No me acostumbro a que los Papas den entrevistas; preferirían que evitaran este género, y sólo espero que León XIV no le agarre el gustito y terminemos con una entrevista semanal como en el caso del Difunto. Pero dado que ya tenemos una emanación pontificia de este tipo, veamos qué podemos decir al respecto.
I. El Papa es católico
En primer lugar, y como dije en el artículo anterior, resulta claro que el Papa es católico: “Yo creo firmemente en Jesucristo y esa es mi prioridad, porque soy el obispo de Roma y sucesor de Pedro, y el papa necesita ayudar a la gente a entender, especialmente a los cristianos, a los católicos, que esto es lo que somos. […] Pero no tengo miedo de decir que creo en Jesucristo y que murió en la cruz y resucitó de entre los muertos, y que juntos estamos llamados a compartir ese mensaje”. Ya sé que nos está repitiendo los rudimentos del catecismo, pero venimos de la experiencia de Francisco que no solamente nunca dijo esto, sino que dijo, o dio a entender, más bien lo contrario. León XIII es católico y, a diferencia de su predecesor, cree en las verdades inmutables: “No sé si tengo una respuesta que no sea seguir diciéndole a la gente que existe la verdad, la verdad auténtica. No tengo mucha tolerancia cuando escucho a la gente decir «bueno, este es un conjunto alternativo de hechos», algo que hemos oído en el pasado”. Estaría tentado, si tuviera un campanario en mi casa, a mandar que las campanas repicaran al vuelo. Desde las épocas de Benedicto XVI no escuchábamos definiciones tan claras y tan católicas.
Pero además de ser católico, León XIV tiene muy claro también cual es su munus, su oficio: “Ser papa, llamado a confirmar a otros en su fe, que es la parte más importante, es también algo que solo puede suceder por la gracia de Dios; no hay otra explicación. El Espíritu Santo es la única forma de explicarlo. […] Espero ser capaz de confirmar a otros en su fe, porque ese es el papel fundamental que tiene el sucesor de Pedro”. Volvemos a escuchar la doctrina clásica sobre el papado y, además, excluye de modo explícito las fantasías que tuvieron pontífices recientes que se creyeron “expertos en humanidad”, como Pablo VI, o “expertos en climatología e inmigración”, como Francisco. El papa Prevost dice: “No veo que mi papel principal sea el de tratar de ser el solucionador de los problemas del mundo. No veo mi rol así en absoluto”. Y no ve que ese sea su rol, porque su rol, su oficio, su munus, es confirmarnos en la fe.
II. La sinodalidad
Cuando la periodista le pregunta sobre la sinodalidad inaugurada por el Papa Francisco, el pontífice asegura que continuará por ese camino, pero sin demasiadas sutilezas explica que lo que él entiende por sinodalidad es hacer lo que la Iglesia hizo a lo largo de muchos siglos: escuchar la voz de todos. Eso eran, y son, los concilios ecuménicos. Y tanto es así, que el Concilio de Trento (sí, el de Trento) invitó a hablar a Lutero; éste no fue, pero envió a su delegado Melachton. Como ya dije, a mi no me gustó que el Papa recibiera a James Martin S.J., o a la monja Caram (que está completamente loca), pero debo admitir que ese fue durante mucho tiempo el modo de actuar de la Iglesia. No se sabe con certeza si Arrio fue escuchado en el Concilio de Nicea, pero sí estuvo, expuso y defendió sus ideas su amigo Eusebio de Nicomedia. Nestorio participó activamente del Concilio de Éfeso (431) y Macario de Antioquía hizo lo propio en Constantinopla III (680-681) defendiendo personalmente el monotelismo. Repito, no me gusta ver la foto de Martin o de la Caram con León XIII, pero siglos atrás hubiese visto otras similares, con herejes bastante más peligrosos que la dominica descocada o que el suave Martín.
Por eso mismo, la sinodalidad, tal como la entiende León, no consiste en “intentar transformar la Iglesia en una especie de gobierno democrático, ya que, si miramos a muchos países del mundo hoy en día, la democracia no es necesariamente una solución perfecta para todo”. Cuando escuchemos la palabrita mágica con la que el viejo y difunto jesuita encandilaba, debemos saber que su sucesor está hablando de cosas bastante distintas.
III. El proselitismo
Otra diferencia diferencia con pontificados anteriores, es que Prevost fue durante muchos años misionero en Perú, y todos sabemos que muchas veces, luego del Vaticano II y, sobre todo, con el “magisterio” de Francisco, los misioneros no tenían como función predicar el evangelio; el proselitismo estaba prohibido, y no sólo en los países de misión sino también en los países ex-cristianos. De hecho, sé de varios casos en que sacerdotes franceses y españoles se han negado a aceptar conversos del islam o de otras sectas cristianas. León XIV, en cambio, celebra este acercamiento de jóvenes y adultos al bautismo y a la fe: “Ayer me reuní con un grupo de jóvenes franceses. Hubo miles el año pasado que libremente, ahora adultos jóvenes, buscaron el bautismo. Quieren venir a la Iglesia porque se dieron cuenta de que sus vidas están vacías, o de que les falta algo, o de que no tienen sentido, y están descubriendo de nuevo algo que la Iglesia tiene para ofrecer”. Y lo que tiene para ofrecer es ni más ni menos que a Jesucristo, en el que él cree. El cambio, aunque se presenta de un modo sutil, es rotundo.
IV. La ordenación de mujeres
Dice al respecto: “Espero seguir los pasos de Francisco, incluyendo la designación de mujeres en algunos roles de liderazgo, en diferentes niveles, en la vida de la Iglesia, reconociendo sus dones y su contribución de muchas maneras”. Y sin esquivar la cuestión, aclara que el problema real es si las mujeres pueden recibir el orden sagrado. No se le ocurre siquiera imaginar la existencia de mujeres sacerdotisas; habla de las diaconisas. Y sutilmente, desliza un argumento ad hominem que, en pocas palabras, dice lo siguiente: “El Vaticano II restauró el diaconado permanente, y en muchas diócesis hay diáconos permanentes, y sin embargo, todavía nos estamos preguntando qué son y para qué sirven”. Ergo, no nos metamos a ordenar diaconisas.
Pero la frase más clara al respecto es: “Yo, por el momento, no tengo la intención de cambiar la enseñanza de la Iglesia sobre el tema”. Es decir, mientras yo sea Papa, no habrán diaconisas. Lo que hace ruido en esta caso y en el de los LGBT, es la expresión “por el momento”; y es comprensible que cause descontentos, y que mucho asuman, creo yo injustificadamente, que esa expresión implica necesariamente que el Papa considera que en el futuro esa enseñanza puede cambiar. Y yo creo que no. Veámoslo desde el punto de vista estrictamente lógico; a fin de cuentas, Prevost es matemático. La expresión restringe la negación (“no tengo la intención”) al tiempo presente (t), sin extenderla a tiempos futuros (t’). Si la proposición es ¬I(y, C, t) (donde I es “tener la intención de cambiar”, y es el hablante, C es la enseñanza, t es el momento actual), “por el momento” enfatiza que la negación solo se aplica a t, dejando indefinido el estado en t’. La expresión controvertida convierte la proposición en una afirmación condicional temporal: ∀t’ (t’ = t → ¬I(y, C, t’)), donde t es el presente. No hace afirmaciones sobre t’ ≠ t.
