un cisma formal de su parte, y posteriormente promovió la rectificación. La Iglesia nunca lo trató como cismático.

        Por todo esto me parece que esos precedentes no prueban una tolerancia de herejías o diversidad de credos, sino situaciónes complejas de gobierno y de disciplina. Pedir claridad doctrinal no implica extremismo, como tampoco la prudencia pastoral implica aceptar el error.

        Gracias de nuevo por su artículo y los comentarios.

        Marta

      4. Estimada Marta, muchas gracias por sus valiosas precisiones.
        Sin embargo, la discusión no es Siger, ni Tomás ni Vicente Ferrer. Tampoco es la tolerancia a la herejía o diversidad de credos. La discusión tiene que ver con que en la historia de la Iglesia, en muchos periodos, existieron opiniones diversas y fuertemente opuestas, y la Iglesia, con paciencia y escucha, llegado el momento oportuno, tomó una decisión.

      5. Avatar de Desconocido Anónimo

        Si los averroístas «distinguían lo que se concluye «según filosofía» y lo que se acepta por fe» de modo que la filosofía podía llegar a concluir algo contradictorio a lo que se acepta por la fe, entonces afirmaban la posibilidad de dos verdades contradictorias.

        Augustinus

  21. Avatar de Desconocido Anónimo

    Le va caer la del pulpo por parte de los enragés, pero es así y tiene usted toda la razón. En vez estar llorando quién sea consciente de los errores que han anidado en la Iglesia deberían hacer el esfuerzo de meterse todo lo posible, con delicadeza y santa astucia en la vida de la Iglesia y apelar a la postura de escucha que tiene el Papa.

    La mano tendida al diálogo acerca de la misa tradicional, a pesar de los ciertos errores en su concepción que el Papa deja ver es mucho, muchísimo más que nada que hemos visto en 13 años. El Papa reconoce los abusos del Novus Ordo, reconoce la necesidad de sacralidad, reverencia, misterio y trascendentalidad. APROVECHÉMOSLO, LEÑE! Ya basta de llorar porque recibe a uno. Hasta que el Papa no te lo deniegue, pide que te reciba a ti también.

    Y otra cosa más que nadie se está planteando es cristianizar y convertir a los progres. Pero que clase de cristianos somos si no anunciamos a Cristo al que lo necesita? Y lo necesita el maldito Cupich, el maldito Martin etc y si no hay manera entonces se corta la rama, pero recordemos que somos la Iglesia que convirtió a Recaredo y a todos los pueblos bárbaros. Que si, que puedo parecer un ingenuo, pero la opción del pataleo y el aislacionismo solo amarga y no repara lo roto.

    Asi que tal vez León no sepa cómo recristianizar la Iglesia, pero te dejará hacerlo y hay que hacerlo ya y si hay que hacerlo con la dichosa sinodalidad de los bemoles pues con la sinodalidad y tragandonos el orgullo y haciéndonos violencia para sentarnos al lado del que no nos comprende y que los progres lleguen a decir lo de «mirad como se aman» y se sientan interpelados y seamos docentes firmes.

      1. Avatar de Desconocido Anónimo

        Pues yo no sé decir quién se va a dejar tocar por la gracia y quien no. Se imagina usted que un párroco de pueblo pensara así con una feligresía formada por 4 abuelas mientras todos los demás maldicen en el bar? Que hubiera sido del cura de Ars?

        Si yo siguiera mi visceralidad me pondría en plan Torquemada, ya se lo aseguro, pero no soy quien para ello y pasado el enfado, a mí esos herejes me dan lástima. Fantasía sería esperar como cierto algo que puede no ocurrir. Cristiano es rezar y hacer todo lo posible para que todos se conviertan y quienes, a pesar de nuestras faltas, por lo menos no dudamos de la Doctrina, tenemos que reconocer que la evangelización y el llamamiento a la conversión del mundo lo hemos abandonado un poco…

        A nosotros que nos dejen vivir mientras todo ahí fuera se derrumba? Pues no, estamos para hacer arder el mundo con el Evangelio. Aunque parezca inútil? Aunque parezca inútil. Yo no espero resultados, probablemente no los vea, me da exactamente igual verlo, pero se lo que tengo que hacer

    1. Avatar de Desconocido Anónimo

      Creo que la mejor definición de Prevost es la de progresista moderado con talante conciliador. Creo que el futuro de la Iglesia dependerá de los nombramientos que haga para puestos clave y, sobre todo, de los cardenales que vaya creando.

      1. Avatar de Desconocido Anónimo

        Anónimo del 24 de septiembre a las 14:47:

        Todos sabemos que Francisco elegía él y se saltaba todos los procesos. Mire más bien al restablecimiento del orden y la consulta a los nuncios que ya ha mencionado Wanderer, y los nombramientos episcopales del último mes o dos, especialmente en EEUU, y tendrá otra perspectiva.

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