por Eck

¿Qué padre, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 

¿Si pide pescado, en lugar de pescado le dará una serpiente?

¿O si pide un huevo, le dará un escorpión? 

(Lc. XI, 11-12)

Con gran tristeza y pesar tenemos la obligación de escribir este artículo. Una de las mayores cruces de la Iglesia en nuestros días es la visión de cómo la jerarquía, pastores instituidos por Dios para la custodia de la fe y del pueblo cristiano, se comporta como verdaderos tiranos y déspotas ante las peticiones de sus hijos. ¿Qué clase de padres son estos que, en vez del pan del ejemplo, dan piedras de escándalo?¿Qué clase de padres son estos que en lugar de alimentarlos y cuidarlos con el pez de la misericordia, los envenenan con sus ataques y odios con las serpientes de la impiedad?¿Qué clase de padres son estos que, ante la petición de sus hijos de mantener sus ritos y su comunidad, trabajan en su destrucción y exterminio? Nuestro Señor se lo preguntó a los fariseos, sus grandes enemigos,  para mostrarles el verdadero rostro de Dios: Si pues vosotros, aunque malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos…Si los los propios malvados son puestos como ejemplo de la bondad del Creador para con sus hijos, ¿qué hubiera dicho Jesucristo de aquellos que maltratan así a sus criaturas? Más le valdría que le suspendiesen una piedra de molino alrededor del cuello, y lo echasen al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños (Lc. XVII, 2). 

No son pastores que siguen al gran Pastor en vida y obras, que conoce a sus ovejas y las suyas le conocen a él y que da su vida por ellas (Jn. X, 14), sino mercenarios, que sólo buscan su proprio beneficio y huyen a la más mínima ocasión de peligro o fastidio (Jn. X, 11-13). ¡Ójala fueran sólo asalariados! Cuidarían a sus ovejas por egoísmo pero lo harían. Peor aún, son ladrones, que no vienen sino para hurtar y para matar y para destruir impidiendo que tengan vida y para que la tengan en más abundancia  (Jn. X, 7-10) por la gracia dada por Dios en sus sacramentos.

Comparaciones odiosas

Es una vieja fábula, un antiguo cuentecillo, de aquellos  que contaban los abuelos a sus nietos y que reflejan la sabiduría de los mayores, la experiencia de los antepasados. Érase una vez una ovejita perdida por esos montes de Dios buscando refugio y abrigo cuando se encontró con un pastor. Éste vio la oportunidad de aumentar su rebaño y, aprovechando la ocasión que le deparaba el destino, la invitó a su majada con la intención de que se quedara para siempre. Para ello la regalaba, le daba el mejor alimento, el agua más clara, la sal más blanca y el mejor lecho, el más mullido y más blando, la cuidaba con el mejor trato pero lo hacía a costa de los demás miembros de su grey, preteridas, olvidadas y maltratadas. Como es sabido, las buenas ovejitas son inocentonas y no se enteran de nada, o eso creía el pastor… hasta que le hizo la gran pregunta: “¿Quieres quedarte con nosotros para siempre?” A lo que la buena ovejita contesto sin vacilar: “No, nunca, jamás”. “Pero ¿no te he cuidado a cuerpo de rey, no te he dado lo mejor, no te he tratado bien?”, contestó el pastor con sorpresa, “¿qué más quieres?” “Si, y te lo agradezco, pero he visto que los ha hecho a costa del resto de tu rebaño. Quién me dice a mi, si me quedo, que cuando venga otra oveja perdida, no me tratarás tan mal como tratas a lo tuyos por tus ansias de ganancia”. Y se fue de vuelta al monte.

Como la ovejita del cuento, esto pueden pensar los miembro de la parroquia ortodoxa ucraniana del Santo Principe isoapóstol Volodymyr al ver el distinto trato que les da la Iglesia católica de Madrid a sus compatriotas de nacionalidad, lengua y rito. Ellos están en la parroquia católica de Santa María del Silencio. Los grecocatólicos en Nª.Sª. de la Piedad. Unos entre Nuevos Ministerios y Cuatro Caminos, en pleno centro de Madrid, otros entre Portazgo y Buenos Aires, en plenos términos de Madrid. A unos se les dan todas las facilidades, las buenas palabras e invitaciones; a otros dificultades, maltrato y expulsiones. Huele a trampa, a truco, a treta. Como la ovejita del cuento, los ortodoxos pueden pensar en que una vez acepten entrar en el redil, se cerrará la portezuela y…cambiará el cuento totalmente. De hecho lo pensaron y lo piensan desde hace ya más de un siglo: «Los latinos jamás permitirán la igualdad ni una posición igualitaria para los orientales; siempre los relegarán a un segundo plano, no les permitirán el acceso más allá de los pasillos. Nosotros, los ortodoxos, tenemos la impresión de que Roma quiere subyugarnos, humillarnos y, por supuesto, el ejemplo del clero polaco nos convence de ello y lo justifica».Y el ejemplo del vicario del ordinariato en Madrid patentiza a las claras que no es tan errada esta creencia…dando todas las facilidades a los de fuera, sonrisas y buenas palabras, para los de dentro, como cambia el cuento, patadas, ira y desprecios.