Hacer esta afirmación, ¿implica que el Papa cree que va a cambiar la doctrina en un futuro? No. Lógicamente, no hay implicación de creencia en un cambio. La expresión es neutra respecto a las creencias del pontífice sobre el futuro; solo deja abierta la posibilidad lógica de cambio (o no cambio) en t’, sin afirmar ninguna creencia específica. No se deriva lógicamente que el León XIV crea en P (la intención de cambiar) para t’, ya que ¬I en t no conlleva expectativa de I en t’.
Eliminemos la creencia del Papa. ¿Implica que cambiará? No. No hay implicación lógica de que el cambio ocurra en el futuro. La expresión no afirma ni niega acciones futuras; solo describe la ausencia de intención en t. Lógicamente, ¬I(y, C, t) no conlleva I(y, C, t’) ni la realización efectiva del cambio (que requeriría no solo intención, sino capacidad y acción).
Desde el punto de vista lógico, entonces, no puede atribuirse al Papa ninguna afirmación o suposición sobre el cambio de doctrina al respecto del diaconado femenino o sobre la aceptación de los actos homosexuales para el futuro. Pero que la lógica nos diga esto, no implica que la expresión no sea problemática porque muchos, fácilmente, pueden hacer una inferencias inválida, como de hecho ha sucedido. ¿Por qué entonces el Papa la incluyó? Veo dos opciones: o porque efectivamente piensa que la doctrina católica puede cambiar, o a fin de que la afirmación no cayera tan fuerte y sirviera para tranquilizar a los y las feministas de los que está rodeado. Sabrá él cuál de las dos es la correcta pero, como dije, Prevost es católico, por lo que me inclino por la segunda. De más está decir, que se trata de una ingenuidad propia de un yankee pretender que diciendo eso se calmarán las aguas. No logra tranquilizar a nadie, pues las feministas están cabreadas como lo están los gays, que más que cabreados están furiosos por lo dicho por el Papa. Basta repasar los últimos post de Specola y ver las noticias que allí reporta de las histerias que está sufriendo por estos días el “colectivo” feminista y el “colectivo” LGBT. Prevost, en la entrevista, habla a todos los católicos, y tiene el “cuidado”, en mi opinión inútil, de no ofender, al menos de no ofender demasiado, a nadie. Y el resultado es que fastidia a todos. Pero lo importante de la cuestión es que, en buena lógica, no hay motivos para suponer que esa afirmación implique una opinión del Papa sobre futuros cambios de doctrina en temas tan sensibles y delicados.
Y en cuanto a nosotros, nos tranquiliza saber que durante un muy buen tiempo —se estima que tendremos un pontificado largo— no habrá cambios traumáticos que llevarían seguramente al cisma. Como dijo un comentarista con respecto al artículo anterior, “ganamos tiempo”. Y sobre eso los argentinos estamos curtidos.
V. Los LGBT
Pasemos al tema LGBT. Reconozco que las siglas me resultan desagradables, pero las uso simplemente por su practicidad a la hora de escribir un artículo periodístico.
El Papa comienza definiendo ante la pregunta de la periodista: “Me parece muy improbable, ciertamente en un futuro cercano, que la doctrina de la Iglesia cambie en términos de lo que enseña sobre la sexualidad y el matrimonio”. Clarísimo, y sobre la confusa expresión “en un futuro cercano”, ya lo explicamos más arriba. Y poco más adelante, insiste: “La enseñanza de la Iglesia continuará como está, y eso es lo que tengo que decir al respecto por ahora. Creo que es muy importante”.
Y, por otro lado, recuerda la doctrina tradicional: “Las familias necesitan ser apoyadas, lo que llaman la familia tradicional. La familia es padre, madre e hijos. El papel de la familia en la sociedad, que ha sufrido en las últimas décadas, debe ser reconocido y fortalecido una vez más”. E insiste: “La familia es un hombre y una mujer en un compromiso solemne, bendecidos en el sacramento del matrimonio. Pero incluso al decir eso, entiendo que algunas personas se lo tomarán mal”. Sabe que no les gustará a los LGBTQ, pero se los dice igualmente y con todas las letras.
Lo que más ha confundido a muchos es otra afirmación sobre el tema: “Lo que intento decir es lo que Francisco dijo muy claramente cuando decía, ‘todos, todos, todos’. Todos están invitados”. Pero aquí hay una diferencia fundamental: mientras Francisco no ponía condiciones, por lo que sus palabras fueron entendidas como una acogida incondicional que rozaba el relativismo, el Papa León desliza un lenguaje religioso que revierte el significado de lo que dijo Francisco: “Pero no invito a una persona porque tenga o no una identidad específica. Invito a una persona porque es hijo o hija de Dios”. Es decir, no se entra a la Iglesia definiéndose como gay, bisexual o trans y exigiendo que todos lo acepten como se presenta. Ya hablamos en otra ocasión que, para la doctrina católica, el homosexual como categoría antropológica no existe, y es caer en una trampa adoptar esa mentira. Lo que existen son hombre y mujeres que tienen tentaciones contrarias al sexto mandamiento con personas de su mismo sexo, así como existen personas tentadas con oprimir a los pobres o con defraudar a los obreros en su salario, todos estos casos, tentaciones que si se materializan, constituyen pecados que claman al cielo. Dios llama a todos a través de su Iglesia sin etiquetarlos, pero esos todos tampoco deben autoetiquitarse y exigir ser reconocidos y enorgullecerse de sus tentaciones y pecados enumerados en la etiqueta. A la Iglesia se entra como persona creada y necesitada de redención. Ser hijo de Dios implica la transformación de las categorías seculares en la búsqueda de la santidad. Y es esto lo que dice el Papa León: “Invito a una persona porque es hijo o hija de Dios”, es decir, porque se ha dejado transformar por la gracias y es un hombre nuevo.
Y para reforzar esta idea no se priva de dar un zurrazo a los alemanes y belgas con pocas sutilezas: “En el norte de Europa ya están publicando rituales para bendecir «a las personas que se aman», es la forma en que lo expresan, lo que va específicamente en contra del documento que el papa Francisco aprobó, Fiducia Supplicans”. Les está diciendo “Eso no se puede hacer”, como una advertencia: “Si no dejan de hacerlo, lo prohibiré”.
Muchos han visto en esto una confirmación de Fiducia Supplicans. Yo veo, en cambio, una astuta maniobra propia de un canonista. No les está diciendo que está mal la cuestión de los rituales apoyándose en el Liber gomorrhianus de San Pedro Damián; eso no habría tenido efecto alguno. Se lo dice basándose en un documento reciente y vigente; ellos —los alemanes— no tienen argumentos para seguir haciéndolo. Es la misma táctica que refutar a Mons. Colombo o a Mons. Lozano sus prohibiciones sobre la comunión de rodillas o en la boca con el mismísimo Misal Romano de Pablo VI, que no me gusta nada, y no hacerlo con textos de San Pío V o del cardenal Ottaviani, pues mal que nos pese, en esos casos la argumentación perdería toda efectividad.
VI. La misa tradicional
Y pasemos ahora al último tema: la misa tradicional. Dice el pontífice: “Hay otro tema, que también es polémico, y sobre el que ya he recibido varias peticiones y cartas: la cuestión sobre cómo la gente siempre menciona [volver a] la misa en latín. Bueno, se puede decir misa en latín ahora mismo. Si es el rito del Vaticano II, no hay problema. Obviamente, entre la misa tridentina y la misa del Vaticano II, la misa de Pablo VI, no estoy seguro de hacia dónde va a ir eso. Es evidentemente muy complicado”.
En este primer párrafo señalemos algunas cuestiones. Una, tiene que ver con la expresión “Latin Mass”, que es con la que habitualmente, y erróneamente, los anglohablantes se refieren a la misa tradicional. El Papa dice que si se trata de “misa en latín” a secas, puede tratarse de la misa de Pablo VI celebrada en latín, “y en eso no habría problema”. El problema es que aún en ese caso hay problemas. Hemos dicho hace muy poco en este blog que varios obispos argentinos prohiben a sus fieles comulgar de rodillas y, más aún, prohiben que en las misas de sus parroquias se cante en latín. Cualquiera puede imaginar la suerte que correría el sacerdote al que se le ocurriera celebrar la misa en latín, por más novus ordo que fuera. O el Papa no está enterado de lo que realmente sucede en buena parte del orbe católico, o intenta “marear la perdiz”, es decir, dar rodeos para evitar el tema realmente candente.
Pero no es lo que hace, pues aborda la cuestión de frente: “Creo que a veces el, digamos, «abuso» de la liturgia de lo que llamamos la misa del Vaticano II, no fue útil para las personas que buscaban una experiencia más profunda de oración, de contacto con el misterio de la fe, que parecían encontrar en la celebración de la misa tridentina. Una vez más, nos hemos polarizado, de modo que [planteamos eso] en lugar de poder decir: «Bueno, si celebramos la liturgia del Vaticano ii de una manera adecuada, ¿realmente encuentras tanta diferencia entre esta experiencia y esa experiencia?”. Aquí encuentro dos problemas: los abusos de la misa del Vaticano II no fueron útiles sino que fueron dañinos no solamente para un grupo determinado de personas (las que “buscaban una experiencia más profunda de oración, de contacto con el misterio de la fe”) sino para todos los católicos, para la liturgia romana y para la Iglesia misma. Un abuso nunca puede ser útil para nadie y nunca debe ser admitido. Y pareciera —y destaco el condicional— que León ofrece una solución: “Celebremos la misa de Pablo VI piadosamente y solucionamos el problema”. Demás está decir en este ámbito que eso no es la solución de nada . ¿Será que el Papa no logra percibir el meollo de la cuestión y reduce todo el entuerto a una cuestión de sensibilidades piadosas diversas? Es probable y no sería extraño que así fuera.
Una persona amiga muy cercana e inteligente estaba particularmente furiosa con esta afirmación: “León XIV no entiende que liturgia es algo recibido y forma parte de la Tradición y, por eso mismo, no puede ser reformada por un grupo de sabiondos, y tampoco por un Papa”. Así es; ni más ni menos que lo que decía el Papa Benedicto XVI. Pero la cuestión es que este punto tan importante y tan sensible tampoco lo entendían Pablo VI, que autorizó esa reforma; ni Juan Pablo II, que la consolidó, ni Francisco que estableció que era el único modo de la lex orandi. Más aún, me animo a decir porque lo he escuchado, que tampoco lo entiende buena parte de los miembros de la FSSPX y de la FSSP, para quienes “si la reforma de la misa la hubiese hecho un Papa ortodoxo, ellos la habrían aceptado”, tal como aceptaron las reformas de Pío XII y Juan XXIII. Me parece, entonces, injusto pedirle al Papa León, formado en la peor teología de los ’70, claridad en un punto que ni siquiera poseen los más allegados a la Tradición, y mucho menos sus predecesores inmediatos.
Y finaliza con una buena noticia, más aún, con una noticia buenísima: “No he tenido la oportunidad de sentarme realmente con un grupo de personas que aboguen por el rito tridentino. Pronto se presentará una oportunidad, y estoy seguro de que habrá ocasiones para tratarlo. Pero ese es un tema del que creo que también, tal vez con la sinodalidad, tenemos que sentarnos y hablar. Se ha convertido en el tipo de tema que está tan polarizado que la gente, a menudo, no está dispuesta a escucharse mutuamente”.
Algunos recalcitrantes han pasado esto por alto sin darse cuenta que es una novedad que puede cambiar radicalmente la situación en la que nos encontramos los defensores de la misa tradicional. El Papa recurre a la sinodalidad como él la entiende: escuchar. Si bien Francisco se reunió con los superiores de la FSSP y del Instituto Cristo Rey Sumo Sacerdote, no fueron reuniones “sinodales”, y con esto quiero decir que no fueron reuniones destinadas a escuchar las razones del otro para discutir y tomar una decisión sobre un problema concreto. La solución la había tomado él antes con Traditiones custodes, como la había tomado Juan Pablo II con Ecclesia Dei antes de recibir a los flamantes superiores de la FSSP. Creería que la única reunión “sinodal” de un Papa para tratar el tema de la liturgia tradicional fue la que mantuvo Pablo VI con Mons. Marcel Lefebvre el 11 de septiembre de 1976 —hace casi cincuenta años—, y la tal reunión duró sólo 38 minutos. Previsiblemente, no sirvió para nada.
Concretamente, luego de 50 años un Pontífice afirma que convocará a una reunión a los que sostienen y defienden la liturgia tradicional para escucharlos y encontrar una solución. Los Papas anteriores se asesoraban con los miembros de su Curia para decidir; León quiere escuchar a todos. Desconozco cómo será el mecanismo de esa reunión y quiénes serán los convocados, pero el sólo hecho de que León XIV se comprometa públicamente a convocarla, me parece una novedad que no podemos menos que celebrar.
En fin, que en término generales, la entrevista me parece buena y auspiciosa. Habrán cuestiones que nos gusten menos y otras que no nos gusten nada, pero eso no autoriza la infamia de decir que el Papa León es un “Francisco con buenos modales”. Él es católico; el Difunto no lo era.

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«el Concilio de Trento (sí, el de Trento) invitó a hablar a Lutero; éste no fue, pero envió a su delegado Melachton.»
Primera noticia que tengo de esto. Podría pasarme la fuente? Gracias
Por supuesto. Lo encontrará en el volumen III de la «Historia del Concilio de Trento», de Hubert Jedin. Hay versiones en alemán e italiano, por lo menos.
Hay una versión española de las EUNSA.
Amigo, se trata de un hecho sobradamente conocido. De ello existen diversas fuentes primarias. Una de ellas se debe a la pluma del propio Lutero, que rechazó la invitación recibida de asistir al concilio por carta al legado pontificio Paulo Vergerio y también en una de sus más acerbas diatribas, ‘Contra el papado de Roma, fundado por el diablo’. En el tomo III de la Historia de la Iglesia de Llorca y Villoslada puede encontrar más detalles. La bibliografía tanto católica como protestante que refiere este punto es incontable.