Un testimonio revelador

Prueba de ello lo tenemos en un comentario que nos devela al personaje y su obra y que procede de la propia comunidad grecocatólica ucraniana a las claras por el estilo con que esta redactado. La reunión descrita por este testigo debió ser digna de Amanece que no es poco o de la obra cumbre del teatro del absurdo debido a la infundada creencia de que el maltrato vicarial nos lo ha revelado la propia comunidad ucraniana cuando estos no nos conocen en absoluto:

Muy Buenos días señor elwanderer. Quiero decir que nos hemos enterado de su artículo y su blog por el mismo vicario don Andrés Martínez Esteban, quién ayer reunió a representantes de la comunidad ucraniana grecocatólica en Madrid precisamente hablando de su artículo. La verdad que sólo mencionó el nombre del blog acusándonos de escribirlo o ayudarle escribirlo. Como no sabíamos nada, poniendo en Google «wanderer» apareció su artículo. A Don Andrés no le gustó la palabra»exterminio » y se puso muy furioso. En lugar de escuchar nuestras peticiones y súplicas de encontrar una iglesia con mejor ubicación nos amenazó diciendo “o la aceptación o vais a buscar la vida” (exactamente utilizó está expresión). Un vicario que desde 2016 en su desempeño como vicario del ordinariato de las iglesias católicas de rito bizantino (y desde hace poco el vicario general) no ha movido un dedo para desarrollar y preocuparse de sus fieles de rito bizantino (todas las comunidades ucranianos en otras provincias como Alcalá de Henares, Toledo y Getafe ya habían funcionado antes de su designación en 2016) y después de los argumentos que la comunidad ucraniana a dos semanas de su traslado ya ha perdido casi el 60% de feligreses, no le sirven para nada… Ahora nos pone entre dos paredes: aceptación del traslado o vais a buscar la vida…. Creemos qué el siguiente paso será usar las represalias a sus súbditos….”

Trampa saducea de Landrusca el Exterminador

No contento en su furia de ladrón de ovejas pillado in fraganti, ahora el vicario Andrés Martínez Esteban con maquiavélica mezquindad de baja estofa les ha propuesto dos formas de exterminio de la comunidad para ver si se dividen y se matan entre sí. 

La primera retoma la etimología de exterminio, llevar a los limites de la comunidad (ex-terminis), expulsarles para que se mueran por consunción y desvalimiento pero sin que se note demasiado. Les da el Centro Pastoral N. S. de la Paz en Puente de Vallecas, casi en la frontera de Madrid, donde podrán hacer lo que quieran… para lo que les va a servir, si la mayoría de los fieles de Madrid no podrán acudir fácilmente por su lejanía, y los más cercanos tienen la capilla del obispado de Getafe más cerca. Podría haberla llevado a la zona oeste o norte de la corona metropolitana, pero no, ahí no, que están las parroquias más ricas y peleadas, y no vayan estos a engolfarse con el rito bizantino y la fastidiemos…

La segunda es estar en la parroquia de S. Teresa y S. Isabel, en metro Iglesia, en pleno centro de Madrid. ¡Ay, amigo, pero ya viene Tito Landrusca con la rebaja! Dos Divinas Liturgias los domingos y pare de contar. Tendrán que llevar todos los aparejos, nada de reunirse allí, todas las fiestas han de pasarse al domingo, nada de Semana Santa, Pascua, Pentecostés ni Navidad, nada de funerales ni bodas ni bautizos, etc. etc.

Es decir: O parroquia sin fieles o fieles sin parroquia. O muerte lenta o muerte rápida. Resultado: exterminio. Landrusca el Exterminador, Landrusca el Destructor de Comunidades Orientales.

Por tus propias palabras te juzgo (Lc XIX, 22)

-¿Que nos muestra este caso de la calidad de estas gentes perseguidas?

“Ahora, los recientes acontecimientos han hecho que descubramos a un pueblo marcado por el dolor y la esperanza.(…) Este pasado ha hecho que dicho pueblo se caracterice por un gran sufrimiento y por una gran fe que, en no pocas circunstancias, se ha puesto a prueba.”(https://alfayomega.es/dolor-y-esperanza-en-el-epicentro-de-la-guerra/) 

-Frente a estas amenazas ¿no es más fácil rendirse, claudicar, callarse, no complicarse la vida y no lo justificaba el temor a perder lo poco conservado?