En la entrevista, León XIV no excluye que la doctrina de la Iglesia pueda cambiar:
“Tenemos que cambiar las actitudes antes incluso de pensar en cambiar lo que la Iglesia dice sobre cualquier cuestión concreta.”
«lo que la Iglesia dice sobre cualquier cuestión concreta».
La iglesia dijo hasta la década del ’50 que se debía ayunar desde la medianoche anterior para poder comulgar. Ahora dice que es suficiente con 1 hora de ayuno.
La iglesia determinó varios tipos de música que podían utilizarse en la liturgia; San Pío X cambió esa discplina y dijo otra cosa.
La iglesia dijo que sólo se podía comulgar dos o tre veces al año; San Pío X dijo que se podía hacer todos los días.
¿Le doy más ejemplos de cambios de lo que la Iglesia dice sobre cuestiones concretas?
El problema Wanderer, es que la.gente ya no sabe distinguir lo esencial/sustancial de lo importante, ni sabe distinguir lo importante de lo valioso, ni sabe distinguir lo valioso de lo superfluo.
Wanderer: el problema esas palabras de la entrevista a León XIV no se refieren a cuestiones disciplinares, sino a la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad.
¿Cuándo dijo la Iglesia que se podía comulgar dos o tres veces al año? Gracias.
Lo dijo desde los primeros siglos y fue la práctica habitual hasta comienzos del siglo XX y lo sigue siendo en las iglesias orientales. Basta leer la vida de los santos -la «Historia de un alma» de Santa Teresita, por ejemplo-, para anoticiarse.
El problema con esta entrevista/biografía de León XIV es el mismo que viene sucediendo con los últimos pontífices, al menos desde Pío XII. Hay una sobreexposición de los Papas, que piensan que tienen que expresar su opinión en todos los temas, todo el tiempo. El papado mediático es un estorbo a la evangelización, no una ayuda. El obispo de Roma debería aparecer sólo de vez en cuando, para las celebraciones más solemnes del año litúrgico, y expresarse a través de sus homilías o encíclicas. El constante bombardeo de los medios con cada cosa que dice y hace el papa a diario termina por hacer que sus palabras y acciones sean totalmente irrelevantes. Y lo peor, es que muchos toman estas palabras y actos cotidianos como «el Magisterio». Un desatino.
Totalmente de acuerdo. Ya lo decía The Young Pope.
A mi comentario anterior , diré que no me parece confirmar en la fe el «por el momento». Porque hay cosas que no cambian porque no pueden cambiar. La moral o las verdades de fe no cambian. La pastoral o la disciplina, si. Son cosas muy diferentes.
AJ
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Estimado Wanderer: Lamentablemente no creo que repetir varias veces expresiones como «por el momento», «por ahora», «poco probable» cuando se refiere a doctrina que es inmutable (y no hace falta irse a Papas preconciliares puesto que así lo definieron Juan Pablo II y Benedicto XVI). Pero ojalá sea yo el que se equivoca.
En cuanto a la Misa tradicional, coincido. Y me parece buena la actitud que han tomado al respecto, desde dos posturas distintas, por ejemplo Michael Matt y Taylor Marshall, de ir organizando alguna delegación con «gente normal» antes de que la Curia Romana invite a «loquitos» (sedevacantes, conspiranoicos, etc.); preferiblemente incluyendo a madres de familia, jóvenes sanos, padres normales.
Hay que rezar.
Creo que la misa de Pablo VI en Latín en Argentina es inexistente. Y debe ocurrir lo mismo en la mayor parte de los países católicos.
En Chile también es inexistente.
No es así.
Se celebra así todos los días con gran dignidad y provecho para los fieles. Ad orientem.
Incluidos los domingos que se celebra cantada (sacerdote y fieles), con órgano y frecuentemente con el proprium del día cantado del Graduale Romanum (1974), siguiendo los hallazgos de la semiología gregoriana.
Con libre acceso del público.
Aunque todo es conforme a derecho, para no atraer, en su momento, el ojo de Sauron –Dios lo tenga en su gloria– y, aún hoy, de los nazgûles que nos apacientan, todo ocurre con bajo perfil –volando bajo la línea del radar– y el dato sólo circula por tradición oral.
Es una alegría que así sea, pero muchas veces es raro de encontrar. En Valencia si se hace cada misa conventual en el Real Seminario del Corpus Christi, aka «del Patriarca». Les recomiendo que busquen sus videos si quieren ver como se celebra bien el Novus Ordo
Yo la celebro Ad Orientem todos los días, pero no completamente en latín, para algunas solemnidades sí uso el latín en ciertas partes y la consagración. La cuestión para mí no es tanto la lengua sino hacia donde está orientada la Liturgia. Todos, sacerdotes y fieles mirando hacia el mismo lugar, hacia la Cruz. In Domino
Solitario de María
Soy de su misma opinión.
La primer gran reforma práctica, que corregiría un montón de cosas, sería volver a celebrar habitualmente ad Orientem: todos vueltos hacia el Señor.
– Malleus
Bueno, coincido en que «Leon XIII» es y era católico…
Estimado Wanderer
Muy oportunas sus reflexiones y me vino a la memoria el JURAMENTO ANTIMODERNISTA DE PIO X, A SER REALIZADO POR SACERDOTES Y OBISPOS ANTES DE LA ORDENACION (Valido hasta 1967)
Del mismo, me permito extraer un párrafo, que vale la pena tener presente:
“En cuarto lugar, recibo sinceramente la doctrina de la fe que los Padres ortodoxos nos han transmitido de los Apóstoles, siempre con el mismo sentido y la misma interpretación. Por esto rechazo absolutamente la suposición herética de la evolución de los dogmas, según la cual estos dogmas cambiarían de sentido para recibir uno diferente del que les ha dado la Iglesia en un principio. Igualmente, repruebo todo error que consista en sustituir el depósito divino confiado a la esposa de Cristo y a su vigilante custodia, por una ficción filosófica o una creación de la conciencia humana, la cual, formada poco a poco por el esfuerzo de los hombres, sería susceptible en el futuro de un progreso indefinido”.
No quisiera ser un aguafiestas y echar a perder la discusión, pero sinceramente no salgo de mi perplejidad al ver la ingenua impaciencia de quienes pretenden saber el significado de las palabras y los actos nada, nada explícitos de un papa muy reservado, que acaba de llegar al sumo pontificado y que aún no ha definido, ni siquiera vagamente, lo que pretende hacer. Las correctas palabras que aquí tanto se celebran son eso, correctas, pero no por ello dejan de ser obviedades. Que Francisco no fuera capaz ni de formular obviedades y tan a menudo dijera disparates y los pusiera en práctica, no es motivo para que ahora festejemos las palabras de León como si fueran milagrosas revelaciones. Y no olvidemos que las obviedades pueden también ser una astuta cortina de humo.
Las ingeniosas ecuaciones matemáticas de Wanderer me resultan indescifrables, así de ignorante soy. Por otra parte, me recuerdan a esas míticas fórmulas de ciertos jugadores con las que presuntamente se puede ganar en la ruleta, además de que me huelen a sofisma, indudablemente bienintencionado y piadoso, pero sofisma al fin y al cabo. Los alambicados intentos de interpretación que se hacen de todo gesto y palabra de León convierten a éste en una pantalla cinematográfica en la que cada uno proyecta la película que más le gustaría fuera su pontificado. León XIV (no XIII apreciado Wanderer) se toma todo el tiempo del mundo para definir su posición y configurar lo que será su papado. Tampoco se puede descartar la posibilidad de que siga así hasta el día en que Dios lo llame a mejor vida. ¿No podría ser que se tratase de un señor entrado en años, parsimonioso, serio, prudente (hecha la salvedad de que concede entrevistas), más bien silencioso, sin grandes ideas, sin grandes planes, sin grandes pretensiones, incluso conformista o mediocre, que entendiese su pontificado como un otoño existencial en el que preferiría no hacerse demasiada mala sangre y en el que lo más importante debiera ser que se calmen los ánimos y que el tiempo pase sin sobresaltos, sin pena ni gloria, sin que los problemas se resuevan ni se agraven, dejándolos más o menos aletargados o congelados para que se disuelvan por sí mismos? En resumen, un pontífice que discretamente vive y deja vivir…
No tiene por qué ser así, pero tampoco podemos descartarlo, sobre todo si tenemos en cuenta lo que se sabe y se ve de él. En todo caso, los juicios y las apreciaciones actuales sobre este papa me parecen apresuradas, poco fundamentadas, ilusorias. Son tantas las interpretaciones que se aventuran, que es muy probable que alguna acierte (más o menos) y que las demás terminen siendo números perdedores en una lotería en la que inevitablemente decide el azar. Deberíamos dar más tiempo al tiempo.
Muy interesante post. Dios le conserve la esperanza don Wanderer.
Se que no es el tema de la entrada, pero al respecto de la aceptación de las reformas me parece desproporcionado e injusto comparar la reforma del novus ordo con la de Pio XII o Juan XXIII. Si bien la de Pio XII da mucho para hablar no puede usted asemejarla a la invención de un rito en un puñado de meses.
Que haya sido la antesala, es posible y casi cierto, pero creo que hay que diferenciarlas.
Perdón la disgresión.
Es que la Semana Santa de Pío XII es también un rito inventado en un puñado de meses por los mismos que luego hicieron la reforma de todo el Misal, A. Bugnini a la cabeza
Las oraciones del Misal viejo podrán ser muy antiguas pero todas fueron inventadas por alguien. La Liturgia se fue creando con el tiempo, las oraciones, las rúbricas, que se agregó y que se quitó, el Rito Romano fué adquieriendo formas de otros ritos, les recomiendo que estudien historia litúrgica. No bajó el Señor desde la Gloria y entregó un Misal establecido divinamente. De aquí a 300 años el Misal de Pablo VI también será muy antiguo y venerado. Saludos
P. Franco (Solitario de María)
Padre Franco, su respuesta es la respuesta estándar de quien no conoce la historia litúrgica y solo leyó un par de manuales.
Sería de agradecer, Wanderer, si nos ilustrara con una respuesta que no sea la de quien leyó unos cuantos manuales de liturgia.
Estimado, no se requiere ser letrado en el tema para acertar en la respuesta. El misal tradicional, como cualquier otra liturgia, no fue «inventada» por alguien, como dice erróneamente el P. Franco. Nadie se snetó un día a redactar el Canon Romano o las oraciones del ofertorio. Toda la ligurgia se fue desarrollando orgánicamente, a lo largo de los siglos, añadiendo o modificando oraciones, gestos o ritos, como una acción del Espíritu en la Iglesia.
La liturgia de Pablo VI, en cambio, se inventó. En este caso sí sentaron un grupo de eruditos (que sabían de liturgia por cierto) y tuvieron la audacia no sólo de «inventar» una colecta, sino de inventar anáforas enteras, en algún caso atribuyéndolsela fálsamente a San Hipolito.
Le recomiendo un buen libro sobre el tema: Alcuin Reid, The Organic Development of the Liturgy.
Es un hecho que el Papa dijo cada cosa de la entrevista calculando el efecto que podían causar sus palabras. Lo hace explícito cuando dice que la familia verdadera es la tradicional. Por eso me inclino también, entre las dos opciones, a pensar que el «por el momento» está dicho para no alterar a los implicados en esas cuestiones: ser tajante sería abrir un nuevo frente de conflicto intenso, y sabemos que no se pueden pelear todas las batallas juntas. En ese sentido parece haber elegido para este primer momento la batalla por la familia, por eso ahí fue directo le moleste a quien le moleste. Habrá personalidades más «belicosas» que preferirían enfrentar a todos a la vez, pero evidentemente no es ese el estilo de León XIV. Por mi parte lo comparto.
Y añado una interpretación alternativa. El Papa menciona a Francisco diciendo que lo va a seguir y que no va a cambiar la posición de la Iglesia en esos temas. ¿Y si la posición de la Iglesia hiciera referencia más a la «apertura» de la última década que a otra cosa? En ese caso podría estar diciendo que por ahora todo va a quedar igual, y Fiducia suplicans seguirá vigente. Como dije antes, sería decir «no voy a encarar esa pelea por el momento». Y es a la vez decir «no esperen más concesiones, hasta acá llegaron y no más». Y es abrir la posibilidad de que en el futuro sí se meta en el tema, y en ese caso un cambio podría ser volver un poco más a lo tradicional y sacar tanto arco iris de los templos. Sé que es un poco más rebuscada, pero también es una interpretación posible
Ojalà tu lectura sea correcta.
Yo propondría a León XIV que, ya que le gusta tanto Castel Gandolfo (otra cosa en la que se diferencia de su predecesor), se retire allí por una semana e invite a los miembros del New Liturgical Movement, los cuales son en su mayoría compatriotas suyos, señaladamente el Dr. Kwasniewski, quienes abordan el tema del Rito Romano sin ideologización alguna, con un gran esfuerzo por decir la verdad sin tapujos pero con la máxima claridad y caridad.
A decir verdad, en el asunto del Rito Romano, no he encontrado posición más esforzadamente católica y caritativa que la de Kwasniewski.
Creo que que lo más representativo sería invitar al board de la Federación Internacional Una Voce, que cumple los 50 años, y quee fue la primera organización de laicos en defensa del rito tradicional.
Sinceramente no había pensado en Una Voce… y es cierto que son los pioneros.
Pero tal vez el hecho de reunirse con compatriotas tendría cierto peso en el desarrollo de las conversaciones. Y, hasta donde tengo entendido, Una Voce y el New Liturgical Movement se complementan y se llevan más que bien.
De cualquier manera, y como ya dijeron, luego de la entrevista León XIV se reunió con el Cardenal Burke y en estos días con el Cardenal Sarah, y sería difícil de creer que algo de esto no se haya dicho.
PD: creo que, así como para comprender a Francisco/Bergoglio era imprescindible acudir a nosotros los argentinos, connacionales del susodicho, ahora con León XIV/Prevost nos tocará acudir con más frecuencia a los useños para tratar de entender los modos y giros del Papa.
¡¿Kwasniewski… sin ideologización?!