“Todo podía ser muy fácil. ¡¿De verdad todo podía ser muy fácil?! No hacía falta complicarse la vida. ¿Quién hubiera reprochado a aquellos hombres y mujeres haber cedido a las presiones? Es más, incluso había motivos más que justificados, al menos en apariencia, para claudicar”.(https://alfayomega.es/libertad-y-misericordia-la-persecucion-religiosa-en-rumania/) 

-¿Por qué este empecinamiento en conservar su rito en libertad?

Porque “La Iglesia es mi casa. Aquí uno descubre que no vive la fe en solitario, sino que pertenece a una familia, a un cuerpo y a un pueblo. Y que aquello que cree, vive y celebra no se lo ha inventado, sino que lo ha recibido de sus padres, y de todos aquellos que creyeron, vivieron y celebraron la fe antes que él.” (https://www.religionenlibertad.com/blogs/cine-para-catolicos/130712/como-en-casa_22863.html) Por que “cada vez que celebramos la Divina Liturgia, como se denomina a la celebración eucarística en el rito bizantino, hacemos memoria de Aquel que se entregó por nosotros y confesamos nuestra fe en Jesucristo, Príncipe de la paz, porque Él ha reconciliado a los hombres entre sí y con su muerte en la cruz ha destruido el muro del odio que nos separaba. Y así, en comunión con Cristo, podemos unir nuestros corazones y elevar nuestras oraciones.”

(https://alfayomega.es/defender-la-esperanza-construir-la-paz/) 

-¿Qué quería ver la comunidad ucraniana en su vicario? 

“Un padre que ama profundamente a su pueblo y sufre por él (…) una persona con una fuerte experiencia de Dios y un gran amor por la Iglesia.” (https://alfayomega.es/dolor-y-esperanza-en-el-epicentro-de-la-guerra/)

-¿Por qué todos los católicos debemos preocuparnos de esta comunidad y de otras en la misma situación a pesar de no ser de nuestro rito?

“La Iglesia es un Cuerpo. Si un miembro sufre, todos sufren con él. Y es precisamente esta unión, comunión en el Cuerpo de Cristo, lo que nos hace solidarios en el dolor. Se podría decir que nos hace una sola carne, porque al participar de la misma comunión, tengo que salir de mi aislamiento. Paso de un ‘yo’ a un ‘nosotros’”. 

(https://www.religionenlibertad.com/blogs/cine-para-catolicos/130727/solidaridad-en-el-dolor_24284.html)

-Finalmente, ¿Por que debemos denunciarlo públicamente el caso y sus autores a pesar de parecer que no respetamos a la jerarquía, que la desairamos?

“Si de verdad nos creyéramos aquellos de ser sal y luz del mundo, otro gallo nos cantaría. Si no nos dejáramos llevar, tantas veces, por los respetos humanos, por el qué dirán, qué pensaran… Es cierto que la verdad no se impone, se propone, pero hay que proponerla. Ocasiones hay muchas. En cualquier momento, en cualquier lugar.” (https://www.religionenlibertad.com/blogs/cine-para-catolicos/140207/en-cualquier-momento-y-en -cualquier-lugar_24763.html)

Conclusión

Muchos nos podrán preguntar por qué nos ocupamos de este caso, habiendo tantas injusticias con los nuestros y en apariencia más grandes. Había muchas viudas en Israel (…) Y hubo hambre grande en toda la tierra, mas a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino  a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón (Lc. IV, 25-26) Fue una injusticia con la que nos encontramos delante, la que Dios, que tiene otras balanzas, quiere que combatamos. Las que afectan al prójimo, al verdaderamente próximo a nosotros. Una de las señales más fuertes de la gravedad del mal que corroe la Iglesia es la falta de justicia, y ya nos avisaba Cristo de que por el aumento de la injusticia (anomian), la caridad de muchos se enfriará (Mt. XXIV, 12). Donde no hay justicia no se puede ejercer la misericordia ni el amor, puesto que si no se da lo justo, no se puede dar más de lo justo ni infinitamente. Para el Apóstol de los Gentiles este aumento de la injusticia es señal del reinado diabólico del Anticristo puesto que le llama el Inicuo, el Injusto, el Sin Ley (el Anómos), que se manifestará cuando llegue a su colmo (II Tes. II, 8). 

Si queremos que la Iglesia recupere su gloria, debemos empezar a propagar un espíritu de justicia, de santidad —en hebreo son lo mismo—, comenzando por no callar la verdad, denunciar la mentira y oponernos a la injusticia con justicia y misericordia con lo que tenemos delante y a mano pues es esa es la labor, pequeña o grande, que nos pone el Señor. Y sobre todo con la que hay dentro de nosotros mismos. 

Por eso, ruego y suplico al vicario D. Andrés Martínez Esteban que reconsidere sus hechos y decisiones; si le hemos atacado tan fuertemente es para que vea la enormidad de sus acciones y cambien de camino como medida última, desesperada y agónica ya que otras se han visto inútiles para tal propósito.. 

Quiera Dios que así sea.