Pues lea esto, sobre todo la parte del modernismo de Kwasniewski: https://www.academia.edu/106892205/Book_review_of_Peter_Kwasniewski_True_Obedience_in_the_Church
Estimado, estoy tentado a afirmar que mucho más ideologizado que Kwasnievsky es el P. Henry DONNEAUD, conocido por su integrismo del Vaticano II y otros dislates por el estilo, como ha quedado demostrado en las contundentes respuestas que han recibido varios de sus artículos.
Ese artículo de Donneaud es muy interesante. Porque, de entrada, ¿quién diría que Kwasniewski parece incurrir en un error modernista? En realidad, supuesto que sea como usted dice, Wanderer, eso no invalida por sí mismo la crítica a Kwasniewski, a no ser que se incurra en un ad hominem. Es decir, un ideologizado puede perfectamente elaborar una crítica acertada a otro, sea este otro igual, más o menos ideologizado.
Anónimo, ¿en serio me está diciendo que para discernir lo ideologizado que está Kwasniewski, lea un reseña de un libro de Kwasniewski en lugar de directamente leer al mismo Kwasniewski, quien no sólo tiene ya unos cuantos libros publicados sino decenas de artículos en varias webs?
Y todo para decir que el Dr. Kwasniewski es «modernista», vaya que no lo he escuchado antes.
Estoy tentado de pensar que es usted «lefevbrista» o «lefevbriano» (es decir, un miembro de la FSSPX radicalizado más allá de la postura del mismo fundador Mons. Lefevbre).
Don Andrés:
Si supiera lo lejos que está Donneaud de la FSSPX, se daría cuenta de lo absurdo de su afirmación.
De todos modos, por las dudas, lo aclaro: no, no soy lefebrvriano y aborrezco de su cisma.
Por lo demás, no hace falta leer las obras completas de, pongamos por caso, Lutero, para apercibirse de sus errores. Le pido trate de ser más riguroso en sus comentarios…
El señor Andrés, por las dudas, les dice Lefebvrianos a cualquiera que diga algo que no le guste a él.
Es un tanto molesto tener que tolerar sus continuos comentarios agrediendo a unos y otros. Me sumo al pedido de más tino en sus comentarios
Yo estuve en una charla de Kwaniewski y me parece que si posición no ayuda. El tiene una especie de pensamiento: «Novus Ordo es cutre» y eso genera rechazo
No. Dije lo de los lefevbrianos porque no sería la primera vez que leo ese mismo tipo de crítica a Kwasniewski, y siempre viene por el mismo lado.
También porque Kwasniewski es cercano a «los traidores» como la FSSP y demás Ecclesia Dei. No sigamos por ahí.
Ahora, no se entiende pues que el anónimo ponga una reseña de un modernista para decir que Kwasniewski es modernista, y para el caso de Lutero que menciona, es obvio que en su caso no hace falta leer sus obras porque hay una condena formal de parte de la Santa Sede… así que, ¿qué tienen que ver los cánones con los rábanos?
Y al que no tolera mis comentarios, pues… qué quiere que haga. No los lea y listo.
Es tragicómica la reseña del anónimo que dice «yo estuve en una charla de Kwasniewski»… hombre, si eso entendió usted, o entendió muy poco o no lo pone en contexto. Repito, el autor en cuestión tiene centenas de artículos…
¿Y por qué tengo que estar defendiendo a Kwasniewski de acusaciones absurdas, y de paso a mí mismo, cuando no es el tema? Encima de anónimos que se comportan como verdaderos trolls, sin aportar absolutamente nada, ni una idea constructiva.
Satis.
Por lo que he leído de Kwasniewski sus pretensiones son insostenibles. No sólo critica la reforma litúrgica de San Pablo VI, sino también la de San Juan XXIII, la de Pío XII e incluso, la reforma del breviario romano de San Pío X. Su caso cae -mutatis mutandis- en la «insana arquelogía» de la que hablaba Pío XII.
Ciertamente que no cae en el arqueologismo denunciado por Pío XII. Los temas que usted plantea los discutimos largamente en este blog, y Kwasniewski tiene toda la razón en hacer esas críticas.
La reforma del breviario de San Pío X le «quitó las cosquillas» a la Iglesia, como se hace con los caballos antes de ser domados: fue la primera vez en toda su historia que un Papa se arrogó el derecho de reformar lo que venía de una tradición de más de 1600 años -y me refiero al orden de los salmos en el oficio-, corrigiendo de ese modo nada menos que a San Benito. Después, fue mucho más fácil que se aceptarán las reformas posteriores.
«no se entiende pues que el anónimo ponga una reseña de un modernista para decir que Kwasniewski es modernista».
Para entenderlo hay que leerla.
Quizá usted establece alguna misteriosa relación entre los cánones y los rábanos: no lo sé. Ahora bien, si fuera estrictamente necesaria la condena de la Iglesia para notar los errores de un sujeto, entonces los teólogos no podrían ponerse a juzgar sus escritos antes de que la Iglesia los condenara y S. Agustín, cuando se opuso con firmeza al pelagianismo, por poner un ejemplo, hizo mal. Y así otros varios grandes teólogos. Peregrina doctrina la suya.
Por lo demás, si usted mismo se pregunta sobre la oportunidad de sus comentarios apologéticos, pues eso ya es un avance: posiblemente no tienen sentido, en efecto, por su sinsentido.
Don Wanderer, cuando escribí que las pretensiones de Kwasniewski son insostenibles me refería a que no son realistas. Nadie en el Vaticano lo va a tomar en serio si lo que pretende es volver a la liturgia anterior a San Pío X. A duras penas algunos logran autorización para utilizar la liturgia con las rúbricas de San Juan XXIII.
Por otro lado, le pregunto a Ud. si tendría tiempo en su día para rezar el oficio completo según la forma anterior a San Pío X. Era un oficio pensado más bien para monjes (de ahí su referencia a San Benito), no para sacerdotes seculares, por ejemplo.
Y si tenemos que ir para atrás en las reformas ¿qué hacemos con las de Clemente VIII y Urbano VIII?
Hay que ponerse de acuerdo en una versión típica de la liturgia anterior a la del Vaticano II si se quiere cierta aceptación de Roma, y lo más práctico es atenerse a la última versión típica del Misal y del Breviario, que es la promulgada por Juan XXIII. Se pueden dar mil argumentos sobre por qué las versiones anteriores eran mejores pero ¿dónde detenerse? Es en ese sentido que dije –mutatis mutandis– que Kwasniewski caía en un «insano arquelogismo».
Anónimo del 25/09/25 8:15 hs.
Estimado, San Pío X podría haber hecho reformas sin dudas necesarias sin modificar la estructura del salterio. Bastaba reordenar el calendario y establecer nuevas normas. Lo que hizo -en realidad, lo hicieron los antecesores de Bugnini- fue revolucionario. Si le interesa el tema, le recomiendo la lectura del libro de Honoré Vinck, Pie X et les réformes liturgiques de 1911-1914 Psautier, bréviaire, calendrier, rubriques, Aschendorff, Münster, 2014. Se trata de un cura progre que hace una profunda y extensa investigación histórica y saca a la luz todas las matufias de los antecesores de Bugnini.
«corrigiendo de ese modo nada menos que a San Benito». ¿Acaso un Papa no puede alterar el Ordo establecido por S. Benito? ¡Pamplinas!
No, no puede. San Benito recoge en su Regla la Tradición en el modo de recitar el salterio, y los Papas no son dueños de la Tradición. Sos sus custodios.
¡Cómo cansa Andrés Battistella con sus peroratas contra la FSSPX!
Muchos de los temas que son debatidos en este blog, no lo serían en absoluto si no fuera porque el obispo Marcel Lefebvre prendió la mecha al debate. Nos guste o no nos guste Lefebvre y su fraternidad, hay que reconocerle eso al menos.
Aclaro para Andrés Battistella: no pertenezco ni simpatizo con la FSSPX. No tengo nada que ver con ellos ni los defiendo ni comparto todas sus posturas. Pero hacerse el defensor orthodoxiae ahora es más fácil. No lo era cuando Lefebvre se jugó el pellejo por ello.
¡Cómo cansan los anónimos que se cansan!
Yo seré latoso y obsesionado (contra la FSSPX o también el Opus, por ejemplo), pero al menos pongo mi firma a lo que digo, o sea me hago cargo. No como los trolls.
Pero venga, cansa que se critique a la FSSPX (incluso cuando no la critico, como ahora), pero aparentemente no cansa que se critique a uno, un par, o varios Papas, o que se critique a los jesuitas, o se critique la crítica, o que se critique cualquier otra cosa.
Ah, pero entonces dirán que «sólo están diciendo las cosas como son». Pues yo también. Y si no les gusta no es mi problema.
Me parece que los obsesos son otros.
¿Desde cuándo Mons. Lefevbre es el más sabio de los santos y el más santo de los sabios? ¿Desde cuándo la FSSPX es infalible e inmarcesible?
Parece que podemos encontrarle el pelo a todos los huevos, menos al que lleva pintado «FSSPX».
A hacérselo ver, como dicen los españoles.
Estimado Wanderer, respecto al último punto, es interesante tener en mente que esta entrevista tuvo lugar antes de la audiencia del Papa con el cardenal Burke (y la reciente con el Card. Sarah) que resultó en el permiso para volver a celebrar en San Pedro.
Agustín
“Yo, por el momento, no tengo la intención de cambiar la enseñanza de la Iglesia sobre el tema” dice el Papa. Pese a los malabarismos lógico-matemáticos que hace Wanderer, la frase del Papa hace mucho ruido. Primero, porque «por el momento» quiere decir exactamente eso: «por el momento». Y segundo, porque implica que la enseñanza de la Iglesia sobre ese tema podría ser cambiada por algún Papa, cuando en realidad no es así. El Papa no tiene ni tendrá jamás la autoridad para permitir la ordenación de diaconisas, simplemente porque eso sería tirar por la borda la tradición bimilenaria de la Iglesia.
Estimado, que algo haya estado vigente en la Iglesia durante dos mil años no es de suyo argumento para sostener que pertenece al depósito de la fe. En efecto, podría tratarse de una tradición meramente humana, incluso apostólica, pero no divina. En ese caso, nada obstaría en sí mismo a que se cambiara.
Anónimo de 24-ix a las 9:50:
Pues es una pena que considere «malabarismos lógicos» lo expuesto en la entrada. Precisamente son el recurso más idóneo con el que contamos para no incurrir en la interpretación ilegítima en la que ha caido usted. En lenguaje natural se lo digo: la expresión «por el momento no», no significa que «en otro momento sí», ni que «la enseñanza de la Iglesia podría ser cambiada» alguna vez. Es una mera descripción positiva en presente, no una demarcación axiológica de lo que ocurrirá después, ni siquiera en carácter condicional. Es una pena que se requiera una sólida educación lógica para comprenderlo, pero bueno, ahí lo tenemos a Vd. extrayendo conclusiones como todo un (mal) lógico.
Los anglosajones son empíricos, vale decir, no pronostican lo que debe hacerse en el futuro por vía deductiva y silogismo práctico. A nosotros, educados en la escolástica, eso nos chirría por costumbre. Pero no se preocupe: no es una negación de las afirmaciones categóricas que seguramente le gustaría oír. Simplemente es una vía distinta.
Deje que el artesano haga su obra. Son buenos los primeros trazos.
G. Marivs
A ver, G. Marivs, ¿está usted casado? ¿Qué tal si le dice a su mujer: «Querida, por el momento no tengo la intención de engañarte cometiendo adulterio»? ¿Y si le dice «me parece muy improbable, ciertamente en un futuro cercano, que te engañe y cometa adulterio»? Vamos, pruébelo, a ver qué le dice. En fin, déjese de sonseras.
Anónimo de 14:02:
Me hace reír que haya puesto ese caso, porque sí, efectivamente lo haría.Como sabrá, el humor es una fuerza bastante extraña y difícilmente cabe en racionalizaciones. Pero, independientemente de mí, creo que sirve el caso para lo de León. Es decir: el interlocutor al que se dirije el mensaje no somos Vd. o yo, presuntos católicos. Son unos delirantes para con los cuales la comunicación no sirve que sea directa, clara y distinta. Y antes que diga nada de dejarlos estar, desafortunadamente debo alegar dos motivos por los cuales eso no es posible: (1) alguno de ellos puede ser traído nuevamente a la grey; (2) si se los hace enojar demasiado, eso puede tener repercusiones negativas para la Iglesia. Es una cuestión prudencial, guste más o mé.
No se exalte sin motivo, estimado. Quédese tranquilo. Y le aconsejo este mismo buen humor, que tanta falta hace.
G. Marivs
No, G. Marivs. La entrevista está como para que la lea cualquiera. ¿Y acaso el Papa no lo sabía? En fin, usted mismo me da la razón, al tomarse mi proposición con sentido del humor: un Papa, en efecto, no está para hacer bromas con la doctrina.
Manda uebos, anónimo. Allá usted con lo que espere y pretenda. Dormirá infeliz porque no tendrá pronunciamiento solemne ni categórico ni definitivo ni por los siglos de los siglos… por ahora. Lo bueno es que tiene el catecismo y toda la doctrina perenne que quiera publicada en internet. Enhorabuena, ¿a que sí? Restauraremos la cristiandad.
Confieso que no entenderé nunca la insistencia papolófila de tantos católicos. Es como si todo girara alrededor de sentencias y declaraciones, no salimos de esta encerrona estéril. No lo ataco. Solo digo que me parece una pérdida de tiempo perjudicial contra uno mismo el hecho de ponerle tanta atención a lo que haga o diga (o deje de decir, o cómo lo diga, por el amor de Dios) el Papa —o cualquiera— en una entrevista, como si eso cambiara algo. Prefiero quedarme con lo bueno, que después de años infaustos por fin lo hay un poco, y eso no es poco. Mala sangre se haga cada quién con lo que su fantasía le demande.
G. Marivs
Don Wanderer. Veo con perplejidad que en el seno de la Iglesia y procedente de ambos lados de la «grieta» una reacción similar a la que vimos en Argentina con los llamados «arrepentidos de Milei» que aparecieron ni bien este último ganó la elección en 2023, pero en relación a León XIV. Ya sabemos que aquellos de arrepentidos tenían lo mismo que yo de marciano. Entonces de pronto vemos en diarios católicos, cuentas en X, en Reddit, , incluso comentarios en este blog, etc. una cantidad importante de comentarios de personas supuestamente desilusionadas con el pontificado actual, cuando este no lleva ni seis meses. De pronto León XIV es peor que ningún Papa anterior, es la reencarnación de Francisco, la Iglesia está pedida, etc. No puedo dejar de pensar que hay ciertos elementos en la Iglesia que tienen trolls (y por qué no periodistas ensobrados) destinados a influir la opinión pública contra el Papa de manera negativa. No niego que también haya gente de buena fe, pero pocas entendederas realizando en ese tipo de apreciaciones también. Lo cierto es que este pontificado es una brisa de aire fresco luego del infierno que en muchos sentidos fue el pontificado del Difunto. Por otro lado León aún está llegando. Dado los tiempos que maneja la Iglesia podríamos considerar que está recién desempacando las maletas. Solo hay que esperar y orar un montón por Él.
Parte, me parece, es que hay algunos que se hicieron un público (y en el caso del mundo anglosajón, un sueldito) a base de ser la oposición militante a Francisco, y si León no les da leña para la controversia, se les acaba el negocio y hay que tratar de mantener a la audiencia.
Parte, también me parece, es lo típico de la respuesta al trauma. Las personas que sufren situaciones de abuso, o un intento de homicidio o violación, tienden a crear mecanismos psicológicos de autodefensa que pasan por obtener la sensación/seguridad de que uno tiene control de las situaciones. En ese sentido, insistir que León es lo mismo que Francisco o peor y semejantes puede ser una manera de retener control de la situación: no estoy frente a algo desconocido, el papa no me puede decepcionar si de entrada asumo y pienso lo peor de él, etc, etc.
También puede haber un elemento de inmediatismo. Hoy vivimos tanto cobrando al grito y olvidando hoy lo que pasó ayer por cómo funcionan los ciclos de las redes sociales y las noticias, que se pierde sentido de perspectiva. O simplemente crispación nerviosa.
Gracias por sus consideraciones sobre la entrevista. La verdad, ésta me había dejado perpleja, tironeada entre dos impresiones. Porque por un lado, quiero conservar la esperanza que me han dado no pocas de las intervenciones de León XIV y algunas de las afirmaciones de la entrevista, pero por otro, el formato entrevista, las aproximaciones en algunas formulaciones (inherentes a una conversación), me dieron mala espina. Sumado a algunos hechos (como recibir a los Martin y Cia., fotos publicadas y explotadas hábilmente por los «beneficiarios»). Que los reciba, pero sin fotos sonrientes ni publicaciones.
Lo que sí, mi único contacto con la lógica fue en el lejano quinto año del secundario y fue lógica clásica. Acá me parece que es la simbólica -o formal como la llaman un comentarista y usted- y desde luego, no entendí nada. Tal vez si recurriera a la otra lógica, la clásica, para los lectores que formamos parte del vulgo, sería más clara su demostración (para nosotros). Porque yo me perdí el meollo de su explicación sobre «por el momento». En fin, si es sólo por mí, puede dejarlo. Pero si piensa que hay otros lectores que estén en mi caso -y pienso que deben de ser unos cuantos- le agradeceré que lo explique de otro modo.
Une lectrice lambda del vulgum pecus
Me mató la lógica! No entendí nada!
Ante el plan anunciado por L14 de dar audiencia a los partidarios de la liturgia tradicional, hay que mencionar como antecedente, y de mucho más alcance, el coloquio doctrinal convocado en 2011 por B16 entre teólogos de la Santa Sede y representantes de la FSSPX, donde estos pudieron exponer prolijamente los puntos que impugnan del CVII y del magisterio posconciliar, incluida la reforma de la misa. Aquello fue un momento de verdadera escucha, del que se guardaron actas y grabaciones sobre las que habrá que volver sin duda cuando la Iglesia quiera sanar y restañar las terribles heridas que siguen desangrando el Cuerpo Místico de Cristo.
Tiene razón, y lo consideré al momento de escribir el artículo. Sin embargo, hasta donde yo sé, el encuentro se produjo entre teólogos de Doctrina de la Fe y de la FSSPX. No hubo encuentro «sinodal» con el Papa Benedicto.
«Yo, por el momento, no tengo la intención de cambiar la enseñanza de la Iglesia sobre la Santísima Trinidad o la divinidad de Jesucristo«.
El Sumo Pontífice está para confirmar en la fe, no para hacer, en el mejor de los casos, marear la perdiz haciendo acrobacias lingüísticas y lógicas…
Además, se puede decir no poco con una frase lógicamente intachable, según el contexto. «¿Te gusta esa pintura?». «El marco es muy bonito…».
Augustinus
∀t’ (t’ = t → ¬I(y, C, t’)). ¿Mande? Es imponente la fascinación que los lenguajes «marcianos» o «robóticos» ejercen sobre los académicos «de letras»: un gremio lastrado por el complejo de no haber podido cursar bachillerato de ciencias por la dificultad con las «mates». Montones de «papers» de ciencias sociales que a menudo tengo que leer están plagados de ese prurito ridículo de cuantitativismo y lenguaje no natural. Pero no esperaba encontrar aquí, en el Wanderer, un ejemplo tan paladino de ese esnobismo. Saludos.
Estimado, detesto la lógica formal, y estoy de acuerdo con usted en lo que dice acerca del complejo que tienen no sólo las ciencias sociales sino también las humanidades de no ser propiamente ciencias, y por eso mismo tratan de cuantificarse a como dé lugar. Pero todo esto no implica que, en ocasiones, la lógica formal pueda prestar un servicio para esclacer el lenguaje.
Estimado Anónimo: pida un aumento de sueldo por la insalubre tarea de leer papers, use esta fórmula
Si x+x+x+xn ⇒$n
Totalmente de acuerdo. Mueve a risa la fascinación que algunos practicantes de las llamadas «ciencias sociales», encuentran en poner en notación matemática textos, que aunque sean claros, producen confusas ecuaciones que luego ni usan para mayor análisis, y menos para derivar consecuencias ó conclusiones matemáticamente correctas.
Puede haber esnobismo, pero yo pienso que son intentos fallidos de dar carácter científico – medición, experimentación, hipótesis, etc. – a materias que no se prestan al rigor de la ciencia.
Yo creo que esto solo puede ir a mejor
Usted no sabe hasta dónde puede llegar el silencio de Dios.
Cómo alguien puede juzgar publicamente que otro hermano (sacerdote, obispo, Pedro) no es catolico y despues tener su conciencia tranquila? Que nivel de deformacion de la conciencia (o pura vileza) puede haber detras se esos juicios? Como juzgais, sereis juzgados.
Estimado, de lo que no se puede juzgar es del fuero interno. Pero de lo que se dice y se publica ciertamente se puede juzgar. Si no fuera ese el caso, jamás la Iglesia habría condenado a Lutero o a Arrio, por ejemplo.
Si alguien niega con sus palabras el Credo, no es católica. Es así de sencillo.